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Cartas de los Mahatmas-fragmentos

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sábado, 3 de junio de 2017

Muhyiddin Ibn' Arabí de Murcia - Poesía Sufí


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III
Llegado a Su Presencia

1. Quienquiera que aspirase a unirse con Mi ser a lo imposible aspira.

2. Con ardiente deseo de verlo atravesé los páramos desiertos.

3. Llegado a Su Presencia tan sólo a mí me hallé, quedando más confuso.

4. -Señor mío, clamé -Heme aquí, siervo Mío, al punto respondió.

5. Le dije: No he hallado sino perplejidad; vagando, errante sigo.

IV

Pleamar

1. Cuando el secreto se mostró en mi entraña se extinguió mi existencia mi estrella se ocultó;

2. por el misterio del Señor mudóse el corazón; del cuerpo todo rastro de sentido perdí, quedando ausente;

3. y vine desde Él, por Él y a Él, a bordo de la nave de mi resolución,

4. en cuyo mástil desplegué las velas de interna reflexión, en alta mar de mi saber velado;

5. y al soplo de los vientos de mi anhelo; como una flecha el mar atravesó

6. y el mar de la proximidad crucé, hasta que vi de modo manifiesto a Quien aquí no nombro.

7. Clamé entonces diciendo: ¡Ay Tú, a quien mi corazón contempla!

¡Haz que en las suertes saque una flecha que gane Vuestro amor!

8. ¡Tú eres mi solaz y mi festejo, mi meta en la pasión y mi triunfo!


VII
El Pudor

1. Pues de Su puerta es el pudor la llave, mi conciencia profunda, mi secreto, revela de su acceso la abertura.

2. Si abrirla logras y el umbral alcanzas, ves una luz que brilla iluminando un rostro hermoso en resplandor bañado.

3. Si en la nocturna oscuridad tus ojos lo observaran, dirían por su forma que es un amanecer y es una lámpara.

VIII
Sobre Los Bellísimos Nombres Divinos y Los Nombres de Sus Nombres

1. Los nombres de Sus más hermosos Nombres que externamente son manifestados, si son considerados uno a uno son múltiples, diversos, singulares:

2. mas Sus Nombres bellísimos, guardados de los entendimientos, de la razón ocultos, nombran sólo la realidad del Uno en cuanto Esencia.

3. Sus más hermosos Nombres perdurables para nosotros son, aunque se ignoren, innumerable cifra;

4. mas no se manifiestan ni aparecen, pues son en sí tan sólo relaciones; ¿cómo entonces podría considerarlos yo mi fundamento?

5. Olvídase la gente en su descuido de cuanto en ellos les he recordado: de los caminos de la realización tomaron una senda que desvía.

6. Ni de ellos priva, ni les da existencia, pues privación y haber se dan sólo en ámbito de paz o de discordia.

7. Saber quisiera, cuando el tiempo pasa por ellos, si por siempre el universo subsiste con eterna permanencia;

8. y cómo así perdura sin que haya un ciclo mesurable, siendo el tiempo conocido por fases y periodos.

9. Cuando por él Le llamas, el nombre 'Tiempo' no designa en vano a Dios, el Omnisciente, sino en virtud de Aquel que duración le otorga.

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X

15. ¡Sí! ¡Él es el Amante en secreto y en público, el Amigo sincero y la extinción!

XI
La Visión

1. Aquel que todo lo ve es quien te ve en ciencia y entidad cuando Le ves.

2. Sé, pues, por Él, y no por lo engendrado, y a nadie más que a El en Él contemples;

 3. ya que, según declara en Su respuesta, por nosotros nos ve, por Él Le vemos.

XII
El Discurso Divino

No conoce el discurso de la Verdad sino quien lo escucha por medio de la Verdad...

1. Pues Su discurso nuestra escucha excede y no tiene en nosotros impresión, no basta la audición para captarlo;

2. así que lo escuchamos y en signos desciframos, en orden tal que interrupción no cabe.


XIV
La Excelencia en el Conocimiento de Dios (Poema inscrito en la tumba de Ibn `Arabi)

1. Con ciencia tal se me ha favorecido -del Todo Compasivo procedente, sentado sobre Trono y Escabel-, que nunca ha sido nadie distinguido con otra semejante más que yo.

 2. He sido conducido a contemplar prodigios de la ciencia de lo oculto que al dominio sensible -pues no cabe referirlos en él- están velados.

3. ¡Qué asombro transitar de noche y día, viajero solitario y extranjero en existencia ya sin clase o género!

4. Las gentes han negado mi palabra y de un saber me acusan, difamando, por el que no censuro al alma mía.

5. Ni están entre los vivos, a la luz de lo que veo, ni en tierra oscura de las tumbas están entre los muertos.

6. Glorificado sea quien la vida otorga por Su luz al corazón y de la luz privándoles que guía a quienes niegan cubra con un velo.

7. De lo creado, ciencias poseemos que de Occidente Extremo, difundiéndose, han viajado del Sol hasta el Levante.

8. Con ellas se ha investido y se engalana quien es puro intelecto, liberado de conjeturas y especulación.

9. En un desierto, semejante a mí, de blanca claridad inmaculada aparecí y halléme convertido en el imam que guía, más la gente con relación a él está velada.

XV
Todas las Creencias

1. Las creencias más diversas tienen de Dios las personas,

2. mas yo las profeso todas: creo en todas las creencias.



La Constancia en el Amor

1. ¿Acaso no consiste el fiel amor en mantener constancia y persistir incluso en el estado en que con ímpetu la desunión lo agita y lo sacude?



XVIII
El Amor Original y la Génesis del Cosmos

1. Sin este amor original primero no se conocería la constancia de amor, y de no ser por la indigencia al Generoso no se adoraría.

2. Somos por Él y a Él pertenecemos De mi constancia es Él el fundamento.

3. Si quiere Dios que una entidad exista por ella misma habiéndola querido, de su no ser la resistencia cede.

4. Nos dijo '¡Sé!' y fuimos sin tardanza, que es tal disposición a la existencia de todo lo engendrado el atributo.

5. La esencia del amor original es pues aquello mismo que genera, cuyo ser la constancia del amor externamente muestra y determina.

XIX
La Unidad del Amor: una Única Esencia.

1. Tal es la situación si bien lo entiendes: Si eres en Él, entonces eres tú.

2. En verdad eres tálamo nupcial en donde se revela el Verdadero, pero tú no eres tú cuando tú eres.

3. A Quien tanto querías conquistaste y así, pues conociste al que adorabas

4. ya sabes que no es Líala, ni tampoco es Lubna sino Aquel que tú bien sabes.

5. Si vieras en Su amor, desde ti mismo podrías contemplarlo siendo tú.

6. Pues sólo a sí mismo el amante ama, ya que todo eres Tú, todo eres Tú.


XXI
La Presencia de la Compasión

1. Con el fin de alcanzar esas divinas presencias de Belleza y Majestad, tanto mi marcha como mi parada se orientan hacia el Todo Compasivo.

2. Ha sido el Verdadero muy benévolo: Fue con nosotros misericordioso el día en que me dijo ¡aquí desciende!

XXII
La Gracia que Todo lo Comprende

1. ¡Sí! La gracia de Dios es infinita, más todo cuanto abarca es limitado.

2. A quien la vía que a la gracia lleva haya perdido, se le hará volver.

3. Sin más distancia ya, la cercanía consiste en este aproximarse mutuo.

4. No digas pues que tiene fin alguno, pues límite no tiene en la existencia.

5. Mira que de Él por ella te distingues: Señor es el Señor y el siervo, siervo.


XXIII
Cuando se Muestre mi Amado

1. Cuando se muestre mi Amado, ¿con qué ojo Le veré?

2. Con Su ojo, no mi ojo, pues no Le ve sino Él.



XXVI
Al Escuchar El Libro

1. No está la religión en el adufe, el son del caramillo, ni la música; está la religión en el Corán, está en la cortesía y la conducta.

2. Al escuchar el Libro de Dios, aquella escucha me movió y me acercó a los velos;

3. a tal proximidad que pude contemplar a Quien no ven los ojos, sino aquellos que contemplan las luces en los libros revelados.

4. Él es quien, en mi espíritu, ha hecho descender el Alcorán. sin fatiga ni esfuerzo, el quinto día.

5. Si por aquel cuidado de mi señor no fuera, cuando a mi entraña así se los transmite, de cerca, más de cerca me hablaría.

6. Tu eres el Guía que, sobre el culpable, el velo tiende de su intercesión, Tú en los ídolos eres el secreto,

7. y si por Ti no fuera, los idólatras ni al árbol ni a la estrella adorarían, ni harían cuantas buenas obras hacen.


XXVII
El Tiempo Incondicionado

1. El Tiempo ilimitado es este mismo tiempo relativo que adopta condiciones. Cuando alberga es un depósito que salvaguarda.

2. Y si es también mi propio corazón lo es tan sólo en tanto que es visión directa.

XXVIII
Mi Señor, el Tiempo Eterno

1. Pues es mi Señor mismo, el Tiempo mío eterno es. No puede definirse con tiempos relativos mi Tiempo ilimitado.

2. Tan sólo lo ha injuriado el incapaz, el pobre que su magnitud ignora con su tosca bajeza,

3. mas si hubiera podido conocerlo y conocer Su acción, con ciencia tal habría sido entonces, cual la prole de Adnán, recompensado.

4. Así en virtud de tal saber podría llegar a contemplarlo y ser testigo con directa visión, distinta y clara.

5. Quien después de su muerte le dio vida y le agradeció, sea pues exaltado: hay una llama procedente de él que brilla en un arbusto entre los pastos.

XXIX
No Cesa Su Creación de Renovarse

1. Han sido así las cosas ordenadas y así su autoridad manifestaron las eras y los evos.

2. Cada cosa que ordena se distingue por un nombre especial que debe entonces aparecer en la generación.

3. Las cosas todas hacia Dios, tras esto, retornan en su viaje.

4. El cuerpo, todo cuerpo, tiene sombra; todo espíritu, luz.

5. Cuando en su misma esencia su sombra se repliega, se oculta del estado de existencia.

6. Dios no aniquila nunca la entidad de cosa alguna que haya originado, mas ésta, sin su par, queda inactiva.

7. No cesa Su creación de renovarse a cada instante alzándose de nuevo.

8. Si no se diera en él la unión de opuestos; el cosmos no se haría manifiesto,

9. no mostrarían propiedad alguna sus nombres, ni serían desplegadas sus entidades múltiples.

10. De él aparecen astros elevándose, mientras a él descienden otros astros,

11. cual si todos buscaran la abundancia y no ha de desviarse quien la busca.

12. El mundo entero, día y noche, gira, en torno a quien he dicho.

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XXXI
La Religión del Amor

1. ¡Qué asombroso es el prodigio de una gacela velada que señala un azufrito y hace señas con sus ojos,

2. y cuyos pastos se encuentran entre costillas y entrañas! ¡Qué maravilla un jardín en medio de tanto fuego!

3. Capaz de acoger a cualquiera de entre las diversas formas mi corazón se ha tornado: Es prado para gacelas y convento para el monje,

4. para los ídolos templo, Kaaba para el peregrino; es las Tablas de la Tora y es el libro del Corán.

5. La religión del amor sigo adonde se encamine su caravana, que amor es mi doctrina y mi fe.


 IBN´ARABI