"Los Angeles del Renacimiento se acercan, y a su llamada, los Señores de cada grupo vegetal o animal responden, según les alcanzan las vibraciones; pues has de saber que no todas estas -digamos- mentes rectoras de las distintas especies están en un mismo plano vibratorio, sino que tienen conciencia en estados muy diversos y en casos verdaderamente diferentes.
Te dije muchas veces que nosotros, por más evolucionados que seamos, no podemos conocer el valor absoluto de las cosas, sino el relativo. Desde el momento en que existimos, en que estamos encuadrados en un determinado estado de conciencia, por fuerza tendrá que existir también algo fuera de nosotros, y fatalmente, para juzgar ese "algo", estableceremos comparaciones. No lo juzgaremos en sí, sino en relación a otro u otros elementos. Medita esto sin apresurarte, y verás que de tal manera sólo podemos llegar a resultantes relativas, jamás absolutas….
Bueno es refrenar el desprecio por quienes, en verdad o no, estén algún escalón por debajo del nuestro, y mucho menos dejarse guiar por las apariencias engañosas.
En las rutas superiores por las que pretendes encaminarte, el perdón no existe, porque reina la justicia…. Ningún mal físico hiciste, ninguna sanción física tendrás; pero la vida no se descubrirá ante ti hasta que aprendas a discernir rectamente y ames sin límites necios y falsos….
Recuerda entonces, el eterno ritmo universal por el que todo lo que nace, muere y vuelve a renacer. Observa que hay entonces tres poderes: uno del cual salen o emanan las cosas en esencia y al cual han de volver en esencia, más allá del comienzo y el fin. Otro que toma la esencia y la formaliza, creando barreras ilusorias que cristalizan esa esencia en "presencias". Estas presencias así nacidas (atiende que te estoy hablando de manera muy burda y en parte errónea, en virtud de darte una idea general) se gastan entre sí y se destruyen, siendo esto último regido por el Tercer Poder. El material vuelve a las manos del Segundo, y así continúa por una eternidad. Hay otro poder que los compenetra a todos y del cual estos tres son la escoria; más de este Poder sin atributos, innombrable, e incomprensible, no supieron los seres ni lo sabrán jamás, y sólo los nombramos para que nadie crea que ninguno de aquellos tres Poderes por separado o aun los tres unificados son la Divinidad Absoluta.
Los valientes que se atreven a descender a los abismos suelen encontrar la "perla mística"…., la perla que guarda las formidables valvas de carne y hueso…
Dos veces más el eterno milagro del renacimiento se había encaramado a las más altas ramas de los árboles, y Ankor seguía puliendo los cristales de su linterna: su ya transparente personalidad humana….
Desarrollada su sabiduría, sus meditaciones le sumían lentamente en esa misteriosa región de las cosas en sí, desprovistas de movilidad, antigüedad y tamaño; las formas eran puras abstracciones, y el Gran Sacerdote, cuyo corazón habitaba en la cueva, empezaba a oficiar conforme a los rituales del mismo Corazón Solar.
Mala es la impaciencia, Ankor, pues tiene su raíz en la ignorancia. Los acontecimientos de nuestra vida son engendrados en existencias anteriores en idéntico plano de conciencia y, como tú bien sabes, nos llegan según es la ley que rige todas las cosas de la naturaleza, ya en lo sutil o en lo denso".
Debes ejercitar tu sabiduría en el sentido del recto discernimiento y así saber que conviene ejecutar. Cuando obtengas ese poder de discernir sabiamente estarás cerrado a toda influencia exterior y las tentaciones dejarán de existir; límpiate, estudia; los enemigos no entrarán a tu fortaleza si, desde dentro, aquel que allí vive durmiendo cómodamente despierta y corre los cerrojos de los portales. Sólo el hombre sabio, o sea, el puro, conocedor y bondadoso, está libre de toda tentación, pues ya no cabalga la bestia fogosa que quiere echarse a correr al ver pasar las tropillas de las otras bestias. Por los peldaños del camino corto y estrecho sólo se sube a pie...apoyándose en sí mismo"
Debes ejercitar tu sabiduría en el sentido del recto discernimiento y así saber que conviene ejecutar. Cuando obtengas ese poder de discernir sabiamente estarás cerrado a toda influencia exterior y las tentaciones dejarán de existir; límpiate, estudia; los enemigos no entrarán a tu fortaleza si, desde dentro, aquel que allí vive durmiendo cómodamente despierta y corre los cerrojos de los portales. Sólo el hombre sabio, o sea, el puro, conocedor y bondadoso, está libre de toda tentación, pues ya no cabalga la bestia fogosa que quiere echarse a correr al ver pasar las tropillas de las otras bestias. Por los peldaños del camino corto y estrecho sólo se sube a pie...apoyándose en sí mismo"
Fragmentos de "ANKOR EL ULTIMO PRINCIPE DE LA ATLANTIDA" de Jorge Angel Livraga Rizzi- Editorial: NA
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