Antiguas tradiciones afirmaban que la vida y la salud dependían de un continuo de proporciones y de relaciones armónicas que se extendía desde el interior de la mente, pasando por el cuerpo, hasta la sociedad y el mundo natural. Las mismas proporciones y armonías se manifestaban en forma de sonido y de música. El sonido, aplicado correctamente, podía producir curaciones restaurando la integridad musical del cuerpo y el alma. Entre las recomendaciones de los médicos antiguos, solían figurar los cantos rítmicos y los cánticos escogidos entre un repertorio tradicional de secuencias melódicas sagradas.
Los sabios de las culturas antiguas concebían la música terrenal como un eco o resonancia de la música cósmica, que obedecía sus mismas leyes divinas. Si esos sonidos terrenales reflejaban las leyes divinas, tenían el poder de aliviar el dolor y el sufrimiento y de fomentar la salud y la curación
El sonido es una fuerza poderosa; cuando se abusa de él, puede molestar, desorientar, hacer daño; incluso matar. El respeto a la vida y el sentido de la responsabilidad moral son indispensables para hacer un uso adecuado de las energías sonoras. A los estudiantes de la filosofía clásica se les exigía este sentido de la responsabilidad, donde se elegía cuidadosamente la música curativa para garantizar la salud, la pureza y la estabilidad del carácter.
El conocimiento de los ritmos, los sonidos y las palabras de poder ha sobrevivido a siglos de materialismo y siguen siendo un legado vivo para los siglos venideros.
El ser humano se asemeja a un instrumento musical muy complejo, único y delicadamente afinado. Cada átomo, cada molécula, cada célula, cada tejido y cada órgano del cuerpo emiten continuamente las frecuencias de la vida física, emocional, mental y espiritual.
En el siglo XIX se llevaron a cabo investigaciones científicas sobre los efectos fisiólogicos de la música, a base de medir sus incidencias sobre la respiración, el ritmo cardíaco, la circulación y la presión sanguínea. Como fruto e estas investigaciones, se encontraron secuencias musicales escogidas que conseguían aliviar dolores concretos.
Fragmentos de "El Libro de la Terapia del Sonido"
OLIVEA DEWHURST-MADDOCK
Cómo nos afecta la música:
La música enmascara los sonidos y sensaciones desagradables.
La música hace más lentas y uniformes las ondas cerebrales
La música influye en la respiración.
La música influye en el ritmo cardíaco y la presión arterial
La música reduce la tensión muscular y mejora el movimiento y coordinación del cuerpo
La música influye en la temperatura
La música aumenta los niveles de endorfinas
La música regula las hormonas del estrés
La música y el sonido estimulan la actividad inmunitaria
La música cambia nuestra percepción del espacio
La música cambia nuestra percepción del tiempo
La música refuerza la memoria y el aprendizaje
La música favorece la productividad
La música favorece el romance y la sexualidad
La música estimula la digestión
La música favorece la resistencia
La música mejora la receptividad inconsciente al simbolismo
La música genera la sensación de seguridad y bienestar
Fragmentos de EL EFECTO MOZART
Don Campbell
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