"Responderé diciendo primero que todo espíritu planetario fue un tiempo material o lo que vosotros llamáis humano. Cuando nuestro excelso Buda, el modelo de todos los adeptos, el reformador y codificador del Sistema oculto, alcanzó antes que nadie el nirvana en la tierra, convirtióse en espíritu planetario, es decir, que su alma podía recorrer con plena conciencia los espacios interestelares, y al propio tiempo continuar en su original e individual cuerpo aquí en la tierra. Porque el divino Yo se había tan completamente emancipado de la materia, que podía crearse a voluntad un interno substituto y dejarlo en la humana forma durante días, semanas y a veces años, sin que en modo alguno le afectaran los cambios del principio vital ni de la mente física de su cuerpo. Dicho sea de paso, ésta es la superior categoría de adeptado que al hombre le cabe esperar en nuestro planeta, aunque es tan rara como la de Buda. El último hobelgan que la alcanzó fue Tsong-ka-pa de Rokowr (siglo XIV), el reformador del lamaísmo así esotérico como vulgar.
Cartas de los Mahatmas-fragmento
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