H.P.B. ha declarado que ‹el verdadero color del Sol es azul› (NOTA: Instrucción, N º II. de la E.S. [Nota al pie en la pág. 548]. FINAL NOTA), ya que su aura vital es de color azul. El sol real, en el mismo sentido que el aura vital de un ser humano, es el hombre real, sin embargo en el hombre real, el núcleo esencial es la fuente espiritual de su aura, simplemente vital. No sería correcto decir que el aura vital del sol es el sol interior, pues no es más que uno de los abrigos o capas de su huevo áurico, y de ninguna manera es una de las más interiores. La fuerza de color azul que se habla es el aura vital del sol entremezclada, en cierta medida, con la energía intelectual y espiritual, que fluye desde el Sol de forma continua y en todas las direcciones. El sol está constantemente derramando esa energía azul en un volumen, simplemente incalculable.» Otros soles tienen otros colores, que son las expresiones de sus swabhvas complejos. Del mismo modo, podemos escuchar los sonidos que los diferentes cuerpos celestes hacen de su expresión natural, nos daríamos cuenta de que cada sol, cada estrella, cada planetoide, tiene su principal característica. Nuestros científicos que ya son capaces de ‹oír› ciertas estrellas, es decir, transformar la luz proveniente de una luminaria en particular en sonido (NOTA: CF. Las Cartas de los Maestros, pág. 170. [Página 166 en 3 ª ed.]. FINAL NOTA). Curiosamente, cuando los rayos de la luna iluminaba a la célula fotoeléctrica utilizada en estos experimentos, envió gemidos, a partir del tañido de campanas grandes, pero cuando la luz de la brillante estrella Arturo brilló, emitía sonidos brillantes y centelleantes. Si pudiéramos conocer el esquema de la correspondencia de colores, sonidos y números, seríamos capaces de juzgar las cualidades de un sol o una estrella: por ejemplo, de color azul oscuro que significaría un sol intelectual, de color amarillo, un sol buddhi.» La dificultad en tratar de determinar a qué rayo o clase específica de cualquier sol particular puede pertenecer, por su color, es que nuestra atmósfera afecta a los colores en gran manera, así como otras cosas que nos vienen de los cuerpos celestes. La atmósfera aérea que rodea nuestra tierra es un transformador notable, y un disolvente, en cierta medida. Nuestra atmósfera es un transmutador así como un transmisor. No se deforma y, de hecho cambia la luz –y por lo tanto el sonido–, que nos viene de los cuerpos planetarios y solares. La observación espectroscópica no es tan fiable como hasta ahora se ha supuesto.»Todos los colores del espectro solar se originan en el sol y están representados en nuestra tierra en forma de luz, en forma de fuerzas –las fuerzas en el sol, todos los colores de los cuales cuando salen son un swabhva distinto o energía individual, o Logos Solar. El sol es el vehículo de una divinidad, cualquiera que sea, fluye y está arraigada en lo divino. Hay siete (o doce) fuerzas solares de los elementos o principios, y por lo tanto, los siete (o doce) swabhvas que componen la gran swabhva del sol. A partir de estas individualidades solares, los poderes, fuerzas menores logoi, arroyos de flujo de fondo de energía, junto a la luz que recibimos la luz del día, la luz blanca. Este rayo solar pasa a través de un prisma, que se divide en los colores que lo componen. Estos siete rayos del espectro son los siete flujos de aura de vitalidad del corazón solar, y estas energías sw-bh-vi-cas, se combinan para hacer la luz tal como lo percibimos. Ninguno de los colores en esencia es superior a cualquiera de los otros. Pero en el plano de la existencia material, y teniendo en cuenta el trabajo de cada uno de los efluvios del sol, en esta escala de la materia, estamos obligados a hacer distinciones y decir que Atman es incoloro. "
Fragmentos de Comentarios a la Doctrina Secreta
H.P. Blavatsky
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