El karma determina que si un hombre perjudica a otro deberá pagar la deuda que contrajo. Perjudicador y perjudicado quedan ligados por el karma, y volverán a encontrarse aunque transcurran muchas vidas entre la contracción de la deuda y el momento de saldarla. Pero también se liga el amor; amante y amada volverán a encontrarse para ayudarse mutuamente a lograr más noble vivir. El individuo contrae lazos kármicos con la esposa, hijos y padres; con amigos y enemigos y con su país en conjunto. Existe un karma entre individuos,e igualmente un karma colectivo de la nación en conjunto, en el bien o en el mal que haya obrado respecto de otras naciones.
El individuo renace vida tras vida; siembra, cosecha y vuelve a sembrar pensamientos buenos y malos, buenas y malas emociones, buenas y malas acciones. Pero también renacen las colectividades. Una nación que deja de existir no se esfuma como ligera niebla; siglos más tarde aquella nación renace en otra raza o pueblo, pero compuesta de las mismas almas que en un tiempo crearon lazos kármicos entre sí y con la nación en conjunto, pues los individuos no efectúan aislados el gran viaje, sino por grupos. Felices quienes pueden tener siempre cerca a los que aman y mantener a distancia a los que odian, mientras todos, amigos y enemigos, caminamos en marcha ascendente hacia la realización de nuestra divinidad.
Siempre se hará justicia, aunque los efectos del Karma tarden siglos en manifestarse.
fragmentos de NUEVA HUMANIDAD de LA INTUICIÓN
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