De Jámblico, el gran teúrgico de los siglos III y IV de nuestra Era, puede aprenderse
mucho acerca del objeto de los Misterios. La teurgia era magia, "la última parte de la
ciencia sacerdotal" (6), y se practicaba en los Grandes Misterios para evocar la
aparición de seres superiores. La teoría en que se fundaban estos Misterios, puede
exponerse en breves palabras. Existe UNO, anterior a todos los seres, inmutable, que
mora en la soledad de su propia unidad. De AQUELLO arranca el Dios Supremo, el
Engendrado por Si Mismo, el Bien, el Origen de todas las cosas, la Raíz, el Dios de
Dioses, la Causa Primera que se desenvuelve en luz (7). De El surge el Mundo
Inteligente o universo ideal, a que pertenece la Mente Universal, el Nous, y los Dioses
incorpóreos e intelectuales.
De El procede el Alma del Mundo, a la cual corresponden las “formas divinas
intelectuales que están presentes en los cuerpos visibles de los Dioses" (8) . Luego
siguen varias jerarquías de seres sobrehumanos: Arcángeles, Archones (Gobernantes) o
Cosmocratores, Ángeles, Demonios, etc. El hombre es un ser de un orden inferior, cuya
naturaleza está relacionada con aquellos, a los cuales es capaz de conocer; este
conocimiento se adquiría en los Misterios y conducía a la unión con Dios (9).
Estas doctrinas se explicaban así en los Misterios: "la emanación de todas las cosas del
Uno, su vuelta hacia el Mismo, y la completa dominación de El" (10) .
Además, aquellos Seres eran evocados y aparecían algunas veces para enseñar, otras
para elevar y purificar con Su mera presencia. "Los Dioses -dice Jámblico-, benévolos y
propicios, comunican su luz a los teúrgicos con profusión no envidiada, atrayendo sus
almas, procurando unirlos a sí y acostumbrándoles, aun viviendo en el cuerpo, a
separarse de él y a dirigirse hacia su eterno principio inteligente" (11). Porque "teniendo
el alma una vida doble, la una en unión con el cuerpo y la otra separada de él" (12) , es
de todo punto necesario conocer el modo de separarla, a fin de que así pueda unirse con
los Dioses por medio de su parte intelectual y divina, y aprender los genuinos principios
del conocimiento y las verdades del mundo de la inteligencia (13) . "La presencia de los
Dioses nos comunica, realmente, la salud del cuerpo, la virtud del alma, la pureza de la
inteligencia y, en una palabra, eleva todo nuestro ser a su naturaleza propia. Exhibe lo
que no es cuerpo como cuerpo a los ojos del alma, por medio de los del cuerpo" (14) .
Cuando aparecen los Dioses el alma obtiene "la libertad de las pasiones, una perfección
trascendental, y una energía más excelente en todos conceptos, participando del amor
divino y de una alegría inmensa" (15) .
De este modo alcanzamos una vida divina y nos hacemos divinos en realidad (16) .
El punto culminante de los Misterios era la conversión del Iniciado en un Dios, ya fuese
por la unión con un Ser divino fuera de él, ya por la realización del Yo divino en él.
Esto se llamaba éxtasis, estado al cual el Yogi llamaría Samadhi elevado, para lo cual ha
de hallarse el cuerpo grosero en estado de trance, efectuando entonces el alma libertada
su unión con el Gran Ser. El "éxtasis no es una facultad, sino un estado del alma, en el
cual se transforma de tal modo, que percibe lo que antes estaba oculto para ella. Tal
estado no será permanente hasta que nuestra unión con Dios sea irrevocable; aquí, en la
vida terrestre, el éxtasis no es más que un relámpago... el hombre puede dejar de ser
hombre y convertirse en Dios; pero no puede ser Dios y hombre al mismo tiempo" (17).
Plotino declara que había alcanzado este estado, "pero sólo tres veces por entonces."
Proclo enseñaba también que la única salvación del alma era volver a su forma
intelectual, con lo que escapa del "círculo de generación y del mucho vagar", y alcanza
el verdadero Ser: "la energía simple y uniforme del período de identidad, en vez del
período de excesivo y vago movimiento que se caracteriza por la diferencia." Esta es la
vida que buscaban los iniciados por Orfeo en los Misterios de Baco y Proserpina, y éste
es el resultado de la práctica de las virtudes purificadoras o catárticas (18).
9
Tales virtudes eran necesarias pata los Misterios Mayores, porque se referían a la
purificación del cuerpo sutil, en el que actuaba el alma cuando se hallaba fuera del
cuerpo grosero.
Las virtudes políticas o prácticas pertenecían a la vida ordinaria del hombre, y hasta
cierto punto se exigían antes que pudiera ser candidato para una Escuela como la que se
ha descrito. Luego venían las virtudes catárticas, por cuyo medio el cuerpo sutil, el de
las emociones y de la mente inferior, era purificado; en tercer lugar, lo intelectual,
perteneciente al Augoeides, o la forma de luz del intelecto; después lo contemplativo o
paradigmático, por medio de lo cual se realizaba la unión con Dios. Porfirio escribe:
“Aquel que actúa con arreglo a las virtudes prácticas, es un hombre digno; pero aquel
que actúa con arreglo a las virtudes purificadoras, es un hombre angélico o también un
buen demonio. Aquel que actúa con arreglo a las virtudes intelectuales tan sólo, es un
Dios; pero aquel que actúa con arreglo a las virtudes paradigmáticas, es el Padre de los
Dioses" (19).
Dábase también mucha instrucción en los Misterios por medio de las jerarquías de
arcángeles y otras; y de Pitágoras, el gran maestro, que fue iniciado en la India, y que
dio el "conocimiento de las cosas que son" a sus discípulos juramentados, se dice que
poseía tal conocimiento de la música, que la podía emplear para el dominio de las
pasiones más salvajes del hombre y para el esclarecimiento de sus mentes. De esto
presenta Jámblico ejemplos en su Vida de Pitágoras. Parece probable que el título de
Theodidaktos dado a Amonio Saccas, el maestro de Plotino, se refería menos a la
sublimidad de sus enseñanzas que a la instrucción divina que recibió en los Misterios.
Algunos de los símbolos que se usaban son explicados por Jámblico (20), el cual
recomienda a Porfirio que aparte de su pensamiento la imagen de la cosa simbolizada y
procure alcanzar su significado intelectual. Así, "cieno" significaba todo lo que era
corporal y material; el "Dios sentado sobre el loto" significaba que Dios trascendía el
cieno y el intelecto simbolizado por el loto, y estando sentado, se hallaba establecido en
Si Mismo. Si se le presentaba "navegando en un barco", implicaba Su gobierno sobre el
mundo, y así sucesivamente (21) . Respecto de este uso de símbolos Proclo observa que
"el método de Orfeo tenía por objeto revelar cosas divinas por medio de símbolos,
método común a todos los escritores de cosas divinas" (22)
La Escuela pitagórica en la Gran Grecia, fue cerrada hacia el final del siglo VI antes de
Cristo, debido a la persecución del poder civil, pero existían otras comunidades que
conservaban la tradición sagrada (23). Mead declara que Platón la acomodó a la
inteligencia, a fin de ponerla a cubierto de una profanación mayor, y que los ritos
eleusinos conservaron algunas de sus formas, aunque habían perdido su sustancia.
"Los neo-platónicos fueron los herederos de Pitágoras y de Platón, y sus obras deben ser
estudiadas por todos los que quieran comprender algo de la grandeza y hermosura
guardada en los Misterios para el mundo.
La misma Escuela pitagórica puede servir como tipo de la disciplina que se imponía.
Sobre este punto, Mead, da muchos pormenores interesantes (24), y observa que: "Los
autores de la antigüedad están de acuerdo en que esta disciplina había logrado producir
los más altos ejemplares, no sólo de castidad y purísimos sentimientos, sino también de
una sencillez de maneras, de una delicadeza y de una afición a propósitos serios que
nadie ha igualado jamás. Esto es admitido hasta por los escritores cristianos." Los
discípulos de la escuela externa hacían vida común de familia, y a ellos se refiere la cita
anterior.
En la escuela interna había tres grados: el primero, de oyentes, que estudiaban durante
dos años en silencio, haciendo cuanto podían para profundizar la enseñanza; el segundo,
10
de matemáticos, que aprendían geometría y música, y la naturaleza del número, de la
forma, del color y del sonido; el tercer grado era de físicos, a quienes se enseñaba la
cosmogonía y la metafísica. De aquí se pasaba a los verdaderos Misterios.
Los que aspiraban a ingresar en la escuela, debían tener "reputación intachable y ánimo
contento."
La gran identidad entre los métodos y los objetivos perseguidos en estos diversos
Misterios y los de Yoga en la India, es cosa patente, para el observador más superficial.
No debe suponerse por esto que las naciones de la antigüedad obtuviesen sus
conocimientos de la India; todas los adquirían por igual de la fuente única, la Gran
Logia del Asia Central, la cual enviaba sus Iniciados a las diferentes naciones. Todos
ellos enseñaban la misma doctrina, y seguían sistemas idénticos, conducentes a los
mismos fines. Pero existían frecuentes comunicaciones entre los iniciados de los
diversos países, y un lenguaje y un simbolismo comunes. Así Pitágoras vivió entre los
indos, recibiendo una elevada cultura; y más tarde siguió sus pasos Apolonio de Tiana.
También fueron completamente indas, así en la forma como en el fondo, las últimas
palabras de Plotino: "Ahora procuro retrotraer mi Yo interno al Yo Todo" (25)
CRISTIANISMO ESOTERICO de Annie Besant
fragmentos recogidos de:
http://www.logiamdblavatsky.com/resources/CRISTIANISMO%20ESOT%C3%89RICO.pdf
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