Dos aspectos tienen las cosas de este Universo de materia diferenciada: el luminoso y el oscuro. Estos dos aspectos nos conducen, en su aplicación práctica, al uso y al abuso respectivamente. Todo hombre puede llegar a ser botánico sin aparente perjuicio del prójimo; y muchos químicos expertos en la ciencia, saben que hay sustancias que igualmente pueden curar que matar. Doble aplicación tienen todos los ingredientes y todas las ponzoñas, desde la inofensiva cera hasta el mortífero ácido prúsico, y desde la saliva de un niño hasta la de la serpiente cobra. Esto lo saben, por lo menos teóricamente, los mismos bisoños en medicina; pero ¿qué químico moderno ha descubierto el “aspecto tenebroso” de las sustancias animales, vegetales o minerales, reservado a los ocultistas? ¿Quién pudo penetrar el arcano de la íntima esencia de las cosas y sus primarias correlaciones? Este conocimiento sólo da a un ocultista la categoría de genuino Iniciado práctico, ya se convierta en un “Hermano de la Luz” o en un “Hermano de las Tinieblas”. La esencia de aquel sutilísimo e imperceptible veneno, el más activo de todos, que entraba en la composición de los tóxicos confeccionados por los Médicis y Borgias, puede curar o matar a cualquier hombre si quien lo maneja está verdaderamente en la gradación septenaria de su potencialidad en cada uno de los planos accesibles al hombre terreno; y el resultado dependerá, naturalmente, de que el operador sea un Hermano de la Luz o un Hermano de la Sombra. El karma individual o colectivo impide a los hermanos de la luz realizar todo el bien que podrían; el colectivo esfuerzo de las “Piedras” de la “Muralla protectora de la Humanidad” no deja que los“Hermanos de las Tinieblas” acaben su nefasta obra.
...todo está contenido en la misma y única Esencia universal, cuyos contrarios efectos dependen de su grado de diferenciación y de sus diversas correlaciones.
El aspecto luminoso de esta esencia produce vida, salud, dicha y divina paz; el aspecto tenebroso produce turbación, tristeza, enfermedad y muerte. Así lo demuestra el conocimiento de la naturaleza de los más activos venenos; pues algunos no dañan al organismo en fuertes dosis, mientras que un miligramo puede matar con la rapidez del rayo. Por otra parte, la misma dosis será saludable en combinación con otra sustancia. Siete son los grados diferenciales, como también los planos de su acción, y cada grado tendrá benéficos o maléficos efectos, según el sistema en que se opere. Los peritos en estas gradaciones se hallan ya en el camino real del adeptado práctico; pero la enorme mayoría de “mentalistas”, “curanderos”, “cristianos científicos”, etc., operan al acaso y se exponen a deplorables resultados, tanto en sí mismos como en los demás. Estimuladas todas estas nuevas sectas por el ejemplo de los yoguis indos, de cuyas prácticas oyeron hablar sin ocasión de estudiarlas, se han precipitado con los ojos cerrados, temerariamente y sin guía alguna, en la práctica de negar y afirmar, con lo que han producido más mal que bien. Algunos han tenido éxito, gracias a sus innatas facultades magnéticas y saludables, que muy frecuentemente contrarrestan lo que de otro modo los conduciría al mal."
Doctrina Secreta -fragmentos
H.P. Blavatsky
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