Entrada destacada

Cartas de los Mahatmas-fragmentos

Uno de  los  Maestros  dijo  que,  en  el  mundo  de  hoy,  donde  se  encuentran  tan  pocos  que  tengan   deseos   desinteresados  p...

miércoles, 15 de mayo de 2019

LA LEYENDA DE WESAK

Imagen relacionada

En la cordillera himaláyica hay un alto valle, a trescientas noventa millas al oeste de Lhasa y no lejos de Nepal. Está rodeado por elevadas montañas que están cubiertas por árboles y arbustos. El valle es de forma oblonga, y hacia el norte tiene un estrecho pasaje frente al cual se alza una enorme Peña, blanca-grisácea y veteada por una sustancia brillante. Es de casi doce pies de largo por seis pies de ancho y de unos tres pies de alto. El valle es realmente una alta planicie cubierta por un pasto tosco, verde oscuro, como una enorme alfombra. En el lado norte de la planicie hay un arroyuelo que atraviesa un cañón llenos de pinos, y avanza unas pocas millas hasta que desaparece en un lago azul claro. En torno del valle no hay moradas. Puede verse solamente un templo budista y tres chozas cerca de él, en condición ruinosa. Pocos días antes de la luna llena de Tauro, que usualmente cae en Mayo, pueden verse coloridas tiendas en las lomas y cerca del río. Aumentan de número cuando se acerca la luna llena. Gente de ciudades circundantes, tribus trashumantes, discípulos, lamas y grandes Iniciados llegan allí para una fiesta bella y sagrada que tiene lugar en la luna llena de Tauro. En el día de luna llena, toda la muchedumbre viste ropas limpias, predominantemente blancas, y se reúne en el valle, ocupando la parte sur de éste y dejando la parte nordeste libre para los Grandes. Se sientan en el suelo sobre sus alfombritas o mantas, de manera ordenada; se sientan en gran silencio, reverencia y meditación. Cerca del tiempo de la luna llena, los Grandes empiezan a llegar con Sus mantos blancos para encontrarse con Sus discípulos y amigos e intercambiar bendiciones, sonrisas y unas pocas palabras de alegría. Poco después, llegan los tres grandes Señores, en Sus cuerpos etéricos, y están frente a la enorme Peña, enfrentando el norte. Son el Manu, el Cristo y el Maestro R. Cuando Ellos están allí en hondo silencio, todos los Maestros y Grandes se reúnen detrás de estos tres Señores, según su rango. A una señal dada, todos estos Grandes forman tres círculos concéntricos y empiezan a cantar. Cuando el cántico se ahonda y cobra más ritmo, los Visitantes etéricos se materializan y una figura gloriosa se torna visible en el centro de los círculos. Le llaman con varios nombres. Le llaman Buda Maitreya, Bodhisattva, o el Cristo, el Señor de la Paz y del Amor. Es el Maestro de todos los Maestros que forman la Jerarquía planetaria para llevar a cabo la Finalidad divina de este planeta, conduciendo a la humanidad de la oscuridad a la luz, de lo irreal a lo real, de la muerte a la inmortalidad, del caos a la belleza… El Cristo aparece vestido con un manto blanco puro, Su cabello le cae por los hombros en ondas. Tiene la Vara del Poder en Su mano, que le diera el Anciano de los Días para esta ocasión. Ningún Maestro puede tocarla salvo el Cristo, el Maestro de todos los Maestros. En cada extremo de la Vara hay una gran empuñadura de diamante que irradia un aura azul y anaranjada de gran belleza. Los Iniciados que están en los tres círculos le enfrentan en el centro, y cuando Él se torna más visible, todos Ellos se inclinan ante Él y cantan un mantram de salutación y afirmación. Luego, estos círculos se convierten en un círculo solo y forman una cruz, en cuyo centro está el Cristo. Aquí nuevamente el cántico conmueve los corazones y las almas de los presentes, y descienden más alegría, paz y bendición sobre la muchedumbre. El próximo movimiento es un triángulo dentro del círculo, en cuyo ápice está el Cristo. Está de pie cerca de la Peña y coloca Su Vara sobre ella. En la Peña puede verse un cuenco de cristal, con ornamentaciones doradas, y guirnaldas de flores de loto cubren la Peña y cuelgan de los rincones. Luego Ellos realizan otro movimiento que es un triángulo sobreimpuesto con tres óvalos, que se entrelaza en el centro del triángulo donde está el Cristo. El próximo movimiento es una estrella de seis puntas, luego la estrella de Cristo, el pentagrama. Aquí Cristo está en el ápice, cerca de la Peña; en la punta derecha, el Manu; en la punta izquierda, el Señor de la Civilización, el Maestro R.; un Gran Ser está en el centro, y otros dos Grandes en las puntas inferiores de la estrella. Aquí el cántico crea gran tensión en la muchedumbre, y Cristo, tomando Su Vara de la Peña, dice: ‘Presto, Señor, ven.’ Luego, pone nuevamente Su Vara sobre la Peña durante unos pocos momentos antes de la luna llena, y los ojos de todos los presentes se vuelven hacia la Peña. A pocos segundos de la luna llena, aparece en el cielo azul una mota de luz que lentamente se acerca más, se aclara y transforma en la figura radiante del Señor Gautama Buda, sentado con las piernas cruzadas, con una pura vestimenta amarilla e inundado con una imponente belleza de luz y color, Su mano derecha levantada en bendición. Cuando El llega a un punto sobre la Peña, eclipsando a los tres Señores que ahora están cerca de la Peña, la Gran Invocación es entonada por el Cristo, y todos los presentes caen postrados, tocando la tierra con sus frentes. Esta Gran Invocación crea una corriente estupenda de energía que atraviesa los corazones de los aspirantes, discípulos e Iniciados y llega a Dios.

Este es el momento más sagrado del año, el momento en el que la humanidad y la divinidad toman contacto. En el tiempo exacto de la luna llena, el Iluminado pasa a Cristo la energía del primer rayo, que Cristo recibe y cambia en voluntad-de-bien. Cristo, Que es el gran Celebrante, extiende Sus manos y toma el cuenco, lo alza sobre Su cabeza y lo pone de nuevo en la Peña. Luego, los Maestros cantan himnos sagrados, y el Gran Iluminado, después de bendecir a la muchedumbre, desaparece lentamente en el espacio. Cristo distribuye el agua bendita a los Iniciados y a todos los que están presentes en el valle. Ellos llegan en procesión y llenan sus pequeños recipientes y se marchan en paz. Así, una vez por año, en la luna llena de Tauro, la humanidad se carga con las energías del Gran Amanecer, y se presenta una extraordinaria oportunidad a todos los discípulos para que expandan su consciencia y consiguientemente sirvan a sus semejantes.
Resultado de imagen de himalayas imagen

Torkom Saraydarian
fragmentos

miércoles, 1 de mayo de 2019

Salmo 91

Resultado de imagen de imagen de angeles en el cielo

El que habita bajo la sombra del Altísimo
Reposa al amparo del Todo-Poderosos
Yo digo al Eterno: ¡Eres mi refugio y mi fortaleza,
Mi Dios, en quien confío!
porque es Él quien te libera de la red del cazador
De la peste y sus estragos
El te cubrirá con sus plumas,
y hallará refugio bajo sus alas
Su fidelidad es escudo y coraza
Tú no temerás los terrores de la noche
Ni la flecha que vuela de día
Ni la peste que avanza en las tinieblas
Ni el azote que devasta a mediodía
Aunque caigan a tu lado mil, 
y diez mil a tu derecha
Tú no serás atacado
Basta con que mires con tus ojos
y verás el pago que reciben los malvados
Porque Tú eres mi refugio ¡Oh Eterno!
Tú haces del altísimo tu descanso

Ningún mal te alcanzará
Ninguna plaga se aproximará a tu tienda
Porque él ordenará a sus ángeles 
que te guarden en todo tu camino
Ellos te llevarán sobre sus manos
por miedo a que tu pie tropiece contra una piedra
Andarás sobre el león y la víbora,
Hollarás al leoncillo y al dragón
puesto que él me ama, yo he de librarle;
Yo le protegeré pues conoce mi nombre 
El me invocará, y yo le responderé
Estaré a su lado en la desgracia
le libraré y le glorificaré
Le saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación

fotografía D.V. abril 29-2019