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Cartas de los Mahatmas-fragmentos

Uno de  los  Maestros  dijo  que,  en  el  mundo  de  hoy,  donde  se  encuentran  tan  pocos  que  tengan   deseos   desinteresados  p...

miércoles, 31 de marzo de 2021

Mercurio-Hermes: El Logos o Verbo




En Astronomía,  como  se  ha  dicho,  Mercurio  es  el  hijo de Cœlus y Lux: del Firmamento y de la Luz, o el Sol; en Mitología, él es  la progenie  de Júpiter y Maia. Es  el “Mensajero”  de  su  Padre  Júpiter,  el  Mesías  del  Sol;  en  Griego,  su nombre  Hermes  significa,  entre  otras  cosas,  el  “Intérprete”:  la  Palabra,  el  LOGOS,  o VERBO. Ahora bien; Mercurio nació en el Monte Cyllene, entre pastores,  y  es  el  patrón de  estos  últimos.  Como  Genio psicopómpico, conducía  las  Almas  de  los  Muertos  al Hades  y  las  volvía  a  traer:  cargo  que  se  atribuyó  a  Jesús  después  de  su  muerte  y resurrección. Los símbolos de Hermes-Mercurio (Dii Termini) eran colocados en las vueltas de los caminos, lo mismo que se colocan ahora cruces en Italia, y eran cruciformes. Cada séptimo día, los sacerdotes ungían con aceite estos Términos y una vez al año les colgaban guirnaldas; por tanto, eran los ungidos. Mercurio,  al  hablar por medio de sus oráculos, dice: 

Yo soy aquel que llamáis el Hijo  del  Padre [Júpiter] y de  Maia.  Dejando  al  Rey del Cielo [el Sol] vengo a ayudaros, mortales. 

Mercurio  cura  a   los  ciegos  y  devuelve  la  vista mental  y  física.  Muchas  veces  era representado como de  tres  cabezas y  llamado  Tricéfalo,  Triple,  como  uno  con  el  Sol  y Venus. Finalmente, Mercurio,  según  muestra  Cornutos, era  algunas  veces  figurado bajo  una  forma  cúbica,  sin brazos,  porque  “el poder  del  lenguaje  y  elocuencia  pueden prevalecer sin ayuda de las manos  o  de los  pies”.  Esta  forma  cúbica  es  la  que  relaciona directamente  los  Términos  con  la  Cruz,  y  la  elocuencia  o  el  poder  del  lenguaje  de Mercurio fue lo que hizo decir al astuto Eusebio: “Hermes es  el emblema de  la  Palabra que crea  e  interpreta  todo”,   pues   es   el   Verbo   Creador;   y   él   muestra   a   Porfirio enseñando que  el  Lenguaje  de  Hermes  –interpretado  ahora Verbo  de  Dios  (!)en  el Pymander–, un Lenguaje (Verbo) Creador,  es  el  Principio  Seminal  esparcido  por  todo  el Universo. En Alquimia, “Mercurio” es el Principio radical Húmedo, el Agua  Primitiva  o Elementaria, que contiene  la  Semilla  del  Universo,   fecundada   por   los  Fuegos   Solares. Los  Términos cruciformes representaban también esta  idea  dual,  que  se  encontró  en  Egipto  en  el Hermes cúbico. El autor de The Source of Measures nos dice por qué. Según  él  muestra,  el  cubo  desarrollado  se  convierte  en  una  cruz  en  forma  de  Tau,  o cruz  egipcia;  y  también  “el círculo unido  a  la  Tau  da  la  cruz  ansata”  de  los  antiguos faraones.  Habían  aprendido  esto  de  sus  sacerdotes  y  de  sus  “Reyes–Iniciados” hacía edades,  y  también  lo  que  significaba  “un  hombre  unido  a  la  cruz”,  cuya  idea  “se hizo que se relacionase con la del origen  de  la  vida  humana,  y  de  aquí  la  forma  fálica”.  Sólo que  esta  última  entró  en  acción evos  y  edades  después  de  la  idea  del  Carpintero  y Artífice   de   los   Dioses,   Vishvakarman, crucificando   al   “Sol–Iniciado”   en   el   torno cruciforme. Según dice el mismo autor:

El poner  un  hombre  en  la  cruz...fue usado  en  esta  forma  de  manifestación  por  los indos. Pero  era  para  que  se  “relacionase” con  la  idea  del  nuevo  nacimiento del hombre  por medio  de  la  regeneración espiritual, no  por  la  física.  El  Candidato  a  la  Iniciación  era atado a la Tau o cruz  astronómica,  con  una  idea  mucho  más  grandiosa  y  noble,  que  la del origen de la mera vida terrestre.

Doctrina Secreta

H.P. Blavatsky

Tomo IV

Sobre el simbolismo de Jehovah



Cuando el Abate Luis Constant, más conocido por Eliphas Lévi, dijo en su  Histoire de la Magie que el Sepher Yetzirah, el Zohar y el Apocalipsis de  San  Juan  son  las obras  maestras  de  las  Ciencias Ocultas,  debió  haber  añadido,  si  quería  ser exacto   y  claro:  en   Europa.   Es   mucha   verdad   que    estas   obras   contienen   “más significación que  palabras”;  y  que   su  “expresión  es  poética”,   al   paso   que   “en   los números”  son  “exactas”.  Desgraciadamente,  sin embargo,   antes   de   que   se   pueda apreciar la poesía de las expresiones, o la exactitud de los números, tienen que  haberse aprendido el sentido real y la significación de los  términos  y  signos  en  ellas  empleados. Pero  nadie  puede  aprender esto mientras ignore   el   principio   fundamental   de   la Doctrina Secreta,  ya  sea  en  el  Esoterismo  Oriental  o  en  la  Simbología  kabalística;  la clave,  o  valor,  en  todos  sus  aspectos  de  los  nombres  de  Dios,  de   los  Ángeles  y  de  los nombres  de  los  Patriarcas   en   la  Biblia, su valor   matemático   o   geométrico  y  sus relaciones con la Naturaleza manifestada. 

Por  tanto,  si  por  una  parte  el  Zohar “admira [al  místico]  por  la  profundidad  de  sus conceptos y la gran sencillez de sus imágenes”, por otra esta obra extravía al estudiante con  expresiones  tales  como  las  usadas respecto  a  Ain Soph  y  Jehovah,  a  pesar  de  la afirmación de que: Este libro tiene cuidado de explicar que  la  figura humana  con  la  que reviste  a  Dios  es  sólo una imagen  de  la  Palabra,  y  que  Dios  no  puede  ser  expresado  por  ningún pensamiento  ni forma alguna. Es bien sabido  que Orígenes,  Clemente  y  los  Rabinos  confesaban  que  la  Kabalah  y  la Biblia eran libros secretos  y  velados;  pero  pocos  saben  que  el  Esoterismo  de  los  libros kabalísticos   en   su  presente  forma  reeditada es sencillamente otro   velo   aún   más disimulado, echado sobre el simbolismo primitivo de estos libros secretos.

La idea de representar a la Deidad oculta por la circunferencia de un círculo, y  al  Poder Creador (macho y hembra o el Verbo Andrógino), por  el  diámetro  que  lo  cruza,  es  uno de  los  símbolos  más  antiguos.  Sobre  este  concepto  han   sido  construidas  todas  las grandes cosmogonías. Para los antiguos  arios,  y para  los  egipcios  y  caldeos,  el  símbolo era completo; pues encerraba la idea del Pensamiento Divino  eterno  e  inmutable  en  su absolutividad totalmente  separado  del  estado  incipiente  de  la  llamada “creación”,  y comprendía  la  evolución  psicológica  y  hasta espiritual,  así  como  su  obra  mecánica,  o construcción cosmogónica.  Para  los  hebreos,  sin embargo,  aunque   el  primer concepto se encuentra  claramente  en  el  Zohar, y en  el  Sepher  Yetzirah,  o lo que  queda  de  este último;  lo  que  ha  sido  después  encerrado  en  el  Pentateuco propiamente dicho,   y especialmente en el Génesis, es  sólo  esta  etapa  secundaria,  a  saber:  la  ley  mecánica  de la  creación,  o  más  bien  de  la  construcción;  mientras  que  la  Teogonía  apenas  se  halla bosquejada, si es que lo está. 

Solamente en los seis primeros capítulos  del Génesis, en el rechazado Libro  de  Enoch y en el poema mal comprendido y erróneamente interpretado de Job, es  donde  pueden encontrarse ahora  ecos  verdaderos  de  la  Doctrina  Arcaica.  La  clave  de  ésta  se   ha perdido  ahora,  hasta  entre los  Rabinos  mas  instruidos,  cuyos  predecesores  en   los tiempos primitivos de las Edades Medievales, a causa de  su  exclusivismo nacional  y  de su orgullo,  y  especialmente  por  su  odio  profundo  al  Cristianismo,  prefirieron  arrojarla en el profundo   mar   del   olvido,   antes   que   compartir  su   conocimiento   con   sus implacables  y  fieros  perseguidores.  Jehovah era  la  propiedad  de  su  tribu, inseparable de la Ley Mosaica, e incapaz de figurar en ninguna otra. Arrancado  violentamente  de  su marco original,  al  que  se  ajustaba,  y  que  estaba  ajustado  a  él,  el  “Señor Dios  de Abraham  y  de  Jacob”  no  podía  ser  introducido  sin daño  ni  rompimiento  en  el  nuevo Canon cristiano.  Siendo  los  judíos  los  más  débiles,  no  pudieron  evitar  la  profanación. Guardaron, sin embargo, el secreto del origen de su Adam Kadmon, o Jehovah macho  y hembra;  y  el  nuevo  tabernáculo  resultó  ser  por  completo  inadecuado  para   el  antiguo Dios. ¡Verdaderamente, quedaron vengados! La afirmación  de  que  Jehovah  era  el  Dios  de  tribu  de  los   judíos   y  ningún otro superior, será negada como otras muchas cosas. Sin embargo,  los  teólogos  no están  en disposición de decirnos,  en ese  caso,  el  significado  de  los  versículos  del  Deuteronomio, que dicen con toda claridad: Cuando  el  Altísimo  [no el “Señor”,  ni  tampoco  “Jehovah”] repartió  la  herencia  de  las naciones, cuando separó los hijos de Adán, estableció los límites... con arreglo al número  de los  hijos  de  Israel...La parte  del  Señor  [de Jehovah] es su pueblo;  Jacob  es  el  lote  de  su herencia

Esto fija la cuestión. Tan descarados han sido  los  traductores  modernos  de  las  Biblias y  Escrituras,  y  tanto  daño  hacen  estos  versículos,  que  siguiendo  el  camino que  le  han trazado  sus  dignos  Padres  de  la  Iglesia,  cada  traductor  ha  interpretado  estas  líneas  a su  modo.  Al  paso  que  la  cita  anterior está  tomada  al  pie  de  la  letra   de   la  Versión Autorizada inglesa,   en   la   Biblia francesa vemos   el   “Altísimo”   traducido   por “Souverain” (¡Soberano!); los  “hijos  de Adán”,  traducido  los  “hijos  de  los  hombres” y  el “Señor” cambiado   en   el   “Eterno”.   En   lo   que   se   refiere, pues,   a   juego   de   manos descarado, la Iglesia Protestante francesa parece así sobrepujar a la Inglesa misma.

Sin embargo,  una  cosa  es  patente:  la  “parte  del  Señor [de  Jehová] ”es su  “pueblo escogido” y ningún otro, pues, sólo Jacob es  el  lote  de  su  herencia.  ¿Qué tienen, pues, que ver otras naciones que se llaman arias, con esta Deidad semítica, el Dios de  la tribu de  Israel?  Astronómicamente,  el  “Altísimo”  es  el  Soly  el  “Señor”es  uno  de  sus  siete planetas,  ya  sea  él  Iao  (el  Genio   de   la   Luna),   o   Ildabaoth–Jehovah   (el   Genio   de Saturno), según Orígenes  y los  gnósticos  egipcios.  Que  el  “Ángel Gabriel”,  el  “Señor” del  Irán  vele  por  su  pueblo,  y  Miguel–Jehovah,  por  sus  hebreos.  Éstos  no  son  los Dioses  de  otras  naciones,  ni  jamás  fueron los  de  Jesús.  Así  como  cada  Deva persa está encadenado  a  su  planeta,  así  también  cada  Deva  indo  (un  “Señor”)  tiene  su  parte destinada,  un  mundo,  un  planeta,  una  nación  o  una  raza.   La   pluralidad  de  mundos implica  la  pluralidad  de  Dioses.  Creemos  en  la  primera,  y  podemos  reconocer   la segunda, aunque nunca rendirle culto. 

Se  ha  declarado  repetidamente  en  esta  obra   que   todos   los   símbolos   religiosos filosóficos  tenían  siete  significados  propios, perteneciendo cada  uno  a   su  legítimo plano de pensamiento, sea puramente metafísico o astronómico, psíquico o fisiológico etc. Estos siete significados y sus aplicaciones son bastante difíciles de aprender cuando se consideran por sí mismos; pero la interpretación y comprensión verdadera de  ellos  se hace diez veces más enigmática cuando, en lugar  de relacionarlos  o  hacer surgir uno  de otro  y  seguirse,  se  acepta  cada   uno  o  cualquiera  de  ellos  como  la  sola   y   única explicación   de   toda    la    idea    simbólica.    Puede    darse    un    ejemplo    que    ilustra admirablemente  la  afirmación.   He   aquí   dos   interpretaciones que  dan   dos    sabios cabalistas  y  eruditos,  de  un  mismo  versículo  del  Éxodo. Moisés  ruega  al  Señor  que  le muestre  su  “gloria”. Es  evidente  que  no  es  la  fraseología cruda  de  la  letra  muerta,  tal como  se  encuentra  en  la  Biblia, lo que  hay  que  aceptar.  En  la  Kabalah hay siete significados,  de  los   cuales   podemos exponer  dos  interpretados  por  los  referidos eruditos. Uno de ellos traduce, a la par que explica: “Tú  no  puedes ver  Mi  faz;...Yo  te  pondré  en  una grieta  de  la  roca   y   te  cubriré  con  Mi mano  al  pasar  por  tu  lado.  Y  luego retiraré  Mi  mano  y  verás  Mi  a’hoor”, esto es,  Mi dorso. Y luego el traductor añade en una glosa: Esto es: Yo  te  mostraré  “Mi  dorso”,  o  sea  Mi  universo visible,   Mis   manifestaciones inferiores;  pero,  como hombre aún  en  la  carne,  no  puedes  ver Mi naturaleza  invisible.  Así procede la Qabbalah. 

Esto es correcto, y es la explicación cosmometafísica.  Y ahora  habla  el  otro  kabalista, dando  el  significado numérico. Como  él  envuelve  muchísimas  ideas  sugestivas,  está expuesto de un modo mucho más completo  y le podemos conceder más  espacio.  Esta sinopsis  procede  de  un  manuscrito  inédito,  y  explica  más  completamente  lo  que   se expuso en la Sección III, sobre el “Santo de los Santos”. 

Los números  del  nombre  de “Moisés”  son  los  de  “YO SOY  LO  QUE  SOY”;  de  modo que  los  nombres  de  Moisés  y  Jehovah  están  en  armonía  numérica.  La  palabra  Moiséses hwm(5 + 300 + 40), y la suma  de los  valores  de  sus  letras,  es  345;  Jehovah  (el Genio por excelencia del Año Lunar) toma el valor de 543, o sea el reverso de 345. En el tercer capítulo del Éxodo, en los  versículos  13  y  14,  se  dice:  Y  Moisés  dijo...: Mira, yo vengo  a  los  hijos  de  Israel  y  les  diré:  El  Dios   de  vuestros  padres  me  ha  enviado  a vosotros; y ellos me dirán: ¿Cuál es su nombre? ¿Qué debo decirles? Y Dios dijo a Moisés:Yo soy lo que soy. Las palabras hebreas de esta expresión son, âhiyé asher âhiyé; y el valor de las sumas  de  sus letras. aparece así:

...Siendo el nombre [de su Dios]la suma  de  los  valores  que  lo  componen,  21,  501,  21  es 543, o sencillamente una aplicación de los números dígitos simples del nombre de Moisés...pero arreglados de tal suerte, que el número 345 está invertido y se lee 543. De modo  que  cuando  Moisés  implora,  “
Según añade el sabio kabalista:
 En otras  aplicaciones  de  los  números,  se  vieron mutuamente faz  a  faz.   Es  extraño  que  si añadimos  345  a  543,  tenemos 888, que era  el  valor  kabalístico  gnóstico  del  nombre  de Cristo, que era Jehoshua o Joshua. También la división de las 24  horas  del  día  da  tres ochos como  cociente...El fin  principal   de  todo  este  sistema  de  Comprobación  de  Números  era conservar perpetuamente el valor exacto del Año Lunar, en la medida natural de los Días. 

Éstos  son  los  significados astronómico  y  numérico  en  la  Teogonía  Secreta  de  los Dioses  cósmico siderales,   inventada   por  los  caldeo–hebreos;  dos  significados  de  los siete. Los otros cinco sorprenderían aún más a los cristianos. La serie   de   Edipos  que   han   tratado   de   interpretar   el   enigma   de   la    Esfinge   es verdaderamente  larga.  Durante  edades  ella  ha  estado  devorando  las  inteligencias  más claras y nobles de la Cristiandad; pero ahora la Esfinge ha sido  vencida.  En  la gran lucha intelectual que ha terminado con la completa victoria de los Edipos del Simbolismo,  no ha sido, sin embargo,  la Esfinge quien,  avergonzada  por  la  vergüenza  de  la  derrota,  ha tenido  que  sepultarse  en  el  mar,  sino   en   verdad,   el   símbolo   multiforme  llamado Jehovah,  a  quien  los  cristianos  –las  naciones civilizadas– han  aceptado  por  su  Dios.  El símbolo Jehovah ha fracasado ante un análisis demasiado escrutador,  y  se ha hundido. Los  simbologistas  han  descubierto  con  espanto  que  su  aceptada  Deidad  sólo  era  una máscara de muchos otros Dioses, un  planeta  extinguido  y euhemerizado, cuando más, el  Genio  de  la  Luna  y  de  Saturno  para  los  judíos,  del  Sol  y   de   Júpiter   para   los primitivos cristianos; que la Trinidad (a menos de aceptar el significado  más abstracto y  metafísico  que  le  dan  los  gentiles) era,  en  verdad,  sólo  una  tríada   astronómica, compuesta del Sol (el Padre)  y  los  dos planetas,  Mercurio  (el  Hijo)  y  Venus  (el  Espíritu Santo);  Sophía,  el  Espíritu  de  la  Sabiduría,  del  Amor  y   de   la   Verdad,  y  Lucifer, como Cristo, “estrella  resplandeciente  de  la  mañana”.  Porque  si  el  Padre  es  el  Sol  (el “Hermano Mayor”,  en  la  Filosofía  Oriental Interna),  el  planeta  más  próximo  a  él  es Mercurio  (Hermes,  Budha,  Thot),  el  nombre  de  cuya  Madre  sobre  la  Tierra  era  Maia,. Ahora  bien;  este  planeta  recibe siete  veces  más  luz  que   cualquier  otro;  hecho  que indujo a los gnósticos a llamar a su Christos, y los kabalistas a su Hermes (en  el  sentido astronómico), la “Luz Séptuple”. Finalmente, este Dios era  Bel,  pues el Sol  era  Bel para los  galos;  Helios  entre los  griegos;  Baal  entre  los  fenicios;  El,  en  caldeo;  y  de  aquí Elohim,   Emanu–el,   y  El,   “Dios”,  en  hebreo.   Pero   hasta  el   Dios  kabalístico  se  ha desvanecido  en  la  obra  de  arte  rabínica,  y  hoy  hay  que  dirigirse  al  sentido metafísico más  profundo  del  Zohar para  ver  en  él  algo  que  se  parezca  a  Ain Soph,   la   Deidad Sin–nombre, y  lo Absoluto, tan  autoritaria  y  altamente  proclamada  por  los  cristianos. Pero  ciertamente  que  no  se  encuentra  en  los  libros  mosaicos,  al  menos  para  los  que tratan de leer sin la debida clave. Desde que esta clave se perdió, los  judíos  y cristianos han hecho cuanto han podido para mezclar  los dos  conceptos,  pero  en vano.  Sólo  han conseguido despojar  por fin  a  la  misma  Deidad  Universal  de  su  carácter  majestuoso  y de su significado primitivo. 

Según se dijo en Isis sin Velo: 

Parecería, por tanto, natural hacer una distinción entre el dios del  misterio Iaw, adoptado desde  la  más remota  antigüedad  por  todos  los  que participaban de  los  conocimientos esotéricos de los Sacerdotes, y sus dobles fonéticos, a los que vemos tratados con tan poca reverencia por los ofitas y otros gnósticos. En las joyas ofitas de King vemos repetido el nombre de Iao  y  confundido muchas veces con  el  de  Ievo,  mientras  que  éste  sólo  representa  uno  de  los Genios antagónicos  de Abraxas... Pero el nombre Iao ni tuvo su origen entre  los  judíos,  ni  era propiedad exclusiva de ellos. Aun cuando Moisés hubiese querido conceder  este  nombre  al  “Espíritu”  tutelar,  la pretendida  deidad  nacional protectora   del   “pueblo   escogido   de  Israel”,  no  hay razón plausible para que otras naciones le recibiesen como el Dios Más Elevado y único  vivo. Pero negamos el aserto en redondo.  Además, hay  el  hecho  de  que  Iaho,  o  Iao fue  un  “nombre  de misterio”  desde  el  principio,  pues hrhyy hrnunca  se  puso  en  uso  antes  del  tiempo  del  rey David. Anteriormente a este tiempo, pocos nombres propios  o  ninguno  fue  compuesto  con Iah  o  Jah.  Parece  más bien  como  si  David, que vivió entre los tirios  y  filisteos, hubiese traído de allí el nombre  de  Jehová. Hizo  él  a  Zadok  alto  sacerdote,  de  quien proceden  los adoquitas  o  Saduceos.  Vivió  él  y  gobernó  primeramente  en  Hebrón  ()Habir–on  ociudad  de  Kabeir.  en  donde  los  ritos  de  los  cuatro  (dioses  del  misterio)  se  celebraban.  Ni David ni Salomón reconocían  a  Moisés  ni  a  su  ley. Aspiraban ellos  a  construir  un  templo  ahvhy, como las construcciones erigidas por Hiram a Hércules y Venus, Adon y Astarté. Fürst dice: “El nombre muy antiguo de Dios, Yâho, escrito en griego Iaw,  parece,  aparte  de su derivación, haber sido  un  nombre místico antiguo  de  la  Deidad Suprema  de  los  semitas. De aquí que se le comunicara a Moisés cuando fue iniciado  en  Hor–eb  –la  Caverna– bajo  la dirección de Jethro, el sacerdote Kenite (o Cainita) de Madián. En una antigua religión de  los caldeos, cuyos restos  se  encuentran entre los  neoplatónicos,  la  Divinidad más elevada, entronizada   por   encima   de   los   siete  Cielos,  representando    el  Principio   de   la   Luz Espiritual...y también  concebida  como  Demiurgo, era   llamada   Iaw (rhy), que   era semejante  al  Yâho  hebreo  misterioso  e  innombrable,  y  cuyo nombre  se  comunicaba  a  los Iniciados. Los  fenicios tenían  un  Dios  Supremo  cuyo nombre  era  triliteral  y  secreto, y éste era Iaw” .

La  cruz,  dicen los  kabalistas,  repitiendo  la  lección  de  los  Ocultistas,  es  uno  de   los símbolos  más  antiguos;  y  hasta,   quizás,   el   más antiguo   de   todos.   Esto   ha   sido demostrado  desde   el   principio mismo   del   Proemio   del   volumen  I.    Los   iniciados Orientales la presentan como  coeva  con  el  círculo  del  Infinito  Deifico,  y  con  la  primera diferenciación de la Esencia,  la  unión  de  Espíritu  y  Materia.  Esta  interpretación  ha  sido rechazada, y sólo se ha aceptado la alegoría astronómica adaptada a sucesos terrestres hábilmente inventados. 


Los  creadores  del  universo  material  fueron  siempre  considerados como Dioses subordinados a la Deidad Más Elevada.

Así,  pues,  por  indicación misma  de  los  defensores  de  este  sistema,  se  prueba   que  la Deidad judía es, cuando más, tan sólo la Duada manifestada, nunca  el TODO absoluto Único. Geométricamente demostrada, es  un  NÚMERO;  simbólicamente,  un   Príapo euhemerizado; y   esto   apenas   puede   satisfacer   a   una   humanidad   sedienta   de demostraciones  de  verdades  espirituales  reales,  y  de  la  posesión  de   un  Dios  con naturaleza  divina,  no  antropomórfica.  Es  extraño  que  los  más  sabios  de  los  kabalistas modernos no puedan ver en la cruz y  el círculo  nada  más  que  un  símbolo  de  la  Deidad creadora y andrógina, manifestada  en  su  relación  e  intervención  en  los  fenómenos  del mundo.

Esto  ha  podido  satisfacer  la  mente   práctica  semita; pero  el  Ocultista  oriental  tiene que rechazar  la oferta de  semejante  Dios;  pues, verdaderamente,  una  Deidad,  un  Ser, “con una  mente  semejante  a  la  del  hombre,  sólo  que  infinitamente más  poderosa”,  no es  Dios  alguno  que  trascienda el  ciclo  de  la  creación.  No  tiene  nada  él  que  ver  con  el concepto ideal del  Universo  Eterno.  Es,   cuando   más,   uno   de   los  poderes  creadores subordinados, cuya  totalidad  es  llamada  los  Sephiroth,  el  Hombre  Celeste,  y  Adam Kadmon, el Segundo Logos de los platónicos.

Semejantes  cálculos  no  pueden  conducir  más  allá  que  a  descifrar los  misterios  de  la tercera etapa  de  la  Evolución,  o  la  “tercera  Creación  de  Brahmâ”.  Los  indos  iniciados saben,  mucho  mejor que  cualquier  europeo,  como  “cuadrar  el  círculo”.  Pero  de  esto hablaremos  más  adelante.  El  hecho  es  que  los  Místicos  occidentales  principian  sus especulaciones sólo en aquel estado en que el Universo “cae en  la  materia”,  como  dicen los ocultistas. En todas  las  series  de  libros  kabalísticos  no  hemos encontrado  una  sola sentencia que  aludiese,  ni  aun  remotamente,  a  los  secretos  psicológicos  y   espirituales de la “creación” como   lo   hacen   a   los  mecánicos   y   fisiológicos.


H.P. Blavatsky
Doctrina Secreta
Tomo IV-fragmentos

domingo, 28 de marzo de 2021

El Sendero de la izquierda y la derecha


Hacia mediados de la civilización atlante, se intensificó la batalla entre estos dos grupos de seres humanos [el sendero de la izquierda y de la derecha]. Quienes seguían el camino de la oscuridad hicieron toda clase de esfuerzos para usar la tecnología recibida a fin de destruir a quienes estaban en la senda correcta. El conflicto terminó con la destrucción de la Atlántida y con la salvación de quienes estaban en la senda correcta.

En esta era de nuestra historia moderna, muchos adeptos de las sendas de la oscuridad y de la luz están encarnando en todo el mundo y tratando de evidenciar una línea de actividad parecida. La diferencia consiste en que, en la antigüedad, la gente no tenía la capacidad para pensar, pero ahora la tiene. Si usa su mente, puede escapar del peligro que la humanidad afronta hoy en día.

En esta civilización , no debemos volver a trabajar sobre nuestros centros astrales, sino que debemos trabajar arduamente para crear una polaridad mental, mediante rectos pensamientos, meditación, educación y servicio. Por esto la Gran Logia Blanca dio las instrucciones necesarias para desarrollar la mente y desechar los sentidos astrales.»
Torkom. Saraydarian- El Discipulado


Una gran parte de los atlantes de los últimos tiempos eran famosos por sus poderes mágicos y su perversidad, por su ambición y su desprecio de los dioses. Habiendo decaído su piedad, se mezclaron con razas animales... Muchos adquirieron conocimientos divinos, más aún, conocimientos ilícitos, y siguieron voluntariamente el SENDERO DE LA IZQUIERDA. (Magia negra). Así los atlantes se aproximaron a su destrucción... "

H.P.Blavatsky
Fragmento -Doctrina Secreta

"La Biblia, desde el Génesis al Apocalipsis, no es sino una serie de anales históricos de la gran lucha entre la Magia Blanca y la Negra, entre los Adeptos del Sendero de la Derecha, los Profetas, y los de la Izquierda, los Levitas, el clero de las masas brutales."
H. P. Blavatsky

miércoles, 3 de marzo de 2021

El fin de la Atlántida

Léase luego el fragmento siguiente  de  la historia primitiva en el Comentario: Y el “Gran Rey  de   la  Faz  resplandeciente”,  el  jefe  de  todos  los  de  faz  amarilla  sé entristeció al ver los pecados de los de faz negra. Envió  él  sus  vehículos  –aéreos  [Vimânas] a todos  los  jefes  [jefes  de  otras naciones y tribus]con hombres piadosos dentro, diciendo: “Preparaos. Alzaos vosotros, hombres de la Buena Ley,  y  cruzad  la  tierra  mientras  esté [aún] seca”. “Los Señores  de  la  tempestad   se   aproximan. Sus carros   se   aproximan a la Tierra. Solamente  una   noche   y   dos  días   más   vivirán   los  Señores  de  la  Obscura  Faz [los hechiceros] en  esta  tierra  paciente.  Está  ella  condenada  y  tienen  que  hundirse  con ella. Los Señores  inferiores  de  los  Fuegos [los Gnomos  y  los  Elementales  del  Fuego]están preparando sus Agnyastras mágicas [armas   de   fuego  construidas  por  medio  de   la Magia]. Pero los Señores de mirada Tenebrosa [“Mal Ojo”] son más  fuertes  que  ellos  [los Elementales], y éstos son los  esclavos  de  los  poderosos.  Están  ellos  versados  en  el  Astra [Vidyâ,  el  conocimiento  mágico  más  elevado]. Venid  y  usad  los vuestros [esto  es, vuestros poderes mágicos, para contrarrestar  los  de  los  Hechiceros].  Que  los  Señores  de la Faz  resplandeciente  [los Adeptos  de  la  Magía  Blanca ] hagan que los  Vimânas  de  los Señores de la Obscura Faz pasen  a  sus manos [o posesión], a  fin  de  que ninguno [de  los Hechiceros] pueda escapar  por  su  medio  de  las  aguas,  evitar  la  Vara  de  las  Cuatro [Deidades Kármicas] y salvar a sus perversos [secuaces o pueblos]”.“Que  los   de  Faz Amarilla envíen  sueño  de  sí  mismos  [¿mesmericen?]a  los  de  Faces Negras. Que aun a ellos [los Hechiceros] se les evite  el dolor  y  el  sufrimiento.  Que  todos los hombres fieles a  los  Dioses Solares aten [paralicen] a  las  hombres  que  dependen de  los Dioses Lunares, para que no sufran ni escapen a su destino”. “Y que los de Rostro Amarillo ofrezcan su agua de vida [sangre] a los anímales  parlantes de los de Faz Negra, para que no despierten a sus amos“ "La hora ha sonado, la negra noche pronta está”.................................................................................................................“Que  su  destino  se  cumpla.  Somos  los  servidores  de  los  Grandes  Cuatro . Que vuelvan los Reyes de la Luz”. El gran Rey dejó caer su Faz Resplandeciente y lloró...Cuando los Reyes se reunieron, las aguas se habían movido ya...[Pero] las naciones habían cruzado ya las tierras enjutas.  Estaban  más allá del  nivel  del  agua. Sus Reyes las alcanzaron en sus Vimânas y  las condujeron  a  las  tierras  del  Fuego  y del Metal [Este y Norte].Además en otro pasaje se dice: Llovieron estrellas [meteoros] sobre las tierras de las Faces Negras; pero ellos dormían. Los animales parlantes [los vigilantes mágicos] se estuvieron quedos. Los Señores  inferiores  esperaban  órdenes,  pero  éstas  no  llegaron, porque sus amos dormían. Las aguas  se  elevaron, y cubrieron  los  valles  desde  un  extremo  a  otro  de  la  Tierra.  Las tierras  altas  quedaron,  el  fondo  de  la  Tierra [las  tierras  de   las  antípodas] permaneció seco.  Allí  moraban  los  que escaparon;  los  hombres  de  las  Faces  Amarillas  y  de  mirada recta [la gente sincera y franca]. Cuando los Señores de la Faz  Obscura  se  despertaron  y pensaron  en  sus Vimânas  a  fin de huir de las aguas, no las encontraron.

Del mismo modo que una serpiente dragón desenvuelve lentamente  sus  anillos, así  los Hijos  de   los  Hombres, conducidos  por  los   Hijos   de   la   Sabiduría,   desdoblaban  sus pliegues,  y  esparciéndose  se  extendieron  como una  corriente  veloz  de  dulces  aguas...muchos de entre ellos  de  corazón débil perecieron  en  el  camino.  Pero  la  mayor  parte  se salvaron.

Esto puede deducirse muy bien de la declaración  de Ammanio  Marcelino,  el  cual  dice  de  las Pirámides que: Hay   también   pasajes   subterráneos   y   retiros   tortuosos,   los cuales,  se   dice,  fueron construidos en diferentes lugares por hombres hábiles en los antiguos misterios, por  medio de  los  cuales adivinaban  la  venida  de  un  diluvio,  a  fin  de  que  la  memoria  de  todas  sus ceremonias sagradas no se perdiese.

La Cuarta  Raza  tuvo  sus  períodos  de   la  más  elevada  civilización. Las  civilizaciones griegas  y  romanas  y  hasta  la  egipcia  no  son  nada  comparadas  con  la  civilización  que principió con la Tercera Raza [después de su separación].

Hablando  de la Raza subsiguiente, nuestra Quinta Humanidad, dice el Comentario: 

Solamente  aquel  puñado  de  Elegidos,  cuyos  Instructores  Divinos  habían  ido  a  habitar esa Isla Sagrada –“de donde vendrá  el  último  Salvador”–,  impidió entonces que  la  mitad de la humanidad   se   convirtiese   en   la   exterminadora    de    la   otra mitad [como   la humanidad lo es ahora – H.P.B.]– La especie humana se  dividió.  Las dos  terceras  partes estaban gobernadas  por  Dinastías  de  Espíritus materiales,  inferiores,  de  la  Tierra,  que tomaban posesión  de  los  cuerpos  fácilmente  asequibles; una  tercera  parte  permaneció fiel,  y  se  unió  a  la  naciente  Quinta  Raza,  los Encarnados Divinos.  Cuando  los Polos  se movieron [por cuarta vez], esto no afectó a  los que  estaban  protegidos,  y  que  se  habían separado  de  la  Cuarta  Raza.   Lo   mismo   que  los Lemures, sólo  los  Atlantes  perversos perecieron, y no se les volvió a ver”...

H.P.Blavatsky

Doctrina Secreta-fragmento



Dragones y Serpientes -2ª parte


EL  GRAN  DRAGÓN  sólo tiene  respeto  a  las  SERPIENTES  de  SABIDURÍA

Pero las “Serpientes  de  la Sabiduría”  han  conservado  bien  sus  anales,  y  la  historia  de la evolución humana está trazada en el Cielo, como  lo está  en  los  muros  subterráneos. La  humanidad  y  las  Estrellas están  unidas  entre  sí  indisolublemente,  por  razón  de  las Inteligencias que gobiernan a estas últimas. Los  simbologistas  modernos  pueden  mofarse  de  esto,  y  llamarlo  “fantasía”;  pero, como escribe Mr. Staniland Wake: Es incuestionable que  el  Diluvio  ha  sido  [siempre] asociado  en  las  leyendas  de  algunos pueblos orientales, no sólo con las Pirámides, sino también con las constelaciones. El “Dragón antiguo” es idéntico a la “Gran Inundación”, dice Mr. Proctor: Sabemos que  en  el  pasado, la  constelación  del  Dragón  estaba  en  el  polo,  o  punto culminante  de  la  esfera celeste.  En  los  templos  estelares...el Dragón sería la  constelación superior o dominante...Es singular cuán estrechamente estas  constelaciones...corresponden  en  serie   y   orden  de  ascensión recta con los sucesos registrados acerca del Diluvio [bíblico]. Las  razones  para  esta  singularidad, sin embargo,  se  han  expuesto  suficientemente claras  en  esta  obra.  Sólo  muestra  ella que  ha   habido  varios Diluvios,  confundidos  en los  recuerdos  y  tradiciones  de  las  subrazas  de  la  Quinta  Raza.  El  primer gran Diluvio fue   astronómico   y   cósmico,  mientras  que   varios   otros   fueron terrestres.   Y,   sin embargo, nuestro muy sabio amigo Mr. Gerald Massey (un iniciado  verdaderamente en los misterios del Museo Británico, bien  que  sólo iniciado por  sí  mismo)  ha  declarado  y ha  insistido   en   que   la   Sumersión   y  el   Diluvio  Atlantes  eran tan sólo fantasías antropomorfizadas de gente ignorante, y que la Atlántida no era más  que  una “alegoría astronómica”.  Pero  la  gran alegoría zodiacal  está  basada  en  sucesos  históricos,  y  la alegoría no puede intervenir en la historia; además,  que  todo  estudiante  de  Ocultismo sabe  lo  que  significa  la  alegoría  astronómica  y  zodiacal.  El  Dr.  Smith  muestra   en  el poema épico de Nimrod, de las tabletas asirias, el significado verdadero de la alegoría. [Sus doce cantos] se refieren al curso anual del Sol en los doce meses del año. Cada tableta corresponde a un mes especial,  y  contiene  una clara  referencia a las formas  animales de los signos del Zodíaco...;[siendo el canto once] consagrado a Rimmon, el Dios  de  las  tormentas y de la lluvia, y se armoniza con el signo once del Zodíaco: Acuario, o el barquero.

Pero  aun  esto  está  precedido  en   los  Anales  antiguos   por   el   Diluvio  Cósmico pre–astronómico, que fue simbolizado  o alegorizado  en  el  Diluvio  Zodiacal  o  de  Noé, arriba  mencionado. Mas  esto  no  tiene nada que  ver  con  la  Atlántida.  Las  Pirámides están  estrechamente  relacionadas  tanto  con  las  ideas  sobre  la  constelación  del  Gran Dragón,  los  “Dragones  de  la  Sabiduría”,  o  los  grandes  Iniciados  de  la  Tercera  y  Cuarta Razas,  como  con  las  inundaciones del  Nilo,  consideradas  como  un  recordatorio  divino de la Gran  Inundación  Atlante.  Los  anales  astronómicos  de  la  Historia  Universal,  se dice, sin embargo,  que  tuvieron  su  principio  con   la   tercera  subraza   de   la   CuartaRaza–Raíz,  o  sea  los  Atlantes. ¿Cuándo  fue  esto?  Los  datos  Ocultos  muestran  que desde  el  tiempo  del  establecimiento  regular  de  los  cálculos  zodiacales  en  Egipto,  los polos han sido invertidos tres veces. Pronto volveremos sobre este aserto. Símbolos  tales como  los  representados por los Signos del Zodíaco –hecho  que  ofrece  un  asidero  a  los  materialistas  para  afianzar  sus teorías y opiniones que sólo abarcan un solo  aspecto–  tienen  un  significado  demasiado profundo, y su influencia sobre nuestra humanidad  es  demasiado  importante  para  que únicamente  les  dediquemos   unas   pocas   palabras.  Mientras  tanto, tenemos que considerar el significado de la afirmación de la Sloka 48, referente a  los  “primeros  Reyes Divinos”, que  se  dice  “volvieron  a  descender”, y  que guiaron  e  instruyeron a  nuestra Quinta   Raza   después  del  último  Diluvio. Este último    aserto  lo  trataremos históricamente  en  las  Secciones  que   siguen;   pero   debemos  terminar con algunos detalles más acerca del asunto de las “Serpientes”. Estos toscos comentarios sobre las Estancias Arcaicas tienen  que terminar aquí. Otras aclaraciones  requieren  pruebas, obtenidas  de obras  antiguas, medievales  y   modernas, que han tratado estos asuntos. Todos estos  testimonios  hay  ahora  que  reunirlos,  que cotejarlos  y  que  ordenarlos mejor,  de  manera  que llamen  la   atención  del  lector  sobre este  tesoro  de  pruebas  históricas. Y  como  nunca  insistiremos  demasiado  sobre  el múltiple significado del  extraño  y  sugestivo  símbolo  (tantas  veces  mencionado)  del “tentador  del  hombre”   (con   arreglo   a   la   luz   ortodoxa   de   la   Iglesia),   parece   más prudente agotar el asunto con todo género de pruebas en esta ocasión, aun  a riesgo de incurrir en  repeticiones. Nuestros teólogos  y  simbologistas  han  entendido invariablemente siempre que los Titanes y Kabires están indisolublemente relacionados con el grotesco personaje  llamado  el  “Diablo”,  y  todas  las  pruebas  que  se  presentan contra  su  teoría  han  sido  hasta  ahora  igualmente rechazadas  e  ignoradas.

El nombre  del  Dragón  en  la  Caldea  no  era  escrito  fonéticamente;  sino  representado por  dos monogramas, significando probablemente, según los orientalistas, “el escamoso”. “Esta descripción”, observa  muy  pertinentemente  G.  Smith, “se puede,  por supuesto, aplicar  ya  a  un  dragón  fabuloso,  a  una  serpiente  o a,  un  pescado”.  A  esto podemos añadir que  en  un  aspecto  se  aplica  a  Makara,  el  décimo  Signo  del  Zodíaco, término  sánscrito  de  un  animal  anfibio  no  descrito,  llamado  generalmente Cocodrilo, pero que en realidad significa algo  más.  Ésta  es,  pues,  una  admisión  virtual  de  que  los asiriólogos, en todo caso, no saben nada  de  cierto respecto  de  la condición del Dragón en la antigua Caldea. De  la  Caldea fue  de  donde  los  judíos  obtuvieron  su simbolismo,que  luego  les  fue  robado  por  los  cristianos,  quienes  hicieron del   “escamoso”   una entidad viviente y un poder maléfico. En el Museo Británico puede  verse  un  ejemplar  de  Dragones  “alados  y  con  escamas”. En esta representación  de  los  sucesos  de  la  Caída,  según  la  misma  autoridad,  hay también dos figuras sentadas a cada lado de un ”árbol”, y alargando sus  manos  hacia  la “manzana”, mientras  que  detrás  del   “árbol”  se  halla la Serpiente–Dragón. Esotéricamente,  las  dos  figuras son dos “Caldeos” dispuestos para la iniciación, simbolizando la Serpiente al Iniciador; mientras que los Dioses celosos, que maldicen  al árbol,  son  el  clero profano exotérico.  ¡No  hay  mucho  aquí  del  “suceso  bíblico”  literal, como puede ver cualquier Ocultista! “El Gran Dragón sólo tiene respeto  a  las  Serpientes  de  la  Sabiduría”,  dice  la  Estancia, probando así la exactitud de nuestra explicación de las dos figuras y de la “Serpiente”. “Las Serpientes que volvieron  a  descender...que enseñaron  e  instruyeron”  a  la  Quinta Raza.  ¿Qué  hombre,  en  su  juicio,  es  capaz  en  nuestra  época  de  creer que con esto  se quiera significar verdaderas serpientes?  De  aquí  la  grosera suposición (admitida ahora casi  como   axioma  entre los hombres científicos)  de  que  los  que  en  la  antigüedad escribieron sobre los varios Dragones y  Serpientes  sagrados,  eran,  o  bien  gente  crédula y  supersticiosa,  o  tenían  la  intención  de  engañar  a  otros  más  ignorantes que  ellos.  Sin embargo, desde Homero abajo, el término implica algo oculto para el profano.

“Terribles son los  Dioses  cuando  se  manifiestan” esos Dioses a  quienes  los  hombres llaman Dragones. Eliano, tratando  en  su  De Natura Animalium de  estos  símbolos ofidios, hace ciertas observaciones que demuestran que comprendía bien  la  naturaleza de   estos  símbolos, los   más   antiguos. Así,   refiriéndose  al  verso  homérico  antes mencionado, explica muy pertinentemente: Pues del Dragón, a la vez que es sagrado y se le debe rendir culto, tiene dentro  de  sí  mismo algo más aún de la naturaleza divina, la cual es mejor [¿para otros?] seguir ignorando. El símbolo del  “Dragón” tiene  un  séptuple significado,  y  de  estos  siete  significados puede exponerse el más elevado y el inferior. El más elevado  es idéntico  al  “Nacido  por Sí”,  el  Logos,  el  Aja  hindú.  Entre los  gnósticos   cristianos   llamados  naasenios,   o adoradores de la Serpiente, era la  Segunda  Persona  de  la  Trinidad,  el  Hijo.  Su  símbolo era  la  constelación  del  Dragón.  Sus  siete  “Estrellas” son las  siete  estrellas  que  están en la  mano  del  “Alfa  y  Omega”  en  el  Apocalipsis. En su significado más  terrestre,  el término “Dragón” fue aplicado a los hombres “Sabios”.

¿Se originó la alegoría  del Dragón  y  de  su  supuesto conquistador  en  el  cielo  con  San Juan, en su Apocalipsis? Terminantemente contestamos: No. El “Dragón” de  San  Juan  es Neptuno, el símbolo de la Magia Atlante. A fin de poder demostrar esta negación, se ruega al  lector  que examine  el  simbolismo de la serpiente o del Dragón bajo sus diversos aspectos.

LOS SIGNOS SIDERALES Y CÓSMICOS Todos   los  astrónomos,   sin hablar   de   los  Ocultistas   y  astrólogos,   saben   que, figuradamente hablando, la Luz Astral, la Vía Láctea y también el sendero  del  Sol  hacia los  trópicos  de  Cáncer  y  Capricornio,  así  como  también  los  Círculos  del  Año   sideral  o tropical, fueron  siempre  llamados  “Serpientes”  en  la  fraseología  alegórica  y  mística  de los  Adeptos. Esto, tanto cósmica como metafóricamente considerado.  Poseidón  es  un  “Dragón”:  el Dragón “Chozzar,  llamado  Neptuno  por  el  profano”  según  los  gnósticos  Peráticos;  la “Serpiente buena  y  perfecta”,  el  Mesías  de  los  naasenios,  cuyo  símbolo  en  el  Cielo,  es Draco. Pero debemos distinguir entre los diversos caracteres de este símbolo.

Cuando los mortales se hayan espiritualizado  lo suficiente,  ya  no  habrá  necesidad  de forzar en ellos  una  comprensión  exacta  de  la  antigua  Sabiduría.  Los  hombres  sabrán entonces que  jamás  ha  habido  todavía  un  gran reformador  del  Mundo  cuyo  nombre haya  pasado  a  nuestra  generación, que: a) no  haya   sido   una  emanación directa  del Logos   (cualquiera   que   sea   el  nombre  por   el  que   le   conozcamos),  esto   es,  una encarnación esencial de  uno  de  los  “Siete”, del  “Espíritu  Divino  que  es  séptuple”, y b),que no haya aparecido antes, en Ciclos anteriores. Ellos reconocerán, entonces,  la  causa que produce ciertos enigmas de las edades,  tanto  en la  historia  como  en la cronología;l a razón, por ejemplo, de por qué es imposible para ellos asignar una época  verdadera  a Zoroastro,  que  se  ve  multiplicado  por  doce  y  por  catorce  en  el  Dabistân; de  por  qué los números  y las individualidades de  los  Rishis y Manus  están  tan  mezclados; de porqué Krishna  y Buddha  hablan  de  sí  mismos  como   de  reencarnaciones, identificándose Krishna   con   el  Rishi   Nârâyana,   y   exponiendo  Gautama   una  serie  de nacimientos anteriores; y de por qué al primero especialmente, siendo “el supremo Brahmâmismo”, se  le  llama,  sin embargo, Amshâmshavatâra  – “una  parte  de  una  parte”  solamente  del Supremo en la Tierra; finalmente, por qué Osiris es un Gran Dios y  al  mismo  tiempo  un “Príncipe  en  la  Tierra”,  que reaparece  en  Thoth Hermes;  y  por  qué  a  Jesús  (en hebreo, Joshua)  de  Nazareth  se  le  reconoce kabalísticamente  en  Joshua,  el  hijo  de  Nun,  así como  en  otros  personajes.  La  Doctrina  Esotérica  explica  todo  esto  diciendo que cada uno de éstos, así como muchos otros, aparecieron primeramente en la Tierra como  uno de  los  Siete  Poderes  del  Logos,  individualizado  como  un  Dios  o  Ángel (Mensajero); luego,  mezclados  con  la  Materia, reaparecieron por  turno  como  grandes  Sabios   e Instructores  que  “enseñaron”  a  la  Quinta  Raza,  después   de   haber  instruido  a  las  dos Razas  precedentes;   gobernaron durante   las   Dinastías  Divinas,   y  finalmente se sacrificaron para renacer  en  varias circunstancias  en  bien  de  la  humanidad,  y por su salvación en ciertos períodos críticos;  hasta   que   en   sus   últimas  encarnaciones  se convirtieron verdaderamente en sólo “partes de una parte” sobre  la  Tierra,  aunque de facto sean el Uno Supremo en la Naturaleza.


H.P. Blavatsky

Doctrina Secreta-fragmentos

martes, 2 de marzo de 2021

Dragones y Serpientes simbolismo


Sin embargo,  en  el  Libro  VI  de los Comentarios se encuentra un pasaje que, traducido libremente, dice así: Cuando  la  Tercera  se  separó  y  cayó  en  el  pecado engendrando hombres–animales, éstos [los animales] se hicieron feroces, y los hombres  y  ellos  se  destruían  mutuamente. Hasta  entonces,  no  existía   el   pecado;  ninguna vida   se   destruía.  Después   [de   la separación]el   Satya  [Yuga]terminó.  La   eterna    primavera   se convirtió   en   cambio constante  y  estaciones  sucesivas.  El  frío obligó  a  los  hombres  a  construir guaridas  y  a idear vestidos.   El   hombre  acudió   a   los   Padres   superiores [los Dioses   o   Ángeles superiores]. Los  Nirmânakâyas  de  los  Nâgas,  las  Serpientes  sabias  y  Dragones  de  Luz, vinieron, y los precursores de los  Iluminados [los Buddhas].  Descendieron  Reyes  Divinos, y enseñaron a los hombres artes y ciencias; pues el hombre no  pudo  vivir  más  tiempo  en la primera tierra [Âdi–Varsha, el Edén de las primeras Razas], que se había  convertido  en un blanco cadáver helado.

El jardín del Edén no  ha  sido  nunca  propiedad  de  los  judíos;  pues  China,  que  no puede sospecharse que conociese nada acerca de los judíos 2.000 años antes de  Cristo, tenía un jardín primitivo semejante en el Asia Central, habitado por los “Dragones  de  la Sabiduría”,   los   Iniciados.   Y   según   Klaproth,   la   carta   jeroglífica copiada   de   una Enciclopedia japonesa  en  el  libro  de  Foe–koue–ki 472, coloca  su  “jardín  de  la  Sabiduría

En la  Meseta  de  Pamir,  entre los  picos  más  altos  de   la  cordillera  de  los  Himalayas;  y describiéndolo como  el  punto  culminante  del  Asia  Central,  muestra  a  los  cuatro  ríos, Oxus, Indus, Ganges y Silo, fluyendo de un origen común, el “Lago de los Dragones”.

Pero  éste  no  es  el  Edén  del  Génesis; ni es el  jardín  del  Edén  Kabalístico.  Pues  el primero –el Edén Illaah– significa en un sentido la Sabiduría, un estado semejante  al  del Nirvâna,  un  Paraíso  de  Dicha;  mientras  que  en  otro  sentido  se  refiere  al  Hombre Intelectual, el que contiene el Edén, en donde crece  el  Árbol  del  Conocimiento  del  bien y del mal, siendo el hombre el Conocedor.

Esa  “humanidad  primitiva”  se  hallaba  en  su  Quinta  Raza,   cuando   el  “Dragón  de Cuatro bocas”, el lago del  cual  quedan  muy pocas señales,  era  la  morada  de  los  “Hijos de la  Sabiduría”  los  primeros  Hijos  nacidos  de  la  Mente   de   la   Tercera  Raza.   Sin embargo,   no   era   la   única   cuna   ni   la   cuna   primitiva   de   la  humanidad, aunque, verdaderamente,  era  la  copia  de  la  cuna  del  primer  Hombre  pensador  divino. Era  el Paradesha, la tierra montañosa de la primera gente que habló el sánscrito, el Hedone, el país de las delicias de  los griegos,  pero  no  era  la  “Glorieta de  la  Voluptuosidad”  de  los caldeos,  pues  esta  última  sólo  fue  su  reminiscencia;  ni  fue allí donde  ocurrió  la  Caída del  Hombre  después  de  la  “separación”.  El  Edén  de  los  judíos  fue  copiado de  la  copia caldea.

El lector  preguntará  que  por  qué  nos  ocupamos   de   los   dragones.   Contestamos: primero, porque  el  conocimiento de  tales  animales  es  una  prueba  de  la  antigüedad enorme de la especie humana; y segundo, para mostrar la diferencia entre  el  significado zoológico   verdadero   de   las   palabras   “Dragón”,   “Nâga”   y  “Serpiente”  y  el  sentido metafórico, cuando se usan simbólicamente. El lector profano, que nada sabe acerca  de la  lengua  del  misterio,  es  probable  que, siempre que  vea  mencionada una  de  estas palabras, las tome literalmente. De aquí los quid pro quos y las acusaciones injustas.  Un par de ejemplos bastarán: “Sed  et  Serpens?”  Bueno:  Pero  ¿cuál   era  la  naturaleza   de   la  serpiente” Los  místicos ven  intuitivamente  en  la  serpiente  del  Génesis un   emblema   animal   y   una   esencia elevada   espiritual:   una   fuerza   cósmica,   supra inteligente,  “una  gran luz   caída”,  un espíritu  sideral,  aéreo  y   telúrico  a  la  vez,  “cuya  influencia circunvala  el  globo”  (quicircumambulat terrant), según  De  Mirville–482, cristiano  fanático  de  la  letra  muerta,  lo expresa; y que sólo “se manifiesta bajo el emblema físico que  concuerda  mejor  con  sus anillos intelectuales y morales”; esto es, bajo la forma de ofidio.

Pues  si  a los partidarios  de  la  Iglesia  Romana  se  les  enseña que  Mercurio,  y  Esculapio,  o  Asclepio, que son en realidad uno, son “demonios  e  hijos  de  demonios”  y  la  varita  y  la  serpiente del último, la “varita del  Diablo”,  ¿qué  es  entonces  la  Serpiente  de  Bronce  de  Moisés? Todos  los  versados  en  la  materia  saben  que  tanto  la  vara pagana  como  la  serpiente judía  son  una  misma  cosa,  a  saber:  el  Caduceo  de  Mercurio,  hijo  de   Apolo–Pitón.  

Los   Ocultistas   saben   que   la Serpiente,  el  Nâga  y  el  Dragón  tienen  cada  uno  un  significado septenario;  que  el  Sol, por ejemplo, era el emblema astronómico y cósmico de las dos Luces en contraste, y  las dos Serpientes  de   los  gnósticos,  el  bien  y  el  mal.  Saben  también  que,  cuando  las conclusiones, tanto  de  la  Ciencia como  de  la  Teología,  se  generalizan, presentan  dos extremos excesivamente ridículos. Porque cuando la primera  nos  dice  que  basta  seguirlas leyendas  sobre las  serpientes  hasta  su  origen primordial,  la  leyenda  astronómica,  y meditar seriamente  en  el  Sol,  el  conquistador  de  Pitón,  y  en  la  Virgen celestial  del Zodíaco rechazando al Dragón  devorador,  para  tener  la  clave  de  todos  los  dogmas  de las religiones subsiguientes, es fácil percibir que el autor, en vez de generalizar, tiene  su vista simplemente fija en la religión cristiana y  en  el Apocalipsis.  A  esto  lo  llamamos  un extremo.  El  otro  lo  vemos  cuando  la  Teología,   repitiendo  la   famosa   decisión  del Concilio de Trento, trata de convencer a las masas de que: Desde  la  caída  del  hombre  hasta  el  momento  de  su  bautismo,  el  Demonio  tiene pleno poder  sobre  él,  y  lo  posee  por derecho –diabolum dominum  et  potestatem    super  homines habere et JURE eos possidere 483.

A esto  contesta  la Filosofía Oculta:  Probad  primero  la  existencia  del  Demonio como entidad, y  entonces  podremos  creer  en  semejante congénita posesión.  Un  poco  de observación  y  conocimiento  de  la  naturaleza  humana  es  suficiente para  demostrar  la falsedad  de  este  dogma  teológico.  Si  Satán  tuviese  alguna  realidad  en  el  mundo objetivo,  o  aun  siquiera  en  el  subjetivo,  (en  el  sentido  eclesiástico),  sería  el  pobre Diablo el que se encontraría obseso crónicamente, y hasta poseído  por  los  perversos, y por lo tanto, por la gran masa de la humanidad. La  humanidad  misma,  y especialmente el sacerdocio y a su cabeza la altiva,  poco  escrupulosa  e intolerante  Iglesia  Romana,  es quien  ha  engendrado,  dado  nacimiento  y  criado  con  amor,  al  Demonio.  Pero  esto  es una digresión.

En todo lenguaje antiguo, la  palabra  dragón significaba  lo  que  ahora  en  China  long, o “el ser que  sobresale  en inteligencia”;  y  en  Griego  drácwnn, o “el que  ve  y  vigila”. ¿Pueden aplicarse estos epítetos   al   animal   de   este   nombre?   ¿No   es  evidente,   cualquiera   que   sea   la interpretación que por la superstición y el  olvido  del significado primitivo  le  den  ahora los   salvajes,   que   tales   calificaciones estaban   aplicadas    a    los   originales humanos simbolizados  por  las  Serpientes  y  los  Dragones?  Estos  originales, llamados hasta  hoy día  en  China  los  “Dragones  de  la  Sabiduría”, fueron los  primeros  discípulos  de  los Dhyânis,  que  fueron sus  instructores;  en  una  palabra,  los  Adeptos  primitivos,  de  la Tercera Raza, y, más tarde, de la Cuarta  y Quinta.  El  nombre  se  hizo  universal,  y  antes de la Era cristiana ningún hombre  en  su  cabal  juicio  hubiera  confundido  al  hombre  con el símbolo.

Thot  Hermes  es  un  nombre  genérico,  como  lo es Enoch –Enoichion,  el  “ojo  espiritual,  interno”–  y  Nebo,  el  profeta  y  vidente,  etc.  No es  el  nombre  propio  de   ningún hombre   vivo,   sino   el   título genérico   de   muchos Adeptos.   Su   relación  con  la  serpiente  en  las  alegorías  simbólicas,   es   debida   a   su iluminación por los Dioses Solares y  Planetarios  durante  la  primera  Raza  intelectual,  la tercera. Todos ellos son patrones representantes  de  la  Sabiduría  Secreta.  Asclepios  es el hijo del Dios–Solar Apolo, y es Mercurio; Nebo es el hijo de  Bel–Merodach;  el Manu Vaivasvata,  el  gran Rishi,  es  el  hijo  de  Vivasvat,  el  Sol  o  Sûrya, 

La Biblia, desde el Génesis al Apocalipsis, no es sino una serie de anales históricos  de  la gran lucha entre  la  Magia  Blanca  y  la  Negra,  entre  los  Adeptos  del  Sendero  de  la Derecha, los Profetas, y los  de la Izquierda,  los  Levitas,  el clero  de  las  masas brutales. Hasta   los   estudiantes   de   Ocultismo,   aun   cuando   algunos   de   ellos  tienen   más manuscritos  arcaicos  y  enseñanzas  directas  en  qué  fundarse,  encuentran,  sin  embargo, difícil trazar una línea de  separación  entre  los  Sodales  del  Sendero  de  la  Derecha  y  los del  de  la  Izquierda.  El  gran cisma  que  tuvo lugar  entre  los  hijos  de  la  Cuarta  Raza cuando se erigieron  los  primeros Templos  y  Salas  de  Iniciación bajo  la  dirección  de  los “Hijos de Dios”  se  halla  alegorizado  en  los  Hijos  de  Jacob.  Que  había  dos  Escuelas  de Magia,  y  que   los  Levitas  ortodoxos  no  pertenecían  a  la  buena,  se  muestra  en  las palabras  pronunciadas  por  el  moribundo  Jacob.   Y  aquí  conviene citar unas  cuantas sentencias de Isis sin Velo:

El moribundo Jacob  describe  así  a sus hijos:  “Dan  –dice–  será  una serpiente  en  el  camino, una culebra en el sendero, que morderá las patas de los caballos de modo que  el  jinete  caiga hacia atrás [esto es, enseñará a los Candidatos  Magia  Negra]. He  esperado  tu  salvación  ¡oh Señor!”  De  Simeón  y  Levi,  dice  el  patriarca que “son hermanos;  en  sus moradas hay instrumentos  de  crueldad. ¡Oh alma  mía,  no  penetres  tú  en  su  secreto; en   su  asamblea”. Ahora bien; en el original, las palabras “su secreto” se leen “su Sod”. Y Sod  era  el  nombre de  los  Grandes  Misterios  de  Baal,  Adonis  y  Baco,  los  cuales eran todos  Dioses  Solares,  y tenían serpientes por  símbolos.  Los kabalistas explican  la  alegoría  de  las  serpientes de fuego diciendo que  éste  fue  el  nombre dado  a  la  tribu  de  Levi,  en  una palabra,  todos  los levitas, y que Moisés era el jefe de los Sodales.

Por otra parte, si Moisés era el jefe de los Misterios, se deduce también;  por  tanto,  el Hierofante   de   los   mismos;   dedúcese    además    que    había    dos    Escuelas,  desde    el momento    en    que    al  mismo    tiempo    vemos    a    los    Profetas    condenando    las “abominaciones” del pueblo  de  Israel.  “Serpientes  de  Fuego”,  era,  pues, sencillamente, el epíteto  aplicado  a  los  Levitas  de  la  casta  sacerdotal,  después  que  abandonaron  la Buena Ley, las enseñanzas tradicionales de  Moisés,  y  a  todos  los  que  seguían  la  Magia Negra. Isaías, al referirse a los “hijos rebeldes” que tendrán  que  llevar  sus  riquezas  a  las tierras de donde vienen “la víbora y la serpiente voladora de fuego, o  sea la Caldea y Egipto, cuyos Iniciados habían ya degenerado mucho  en su  tiempo  (700  años antes  de Cristo),  se  refería  a  los  hechiceros  de  aquellos  países.  Pero  hay  que  tener mucho cuidado en distinguir éstos de los “Dragones de Fuego  de  la  Sabiduría”,  y  de  los  “Hijos de la Niebla de Fuego”.

En el Gran Libro de los Misterios, se nos dice que: Siete Señores crearon siete  Hombres;  tres  Señores [Dhyân  Chohans  o  Pitris], eran santos  y  buenos; cuatro  eran  menos  celestes  y  llenos  de  pasión.  Los  Chhâyâs [fantasmas] de los Padres eran como ellos. Esto  explica  las  diferencias  en  la  naturaleza humana,   que   está  dividida   en   siete gradaciones del bien y del mal. Había siete tabernáculos, dispuestos para ser habitados por mónadas bajo  siete diferentes  condiciones  Kármicas.  Sobre  esta,  base  explican  los Comentarios  la  fácil extensión del   mal   tan   pronto   como  las   formas   humanas   se convirtieron  en  hombres  verdaderos. 

Y  ahora  es  de  esperar  se  haya  probado  todo   el   significado del   emblema   de   la serpiente.  No  es  el   mal   y  mucho  menos  el  demonio;  pero  es  ciertamente  el  SEMSEEILAM ABRLSAX [Semes Eilam Abrasax] el “Sol  Eterno  Abrasax”   el   Sol  Central Espiritual de todos los kabalistas, representado  en algunos  diagramas  por  el  círculo  de Tiphereth.

H.P. Blavatsky

Doctrina Secreta-fragmentos

Continuará





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