Entrada destacada

Cartas de los Mahatmas-fragmentos

Uno de  los  Maestros  dijo  que,  en  el  mundo  de  hoy,  donde  se  encuentran  tan  pocos  que  tengan   deseos   desinteresados  p...

domingo, 27 de diciembre de 2015

EL DEVACHÁN o Cielo


No hay texto alternativo automático disponible.

"Usted debe tener presente que hay dos campos de manifestación  causal, a saber: el objetivo y el subjetivo.  Las actividades morales y espirituales encuentran su esfera de efectos en el "Devachán". 

Todos los grandes planes de reforma moral, de investigación intelectual y espiritual en los principios abstractos de la naturaleza, todas las divinas aspiraciones, llegarían a su realización en el Devachán...

Todas las aspiraciones, los deseos, las esperanzas, los sueños que, en conexión con ese "momento" determinado hayan atravesado jamás el cerebro del soñador durante su vida, sin haber hallado nunca su realización sobre la Tierra; todo lo cual, él lo encuentra ahora plenamente realizado en el Devachán en toda su intensidad, sin sospechar jamás que toda esa bendita realidad no es más que la progenie creada por su propia imaginación, los efectos de las causas mentales producidas por él mismo. Ese momento particular único, que será el más intenso y que está más allá de todos los demás pensamientos de su cerebro moribundo en el momento de la disolución, será, naturalmente, el que regirá todos los demás "momentos"; no obstante, los últimos pensamientos, aún siendo menos vívidos y de menor importancia, están también allí, y tendrán su plan asignado...



No hay hombre en la tierra que no tenga alguna predilección determinada o alguna pasión que lo domine; nadie, por humilde y pobre que sea, y a menudo a causa de eso, puede dejar de entregarse a esos sueños y deseos, aunque no hayan sido satisfechos.

Así como la existencia física va acumulando la intensidad de su fuerza desde la infancia hasta la plenitud, y su energía va disminuyendo, a partir de entonces hasta la senectud y la muerte, de igual modo transcurre el sueño que se vive en el Devachán. 

La naturaleza no engaña ni al morador del Devachán ni al hombre físico viviente. La naturaleza le proporciona allí una verdadera dicha y una felicidad mucho mayores que aquí, donde se enfrenta a todas las condiciones para el bien y para el mal, y donde su inherente desamparo ha hecho de la felicidad pura en esta tierra una total imposibilidad para el ser humano, cualesquiera que sean sus oportunidades y condiciones. Llame más bien a esta vida una pesadilla fea y horrible, y tendrá usted razón.

Esta fatigosa ronda de nacimiento tras nacimiento debe recorrerse una y otra vez hasta que el ser alcance el fin de la séptima ronda o bien, en el interín, alcance la sabiduría de un Arhat, después de un Buddha...

La imagen puede contener: árbol, piscina, exterior y naturaleza


Para el morador del Devachán su ocupación especial es siempre agradable y llena su vida de éxtasis. Luego, debe haber cambio, puesto que esa vida de ensueño no es más que el goce, el momento e la cosecha de esos gérmenes psíquicos de semillas caídas del árbol de la existencia física en nuestros momentos de sueños y esperanzas, que florecen en la rosada aurora del Devachán, y maduran bajo su siempre fructífero cielo. ¡Allí no hay fracasos ni desengaños!  Aunque un hombre haya tenido un único momento de felicidad y experiencia ideal durante su vida. Esa nota única, pulsada de la lira de la vida, formaría la Nota Clave del estado subjetivo del ser, y se traduciría en innumerables y armoniosos tonos y semitonos de fantasmagoría psíquica. Allí, todas las esperanzas no realizadas, las aspiraciones y los sueños, se ven plenamente colmados, y los sueños de lo objetivo se convierten en las realidades de la existencia subjetiva.

No hay texto alternativo automático disponible.



K.M.

fragmentos de LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS 

miércoles, 9 de diciembre de 2015

SI... de Rudhyar Kipling


Si...




Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando todos a tu alrededor
la han perdido y te culpan a ti.
Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti,
pero también aceptas que tengan dudas.
Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no incurres en el odio.
Y aun así no te las das de bueno ni de sabio.




Si puedes soñar sin que los sueños te dominen;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes encontrarte con el triunfo y la derrota,
y tratar a esos dos impostores de la misma manera.
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,
tergiversada por villanos para engañar a los necios.
O ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida,
y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas.


Si puedes apilar todas tus ganancias
y arriesgarlas a una sola jugada;
y perder, y empezar de nuevo desde el principio
y nunca decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón, y tus nervios y tendones,
a cumplir con tus objetivos mucho después de que estén agotados,
y así resistir cuando ya no te queda nada
salvo la Voluntad, que les dice: "¡Resistid!".


Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
o caminar junto a reyes, sin menospreciar por ello a la gente común.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos pueden contar contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el implacable minuto,
con sesenta segundos de diligente labor
Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y —lo que es más—: ¡serás un Hombre, hijo mío!


Rudhyar Kipling

recogido de: Wikipedia

Este poema fue escrito en 1909 por el escritor Rudyard Kipling, que aunque nació en Bombay, India; vivió toda su vida en Inglaterra hasta el año 1936. Rudyard Kipling ganó el Premio Nobel de Literatura en 1907 por sus aportaciones al acervo literario del mundo al escribir "El hombre que quizo ser rey" (1889), (1894) y "Kim" (1901).

martes, 1 de diciembre de 2015

Ley de acción y reacción, o Ley de Causa y efecto: Karma



"No os engañéis: Dios no puede ser burlado; 
todo lo que el hombre sembrare, eso también cosechara"
San Pablo

Dios no nos castiga, como tampoco anula los efectos de nuestra siembra. El ha colocado la Ley de acción y reacción, y nos envía sus guías para enseñarnos las doctrinas de la buena conducta y la ética. Si quebrantamos Su Ley, tendremos que ajustar la cuenta con nuestros sufrimientos hasta que aprendamos a no actuar malamente otra vez.

Esta Ley de Karma, como acción y reacción, implica que:

1) Los actos benéficos de la vida pasada, hacia los demás, determinan nuestro ambiente favorable, es decir, nacimiento de una familia de posición honorable, de padres cariñosos, y con oportunidades de educación.

2) Los actos maléficos del pasado, hacia los demás, determinan un ambiente desfavorable, nacimiento de una familia sin recursos, de pares egoístas, y la falta de oportunidades para la educación.

3) Las aspiraciones y deseos del pasado son las capacidades con las cuales nacemos; si uno nace con una marcada capacidad para la música, la ciencia o la religión, es debido a sus aspiraciones de la vida pasada para poseer tales capacidades.

4) Nuestros pensamientos buenos o malos, que tuvimos en el pasado se reflejan en nuestro  carácter como bueno o malo. El carácter bondadoso de un niño es resultado de los pensamientos buenos del alma cuando vivió como hombre o mujer en la vida pasada; el mal carácter es debido a los malos pensamientos.

5) Nuestras experiencias ya vividas se transforman en sabiduría. El sabio o experto en cualquier ciencia o arte o negocio ha trabajado ya en esos asuntos en sus vidas pasadas.

No se debe entender que esta Ley de causa y efecto exige que si uno mata a otro, éste a su vez habrá de matar a su asesino en su próxima vida. Tal reacción que contesta el mal con otro mal no ayudaría ni a uno ni a otro para hacerse mejores. Cuando uno hace daño a otro, por ejemplo en este caso,, cuando quita la vida a otro, la reacción según la Ley de Dios es que el asesino deberá perder su vida a causa de otro, en compensación. 

La Ley de causa y efecto no es ley de venganza, sino de ajustamiento. 


fragmentos de JINARAJADASA
Nueva Humanidad de la Intuición

miércoles, 25 de noviembre de 2015

LA FUERZA INTERIOR


¿Dónde está el mal? ¿Dónde está la solución? El mal y la solución está en nosotros mismos

Todo lo que nos pasa, todas estas cosas que amenazan a nuestros hijos y a nosotros mismos, han nacido de nosotros, de nuestra propia debilidad, de nuestro propio vacío de poder interior y exterior. Ante esa circunstancia nosotros únicamente podemos reafirmarnos en nosotros mismos, en la parte más noble que tenemos, volver a reencontrar los viejos caminos arbolados que llevaban a las colinas del espíritu; volver a encontrar la fuerza fraternal que nos una más allá de las diferencias de tiempo, edad, lugar, color. Llegar a estudiar realmente y reflexionar sobre los distintos pensamientos que hay en el mundo. No dejar que nos sigan deformando la historia, conocer la historia realmente porque ella conforma nuestras raíces, pues nuestra civilización es como un árbol, y un árbol sin raíces se cae.



Necesitamos una historia profunda, que tenga dedos fuertes y que penetran a través de la tierra para buscar los escondidos manantiales del espíritu, para que pueda luego volver a florecer, para que puedan otra vez salir las hojas verdes, para que canten los pájaros , para que los jóvenes sean de nuevo jóvenes y no payasos vestidos a veces de cualquier manera.


Estamos de acuerdo en que el mundo está viejo, en que los tiempos están podridos, en que se nos ha engañado, y que tal vez nosotros también engañamos sin querer. Pero hay una cosa en la cual no estamos de acuerdo: en que podamos igualar por abajo. Todos los hombres son iguales en esencia, pero en la personalidad todos somos maravillosamente diferentes... Es cuestión de levantarnos y encontrarnos allí en la cumbre de la historia, donde brilla el Sol de un mundo nuevo, donde se puede forjar poco a poco de una manera directa y clara, la fuerza interior y exterior del hombre nuevo. Ese hombre nuevo, ese hombre limpio, ese hombre que no se podrá comprar, que concibe la vida como un ejercicio de voluntad para evolucionar hacia Dios. 


Debemos recrear en nuestro corazón esa fuerza interior natural, invisible, inexorable que pueda señalarnos dónde está lo bueno, dónde está lo malo, y no solamente señalarlo, sino que lo hagamos realidad con nuestros actos, día a día, hora a hora, instante a instante, donde vayamos y donde estemos.


Ante todo necesitamos ser nosotros mismos. No hay revolución salvo una re-evolución. Antes de aspirar al desarrollo o a la revolución debemos enfrentarnos con nosotros mismos. No hay desarrollo si no tenemos qué desarrollar. Encontrar primero qué tenemos dentro.


El mundo nuevo necesita un hombre nuevo, no se puede construir un mundo nuevo con hombres y mujeres viejos.Cuando digo viejo no me refiero al sentido exterior, sino al interior. Este mundo nuevo debemos re-crearlo de una manera bella, debemos amar la buena música, la buena pintura, la buena literatura, el buen trato, amar la buena gente, gozar de la amistad, del amor y tratar de no envilecer a nuestra juventud.


Es mi deseo, queridos amigos, que todos vosotros, de alguna manera, hayáis sentido esta noche la inquietud del hombre nuevo, que llama a la puerta de nuestro pecho cargado de poesía, belleza, de amor, de amistad y de fuerza. Ese hombre nuevo bañado en la inmortalidad, que sabe apreciar la belleza de los amaneceres, de los atardeceres, de las noches estrelladas, de la vida y de la muerte. Ese hombre nuevo es bondadoso, dulce, tierno; que no desprecia a los ancianos, que no le corta el paso a los jóvenes, que no abandona un amor por exaltar el sexo, que no abandona la concordia por exaltar la violencia. 



1980 - fragmentos de conferencias de JORGE ANGEL LIVRAGA RIZZI

martes, 10 de noviembre de 2015

MENSAJE postúmo de PETER DEUNOV


Todos los humanos se verán sometidos al Fuego Divino, que les purificará y les preparará en vistas a una nueva época. Con relación a donde está actualmente, el hombre se elevará a un grado superior, condición indispensable para su entrada en la Nueva Vida. Esto es lo que se entiende por “nuevo nacimiento”. Poco tiempo ha de pasar hasta que este fuego divino venga a transformar el mundo y a traer una nueva moral. Llega esta inmensa ola desde el espacio cósmico e inundará toda la tierra. Y todos los que intenten oponerse, serán transferidos y llevados a otra parte. Todos los seres sentirán esa nueva ola, a pesar de que no todos están en el mismo grado de evolución. Y esta transformación se sentirá no solo en la tierra, sino también en todo el cosmos. La sola y única cosa que el hombre puede hacer ahora, es volverse hacia Dios, mejorándose conscientemente, elevando las vibraciones de su cuerpo, a fin de encontrarse en armonía con la ola poderosa, que va a rodearle. El mundo invisible emplea desde el presente, el Fuego Divino como lo más eficaz para purificar la tierra. Bien entendido que no se trata de “fuego” visible, ¡ni mensurable por ningún instrumento! El fuego del que hablo, acompaña las nuevas condiciones divinas que van a ser ofrecidas al planeta y lo renovara, purificará y reconstruirá todo; la materia se afinará, los corazones se verán liberados de sus inquietudes, de sus tormentos y de sus incertidumbres, volviéndose luminosos. Todo lo que sea útil, se verá mejorado, y lo indeseable se verá rechazado. Los pensamientos, sentimientos y actos negativos, serán anulados y destruidos. Así, la liberación de los pueblos vendrá del mundo invisible, por el fuego divino, que no tocará más que a los seres, cuyas vibraciones no estén en acuerdo con las de la nueva ola. Los hombres de buena voluntad, que hayan trabajado para su perfeccionamiento; serán salvados. La idea de la fraternidad, comienza a aparecer. La tierra se volverá un lugar bendito; y esto ya no va a tardar, pero antes de que eso ocurra, serán enviados grandes sufrimientos para despertar la conciencia de los humanos. Los pecados acumulados durante miles de años, deberán ser desintegrados. La ola ardiente, emanando de lo Alto, contribuirá a liquidar el karma de los pueblos, es decir, las faltas y los crímenes de la humanidad. Y esa liberación no puede ser remitida por más tiempo. La humanidad debe prepararse para las grandes pruebas que vienen ineluctablemente. 

Esto es el fin de una época, un nuevo orden va a sustituir al antiguo, un orden en el cual reinará el amor sobre la tierra. Hace dos mil años, el Cristo vino para preparar el camino, y las condiciones necesarias para el advenimiento de ese orden nuevo. Actualmente los seres no quieren tratar de comprender; continúan haciendo trampas, engañando, mintiendo y pecando, y si no se mejoran, van a ser sometidos al Fuego Divino, con su cortejo de pruebas, sufrimientos y enfermedades. Todo el mundo sufre hoy. Un malestar general planea sobre la humanidad; la única cosa que puede salvarla y liberarla, es que ella reencuentre el lazo de unión con lo divino, sirviendo al amor. Hoy se trabaja un suelo, en el cual se sembrarán los verdaderos bienes de la vida. ¿Hasta cuando deberemos sufrir?, os preguntaréis. Hasta que os volváis perfectos, y que el sufrimiento se transforme en alegría, esta dicha que solo puede nacer por el cumplimiento de la ley divina. Vivimos una época de transformación del mundo. Se observan cambios en las concepciones, en la política, en la economía, en las religiones, en las condiciones materiales, en todo… EL SISTEMA SOLAR HA ENTRADO EN UNA NUEVA REGIÓN DEL ESPÍRITU. Todas las transformaciones se hacen desde el interior hacia el exterior. En las condiciones actuales de la vida, la existencia es una esclavitud, una pesada prisión. ¡Comprended vuestra situación presente y liberaos! Yo os digo: ¡salid de vuestra prisión! Es infinitamente desolador, constatar vuestras desviaciones, vuestros sufrimientos que resultan de vuestra incapacidad de comprender donde esta vuestra felicidad. TODO LO QUE AHORA ESTAIS VIENDO, SE HUNDIRÁ Y VA A DESAPARECER. No quedará nada de las leyes contemporáneas y de la perversidad general; toda la tierra se verá sacudida y no quedará nada de la engañosa cultura que mantiene a los hombres bajo su yugo. Los temblores de tierra no son solamente fenómenos mecánicos; tienen también por finalidad, despertar el intelecto y el corazón de los humanos para que se liberen de sus errores y de sus locuras, y que comprendan que no son ellos quienes dirigen, sino que dirigen OTROS. Todo lo que os digo, ya empieza a aparecer en la vida. 

Todo el sistema solar, esta atravesando todavía una región del cosmos, donde antes pereció un universo y que ha dejado su huella, su “polvo cósmico”. Esta travesía de un espacio contaminado, tiene el efecto de envenenar a todos los seres vivientes, no solamente la tierra sino también nuestra galaxia. Con la única excepción del Sol, el cual no se ve afectado por esta zona nefasta. Al presente no aproximamos a la salida de esta región, que se llama la “zona trece” o mejor “zona de las mayores contradicciones”. La tierra ha permanecido en ella millares de años, pero va a alcanzar una región más espiritual donde viven seres más evolucionados. LA TIERRA SIGUE AHORA UN MOVIMIENTO ASCENDENTE Y CADA UNO DEBE ARMONIZARSE CON ESA ASCENSIÓN. Los que rehúsen someterse a esa ley, perderán la ventaja de las buenas condiciones y, quedándose atrás, deberán esperar decenas de millones de años, la venida de una nueva ola ascendente. La tierra, el sistema solar, el universo, todo se mueve en una nueva dirección bajo el impuso del amor; en estos momentos parece débil, pero en realidad es la más grande de las fuerzas. Hasta hoy, los humanos adoraron el dinero y la violencia como factores preponderantes de la vida; en el porvenir todo será subordinado al amor, y todo le servirá. La conciencia humana va a despertarse. Mientras la discriminación entre el bien y el mal no se tenga en cuenta, la vida de los hombres será absurda. Después de los acontecimientos que servirán para despertar a los seres, “lo nuevo”, se apoderará del mundo; y vendrán días maravillosos. 

Mientras reina el invierno, las dificultades son grandes, pero cuando aparece la primavera, las dificultades disminuyen y el verano y el otoño vuelven a representa condiciones favorables. Ahora estamos al final del invierno. El Bien, como la primavera, aparecerá justo en su momento. Cuando llega la primavera, todo florece; así ocurrirá con la llegada de lo Divino, los hombres se encontrarán y hablarán con los ángeles y con Dios. ¿Cómo? ¡EN EL SILENCIO! Miraréis a la luna y a las estrellas y os alegraréis en silencio; la vista de cada animal, de cada flor, de cada guijarro, el descubrimiento de una fuente pura, os hará dichosos por que en ello veréis a Dios. La ola que ahora viene os elevará, pero alcanzará también a los animales, los vegetales y los minerales. En el presente, este momento es el más peligroso. Podéis permanecer indiferentes y adormeceros, pero sabed, que por un segundo podéis perder el tren Divino que, es muy puntual y muy exacto. Por ello vuestra conciencia, vuestro intelecto y vuestro corazón deben permanecer despiertos. Quien ha vivido millones de años sobre la tierra, que ha pasado tantos sufrimientos, ¿debe dejar pasar este momento, fallar en subir al tren y perder la ocasión de adoptar lo “Nuevo” que viene? Si Dios os encuentra despierto cuando os visite, germinaréis como el grano,  os desarrollaréis, ya daréis fruto. Pero para reconocer conscientemente este momento, debéis pasar por la ley del sacrificio y de la abnegación. Si los hombres persisten en corregir sus errores, ¿pensáis que los seres del mundo superior no tomarían medidas para combatir el mal sobre la tierra? Se producirán huracanes, inundaciones y temblores de tierra que lo barrerán todo; será el castigo por la manera errónea de vivir de la humanidad. El mundo no será destruido, pero si las concepciones erróneas de los hombres que se renovarán enteramente. ¿Qué espera la gente en la actualidad? Esperan mejores condiciones exteriores, materiales, que después les cambiarán la vida. ¡PERO SOLO CAMBIANDO LA FORMA DE PENSAR SE PUEDE CAMBIAR LA VIDA! Las teorías, las palabras son incapaces de corregir a los seres; solo la toma de conciencia de las pruebas y los sufrimientos puede llevarles a transformarse. Los sabios, los eruditos, los ricos no han logrado organizar el mundo, para ponerlo en orden están ahora los humildes, los pequeños que son los encargados de hacerlo. ¡No soy yo quien lo dice sino Dios! El Cristo, hace dos mil años, vino a la tierra para salvar al mundo de la catástrofe que entonces le amenazaba, y lo salvó. Hoy día los iniciados y los sabios tratan de aplazar el inminente trastorno de la tierra, y solo de esta manera se podrá evitar. Todo lo que está escrito en el capítulo del profeta Daniel, se refiere a los tiempos actuales. “Si estos días no fueran acortados, nadie se salvaría, pero a causa de los elegidos, estos días, se acortarán…” Habrá efusiones de sangre, revoluciones, las fuerzas del cielo y de la tierra se manifestarán. Allí donde está la tierra, vendrá el agua, y allí donde está el mar vendrá la tierra…” Después de estos sufrimientos, los que serán salvados (los elegidos), entrarán en el Reino de Dios, en la armonía y la belleza ilimitadas. GUARDAD VUESTRA PAZ Y VUESTRA FE EN MEDIO DE LOS MÁS GRANDES TERRORES Y SUFRIMIENTOS, porque ¿no se ha escrito, que ningún cabello caerá de la cabeza del justo? Y NO OS DESNIMÉIS, CONTINUAD CON VUESTRO TRABAJO DE PERFECCIONAMIENTO PERSONAL. Los Hijos de la Fuerza y de la sabia Voluntad, van a realizar el tercer testamento de Dios, sobre la tierra se realizará entonces el más grande de los milagros: EL MAL SE VOLVERÁ SERVIDOR DEL BIEN. La humanidad recibirá la tercera iniciación y entrará en unión directa con el mundo espiritual. NO TENÉIS IDEA DEL GRANDIOSOS PORVENIR QUE OS ESPERA ¡UN NUEVO MUNDO HA SIDO CREADO! En el futuro, el trabajo será mucho menos estresante que hoy. Y los hombres tendrán tiempo para dedicarse a ocupaciones de orden espiritual, intelectual y artístico. LA CUESTIÓN DE LAS RELACIONES ENTRE EL HOMBRE Y LA MUJER SE RESOLVERÁ CORRECTAMENTE; el uno y el otro tendrán la libertad de manifestarse siguiendo sus propias aspiraciones. Nadie tiene derecho de quitarle la libertad a otro, quien quiera que sea. Ante todo deben ganarse la estima y el respeto recíprocos. Vosotros alimentáis pensamientos y preocupaciones mezquinas, y creéis justificaros diciendo que tal es la naturaleza humana ¡No rebajéis a vuestra naturaleza, que no es material únicamente tal como la despreciáis! Si cada día pensarais una hora en el Bien, el grandioso acontecimiento que esa hora crearía en el mundo, os daría, en vuestra próxima vida, ¡condiciones para que fuerais como genios! Todas las culturas del pasado, así como la actual, constituyen una preparación para el porvenir. En el futuro, el hombre viajará a los diferentes mundos, a fin de ver y conocer sus sistemas y su orden, y de verse iluminado sobre el contenido interior de la vida. Después de este estudio, estará en disposición de abordar el conocimiento del Mundo Divino, que es la cabeza del Universo. Todos los seres de la tierra, del más pequeño al más grande, tiene un papel que jugar, su tarea que realizar para la Fraternidad Blanca, es decir, para la venida del reino de Dios sobre la Tierra. 

UNA DE SUS CUALIDADES, ES EL SENTIMIENTO DE UNA FRATERNIDAD QUE SE APLICARÁ A TODOS. Se olvidará el interés personal, y la única aspiración del ser, será aplicar el amor en la vida. 

Los adeptos de la nueva cultura, le llamo “Hermanos de la humanidad”, o todavía mejor “Hijos del Amor”. Serán inquebrantables en el Bien, y representarán un nuevo tipo de hombres. La humanidad ha pasado de la vida subconsciente a la vida consciente y se encuentra ahora en la frontera de la vida super-consciente. De las profundidades del inconsciente el hombre se eleva ahora hacia la luz de la supraconsciencia, es decir hacia el conocimiento y manifestación de lo Divino. Es esta la nueva raza que viene; todos los hombres formarán una familia, y cada pueblo representará un órgano del cuerpo. Cuando hablamos de una nueva raza, nosotros sobreentendemos, la del Amor manifestado de una nueva manera, tal que el mundo contemporáneo, aun solamente tiene una idea muy vaga. Desde hace dos mil años, la logia negra se esfuerza en suplantar al Amor, y reducirlo a un papel, justo para satisfacer a los ingenuos y los imbéciles. Pero debéis saber, que esto que habéis tomado por amor no es el Amor real; el Amor verdadero, es el más sabio, y al mismo tiempo, el principio más sublime. Y todos lo esfuerzos incesantes de la logia negra por atenuar su importancia, y asimilarle a la decadencia y a la perversidad, no pueden nada contra su esencia divina. El mundo astral ya ha sido depurado. La tierra todavía es un terreno de lucha, pero las fuerzas negras retrocederán y será purificada. Finalmente, los humanos, viendo que no les queda otro camino, se comprometerán con la Nueva Vida, la de la salvación. Si algunos piensan, en su orgullo insensato, que pueden llevar la tierra, a una vía que reprueba lo Divino, se equivocan, y se darán cuenta que la dirección del mundo no les pertenece. La cultura del porvenir se distingue por tres principios directores: 1º) La elevación de la mujer 2º) La elevación de los débiles y los humildes 3º) La protección de los derechos del hombre. 

El Amor es la necesaria salvación del mundo, es la única fuerza que puede pacificar a los pueblos, puesto que cada uno tiene una misión sobre la tierra; el Amor empieza a manifestarse, el bien, la justicia y la luz vencerán, es cuestión de tiempo. Las religiones deben ser purificadas, cada una de ellas encierra, algo de lo divino, pero esta oscurecido por la repetida aportación de conceptos humanos. Todos los creyentes tendrán que unirse y ponerse de acuerdo sobre el mismo principio; colocar el Amor como base de toda creencia, cualquiera que sea. Amor y fraternidad, esta son las bases comunes. Cuando empiecen a venir las ondas cortas de la electricidad cósmica, será el fin de los seres malvados y las fuerzas oscuras no podrán soportarlas, así serán enviadas al fuego eterno para consumir el mal que poseen. Enseguida estos seres fulminados se arrepentirán por que está dicho que; “Toda carne glorificará a Dios”. Quienes se dedican al bien de otros, tendrán la dicha eterna, porque se hallarán unidos a la conciencia divina; pero los que solo desean servirse a si mismos, serán abandonados. El destino del hombre no esta escrito ineluctablemente; TENEMOS EL PODER DE CAMBIARLO TODO. Desde el momento que lo Divino nos penetra, adquirimos esa fuerza, y podemos atenuar e incluso abolir, nuestro karma. Lo esencial reside en el espíritu, en el alma, en el intelecto, en el corazón y en la voluntad del hombre. LA CULTURA QUE VIENE SERÁ LA DEL CORAZÓN… La tierra, que nos soporta a todos, se desembarazará de los hombres que no adopten “lo Nuevo”. Los rechazará como frutos corrompidos. Así mismo, los seres que estén aferrados, a concepciones caducas, los que no estén prestos a acoger la Nueva Vida, no podrán reencarnarse en nuestro planeta; tampoco podrán hacerlo los espíritus criminales. Solo serán admitidos los que posean el amor en ellos. No hay un lugar en la tierra que no esté manchado de sangre, humana o animal; por ello se necesita que la tierra sufra una purificación, es por ello que ciertos continentes actuales serán sumergidos, mientras que otros emergerán. Los hombres no se imaginan porque clase de peligros están siendo amenazados, y continúan persiguiendo sus objetivos fútiles y sus placeres. Los hombres de la sexta raza, por el contrario, serán conscientes de la dignidad de su papel y respetarán la libertad de todos. Se alimentarán exclusivamente de productos del mundo vegetal. Sus ideas tendrán el poder de circular tan libremente como el aíre y la luz en nuestros días

CUANDO LOS HOMBRES DEJEN DE PECAR Y SE VUELVAN VIRTUOSOS, EL CLIMA DE NUESTRO PLANETA, SERÁ MODERADO POR TODAS PARTES, Y LAS VARIACIONES BRUTALES YA NO EXISTIRÁN. LOS PARASITOS DESAPARECERÁN. EL AÍRE SE VOLVERÁ PURO, AL IGUAL QUE LAS AGUAS. LOS HUMANOS SE ACORDARÁN DE SUS ENCARNACIONES PASADAS, Y EXPERIMENTARÁN EL PLACER DE CONSTATAR QUE AL FIN SE HAN LIBERADO DE SU ANTIGUA CONDICIÓN. Al igual que se limpia de parásitos la viña y se le quitan las hojas muertas, así actúa el mundo invisible para preparar a los seres que quieren servir al Dios del Amor. Se les dan buenas condiciones de vida, para que puedan crecer y desarrollarse y se les dice: “NO TEMÁIS NADA,¡UN POCO DE TIEMPO MÁS Y TODO SE ARREGLARÁ; ESTÁIS EN EL BUEN CAMINO”. Quien quiera entrar en la nueva cultura, que estudie y trabaje, que se prepare conscientemente. Lo Divino llega sobre la tierra. 






Mensaje póstumo del Maestro PETER DEUNOV -Dic 1944

La Mediumnidad: Medianeros y Médiums



"Eran mediums si entendemos por tales a cuantos cuya magnética aura sirve de medio actuante a las entidades espirituales de las esferas superiores.

La verdadera mediumnidad se educe en unos individuos espontáneamente, en otros necesita influencias extrañas que la eduzcan y en la mayoría de los casos queda en estado potencial.  El aura del individuo está en función recíproca de sus facultades mediumnímicas. Todo depende del carácter moral del médium. El aura puede ser densa, turbia y mefítica, de modo que repela a las entidades superiores para atraer únicamente a las de ínfima condición que allí se gocen como el cerdo entre inmundicias; o por el contrario puede ser sutil, diáfana, pura y reverberante como el rocío de la mañana. Estos celestiales nimbos circuían a hombres tales como Apolonio, Jámblico, Plotino y Porfirio, cuyas almas, en perfecta identidad con sus espíritus por efecto de la santidad de vida, atraían las influencias benéficas e irradiaban efluvios de bondad que repelían las malignas. No sólo se asfixiaban las entidades inferiores en el aura del taumatargo, sino en las de cuantos reciben influencia de él, sea por cercanía eventual o por voluntad deliberada. Esto es mediación y no mediumnidad. Un hombre tal no es médium, sino medianero y templo del Dios vivo; pero si la pasión o los malos pensamientos y deseos profanan el templo, se convierte el medianero en nigromántico, porque se retiran entonces las entidades puras y acuden las malignas. Sin embargo, también en este caso hay mediación y no mediumnidad, pues tanto el mago negro como el mago blanco determinan conscientemente su aura y por su propio albedrío atraen a las entidades afines.

La mediumnidad, por el contrario, es inconsciente, pues el aura del médium puede modificarse por circunstancias independientes de su voluntad, de modo que provoque, favorezca o determine manifestaciones psiquicofísicas de carácter ya benéfico, ya maligno. La mediación y la mediumnidad son tan antiguas como el hombre. La segunda es sinónima de obsesión y posesión, pues el cuerpo del médium se somete al dominio de entidades distintas del Ego inmortal.

La mediumnidad, benéfica o maléfica, es siempre pasiva, y felices; por lo tanto, los puros de corazón que gracias a su natural bondad repelen espontáneamente los espíritus malignos.

Por el fruto se conoce el árbol. En todo tiempo hubo pasivos médiums y activos medianeros.

Los medianeros fueron hombres identificados con su Yo superior, que recibían auxilio de los espíritus angélicos."

Proclo creía también en que por la actualización de sus divinas potencias era capaz el hombre de subyugar su naturaleza inferior y convertirse en instrumento de la Divinidad mediante la "mística palabra" que abría la comunicación con las diversas jerarquías espirituales hasta llegar a la unión de Dios. 

Apolonio de Tyana  tenía en menosprecio a los hechiceros y adivinos nigrománticos y afirmaba que la vida austera sutilizaba agudamente los sentidos y educía superiores facultades por cuyo medio era capaz de realizar maravillas. Jesus dijo que el hombre era señor del sábado, y a su voz huían despavoridos los espíritus elementarios que obsesionaban a sus víctimas.

Se cuenta de Plotino que habiéndosele pedido que tributaria pública adoración a los dioses respondió muy dignamente: "Los dioses (52) han de venir a mí"
52) En este caso equivale a entidades espirituales de evolución superior




fragmentos de HELENA P. BLAVATSKY
Isis sin Velo

miércoles, 23 de septiembre de 2015

EL SOL como divinidad



"Los antiguos heliólatras identificaban el supremo Espíritu con la naturaleza y veneraban al Sol como divinidad. "en quien reside el Señor de la vida". Según la teoría induista, Gama es el sol, la fuente de las almas y de toda vida. También la divinidad inda Agni, el fuego divino, está identificado con el sol; Ormazd es la luz, el dios-sol, donador de vida. Según la filosofía induista, las almas emanan del alma del mundo y a su origen vuelven como las chispas al fuego; y otro pasaje dice que el sol es el alma de todas las cosas, que todo salió del sol y al sol ha de volver, de lo cual se infiere que el sol físico es símbolo del invisible sol central y espiritual, es decir, de Dios cuya primera manifestación es Sephira, la Luz emanada de En-soph.

Dice el profeta Ezequiel: "Y miré y he aquí que venía del Aquilón un viento de torbellino y una grande nube envuelta en fuego y en su torno un resplandor y de en medio de él, esto es, de en medio del fuego, como apariencia de electro"

Y dice Daniel: " sentóse el Anciano de días...en su trono de llamas de fuego con ruedas de fuego encendido... Un impestuoso rio de fuego salía de su faz"

Los antiguos heliólatras consideraban al sol visible como emblema del invisible y metafísico sol espiritual...

El Rig Veda dice: "Su radiación es perpetua. Los intensamente BRILLANTES, CONTINUOS, INEXTINGUIBLES Y OMNIPENETRANTES RAYOS DE AGNI NO CESAN DE IRRADIAR DE DÍA Y DE NOCHE". Esto se refiere sin duda alguna al sol central y espiritual, al eterno e infinito donador de vida cuyos rayos son omnipenetrantes y continuos. El sol espiritual es el centro (que está en todas partes) de la circunferencia (que no está en ninguna); es el fuego etéreo y espiritual; el alma y espíritu del omnipenetrante y misterioso éter..."



Fragmentos de ISIS SIN VELO
HELENA P. BLAVATSKY

domingo, 30 de agosto de 2015

Teorema de la dignidad o la práctica de la filosofía en el combate cotidiano





Teorema de la dignidad o la práctica de la filosofía en el combate cotidiano

Autor: Fernand Schwarz

publicado el 30-09-2014
5

Los seres humanos pueden aceptar perder muchas cosas, salvo una: su dignidad. ¿Pero qué es la dignidad?

En el mundo de hoy, no existe propuesta alguna que exija una disciplina interior para que los seres humanos puedan discernir entre las vanidades e ilusiones que les presenta la sociedad de consumo y lo que es realmente esencial y renovador.

Una de las claves para llegar al interior de uno mismo, para comprender nuestra propia identidad y desarrollar una vida con plena conciencia, consiste en la práctica de la dignidad. No se trata de la búsqueda del reconocimiento a nuestros méritos, sino del respeto por nuestra propia esencia y del compromiso de actuar en la vida en función de ella.Hay algo sin embargo, en nuestro interior, que nos obliga a enfrentarnos permanentemente con nosotros mismos, con nuestras dependencias y automatismos, adquiridos generalmente por comodidad y sumisión o por cobardía e ignorancia. La práctica diaria de la filosofía, como búsqueda de la verdad y amor a la sabiduría, nos hace ver que éstas suelen ser las trabas más frecuentes que se anteponen a nuestra evolución cotidiana  cuando queremos ser nosotros mismos.
La palabra dignidad proviene del latín, dignitas. Está asociada al valor personal, al mérito, a la virtud, a la condición, al rango, al honor. Se la asocia también a la idea de la belleza majestuosa, a la magnificencia.

La falsa dignidad

Cuando mencionamos aquellos que ocupan altas funciones en un régimen político, se habla a menudo de “dignatarios del régimen” y se entiende por dignidad un rango en la jerarquía social que todo el mundo reconoce. Ser digno se confunde con el hecho de representar algo frente a los demás y, por extensión, al hecho de representar algo frente a uno mismo. Los seres humanos tienen cada uno su propia presunción y vanidad, la necesidad de decirse que son alguien y no un “don nadie”.
Ya  en la época romana y más tarde, la aspiración a lograr su dignitas, su dignidad, consistía  más en obtener aquello que uno consideraba merecer como persona, en el sentido del rango que debía ocupar en la sociedad, que en encontrarla dentro de sí mismo. Platón nos alerta sobre esta conducta, recordándonos que puede conducir a una forma de gobierno desviado, como es la timocracia o la búsqueda de los honores.
Esta forma de abordar la dignidad la hace depender excesivamente del reconocimiento social y de las circunstancias, sin tener en cuenta la interioridad del individuo. Y así, en nombre de la “sacrosanta dignidad” de unos y de otros se cometieron los peores crímenes, debido al orgullo herido, a los celos, al egoísmo y a la avidez.
La búsqueda de la dignidad social, a través del reconocimiento y el ejercicio del poder, lleva en general a la carrera por los honores,  al fasto y a la apariencia. Es una dignidad de imagen, donde la moda y el pensamiento consensual dictan lo que es “conveniente y digno”.
Todos podemos ver que nuestro mundo se ha transformado hoy en una sociedad del espectáculo, donde la forma prevalece sobre el fondo. Lo importante ya no es lo que uno dice o piensa, sino la manera en que las cosas se dicen, y así los auténticos valores se esfuman. Pero en realidad, hemos ido aún más lejos, porque ahora hemos entrado, gracias al mundo virtual, en la era del simulacro. “La realidad importa poco, lo que cuenta es todo lo demás, todo lo que rodea aquello que podríamos haber vivido, si no hubiésemos tenido esta vida banal, previsible…” (1) Es increíble la cantidad de paraísos virtuales que abundan en internet, con sus villas impecables y sus amores perfectos, donde se puede hacer todo lo que uno sueña, donde se puede hacer todo sin vivirlo verdaderamente y sin esfuerzo. La vida real ya no existe y, como consecuencia, tampoco existe la responsabilidad ni el compromiso. Cada cual se construye su  identidad virtual y su falsa dignidad.
Es curioso que una civilización que ha luchado durante décadas por la dignidad del hombre, por el respeto a las culturas y el compromiso con la naturaleza, haya perdido finalmente su propia dignidad, impotente para  realizar las reformas individuales y colectivas. Se refugia en la fantasía como si, después de ella, viniese simplemente el diluvio.

En busca  de la dignidad

A pesar de todo, la necesidad de recobrar la dignidad humana es irreprimible en el interior del ser humano y, desde principios del siglo XXI, nuevas corrientes se alzan en su búsqueda, rechazando las falsas propuestas del siglo pasado. A través del voluntariado social, humanitario y cultural, miles de jóvenes y menos jóvenes se han lanzado a la práctica y al desarrollo de su propia dignidad, aportándoles una nueva dignidad a los hombres y mujeres que ayudan con sus acciones.
Este compromiso con la realidad tiene un valor verdaderamente inestimable y nos permite reapropiarnos el sentido filosófico de la dignidad. El concepto de la dignidad y su práctica es un excelente motor para desarrollar una reforma en nuestra visión de la vida, inspirada en la sabiduría y las filosofías humanistas. El humanismo destaca que si no se supone que el ser humano es libre, no lo será jamás.
La dignidad humana, desde el punto de vista filosófico, se entiende bajo estos principios. El filósofo Bertrand Vergely nos recuerda que “existe en el ser humano algo que no tiene precio, porque está más allá de todo precio y, al mismo tiempo, da su precio a todo lo que tiene precio”. Este “algo” no evoca otra cosa que el plano del espíritu. El espíritu no es algo precioso, simplemente porque nos permite comprender la realidad y liberarnos de ella, sino porque ver las cosas a través del espíritu las ennoblece, elevándolas en vez de rebajarlas, es decir instalándolas en lo que tienen de dignas, de excelentes. La vida moral, que es la práctica de la filosofía en lo cotidiano, tiene como sentido el hacernos vivir esta verdad.
Los filósofos griegos ya nos habían advertido de que la filosofía no tenía ningún valor si sólo se limitaba a un discurso. A través de la adquisición de un saber vivir, el sabio actualiza la potencia de la que es capaz el ser humano para acceder al bien. Dispone de la mayor fuerza que una persona puede poseer, la que los filósofos griegos asimilaron a la virtud. Y  la práctica de la virtud no es otra cosa que el desarrollo de las dignidades humanas. El término griego para indicar la palabra virtud es arete, la excelencia. Es una fuerza y una energía capaz de engendrar un movimiento, una buena acción, una acción excelente. La virtud conduce a la acción que produce dignidad.
Las virtudes cardinales que los griegos habían distinguido como principales son la fortaleza, la prudencia, la templanza y la justicia. Ellas son el pedestal de la sabiduría. Representan siempre actos que nos llevan a trascender nuestros instintos, nuestra comodidad y nuestra inercia, nuestra mecanicidad y nuestra cobardía.
Sócrates, como nos recuerda Platón, decía: “No digo que los bienes no morales de los cuales he hablado (dinero, reputación, prestigio), no tengan ningún valor, lo que digo es que su valor es ampliamente inferior al del bien más preciado en la vida, que es la perfección del alma…” (2)
Las virtudes componen los bienes constitutivos de la felicidad que es el Bien último. No están condicionadas por nada exterior. Son bienes morales, que tienen su fuente en la vida interior de cada ser. Nos aportan dignidad, porque nadie nos la puede quitar y por eso constituyen la verdadera felicidad, la eudaimonia. (3)

La dignidad del hombre

En el siglo XV, inspirado por los autores clásicos, pero también por la Cábala, la Biblia y el Hermetismo, el filósofo italiano Pico de la Mirandola redacta su célebre discurso “De hominis dignitate” o “De la dignidad del hombre”. Allí nos recuerda que, a diferencia de las otras criaturas terrestres, el ser humano, para realizar su condición como tal, debe saber elegir entre el animal y el ángel. Es el ejercicio de su libertad interior lo que garantiza su dignidad. La naturaleza humana, al contener todas las naturalezas, obliga a la conciencia a una elección que ninguna condición o herencia puede determinar.
“Si ven arrastrarse un hombre sobre el suelo, librado a su vientre, no es un hombre lo que veis, sino un tronco. Si ven un hombre que tiene la vista nublada por las vanas fantasmagorías de su imaginación (…), un esclavo de sus sentidos, es un animal el que veis y no un hombre. Si veis un filósofo discernir todas las cosas según la recta razón, veneradle: es un ser celeste y no terrestre; si veis un ser contemplativo retirarse sin preocuparse de su cuerpo en el santuario de su espíritu, no se trata de un ser terrestre ni de un ser celeste, sino de una divinidad envuelta en carne humana. ¿Pero hacia dónde tiende todo esto? A hacernos comprender que nos corresponde, puesto que nuestra condición nativa nos permite ser lo que queremos, velar por encima de todo para que no se nos acuse de haber ignorado nuestra alta responsabilidad, transformándonos en animales de carga o privados de razón. (…) Que una suerte de ambición sagrada invada nuestro espíritu y nos vuelva insatisfechos con la mediocridad. Nosotros aspiramos a las cimas, trabajamos con todas nuestras fuerzas para llegar a ellas. ” (4)
Kant teoriza de manera muy precisa sobre el principio de la dignidad humana: Obra de manera que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de otro, siempre como un fin y nunca solamente como un medio.”  (5)
Este enunciado del segundo imperativo categórico establece, en efecto, que todo ser humano (o como dice Kant“todo ser racional”), como fin en sí mismo, posee un valor que no es relativo sino intrínseco. Este valor en cuestión, que no se puede cuantificar, es la dignidad.
“Lo que concierne a las necesidades humanas tiene un precio mercantil, lo que procura una satisfacción poniendo en juego nuestras percepciones tiene un precio de sentimiento, lo que puede hacer que algo se vuelva un fin en sí, con un valor intrínseco, no tiene simplemente un precio, tiene dignidad”. (6)
Cada ser humano no tiene precio ni equivalente con ningún otro. Lo que tiene un precio puede ser sustituido por cualquier cosa equivalente;  lo que es superior a todo precio y que por tanto no permite equivalencia alguna, tiene una dignidad. Moralidad y humanidad son las únicas cosas que no tienen precio.
Estos conceptos kantianos reaparecen en un escrito muy bello de F. Schiller “De la gracia y la dignidad”: “El dominio de los instintos mediante la fuerza moral es la libertad del espíritu y la expresión de la libertad del espíritu, en el mundo de los fenómenos, (en lo cotidiano), se llama dignidad.”
Decimos que alguien es autónomo cuando es capaz de dirigirse a sí mismo según una ley propia, fijada desde su interior y no impuesta por el exterior. Substancialmente, la dignidad de un ser racional, nos dice Kant, es el hecho de que él no obedece  a ninguna ley que no sea instaurada también por y en él mismo” y a la cual se adhiere. Pero esta autonomía del ser humano reclama ser conscientes de que  esa ley no es contraria a la ley universal, si no, se cae en la separatividad, el individualismo, en una búsqueda de leyes y principios al servicio de los intereses particulares.
Para poder actuar con autonomía se debe, primeramente, ser capaz de pensar por uno mismo y acatar las propias decisiones, esto es lo que se entiende por libertad del espíritu. El obedecer a sus pensamientos libremente elegidos, concede la dignidad al ser humano. El libre albedrío se refiere a la capacidad que cada cual posee de poder determinarse por sí mismo, decidiendo y siendo fiel a sus principios.
Rousseau,  justamente, concebía la libertad no como el hecho de no estar sometido a nada, sino del hecho de darse a sí mismo leyes de acción que nos comprometan en nuestra vida. Para practicar la libertad es necesario un compromiso interior que no consista en satisfacer nuestros caprichos o deseos inmediatos, sino aquello que es justo y bueno.

La vida moral y la práctica de la dignidad

Kant aclara perfectamente que la moralidad no debe confundirse con moralización. No se trata de dar lecciones a los otros o de apostrofarlos en nombre de algún dogma. Se trata de un comportamiento interior que nos obliga a transcendernos respecto de nuestros propios intereses particulares, para poder actuar en función del bien o interés universal o colectivo. Kant dice “Actúa de tal manera que tu principio de acción pueda ser elevado como una ley universal. Que lo que es bueno para ti, pueda ser bueno para todo el género humano.”  (7)
Debemos entender que la moral no trata simplemente de los usos y costumbres, sino que también está en relación con el dominio de los principios que regulan la acción humana. La vida intelectual es insuficiente para evolucionar y no caer preso de la subjetividad y el egocentrismo. La vida moral implica la práctica de cada una de las ideas que aceptamos como constitutivas de la ética y, para poder desarrollarla, necesitamos fuerza moral. Es decir, un esfuerzo para vencer los obstáculos que nos impiden actuar en nuestra vida del mismo modo en que pensamos.
Ética es la parte de la filosofía que trata de las obligaciones del ser  humano y la moral de las costumbres que pueden implementarlas. Ética y moral son la teoría y la práctica de una filosofía a la manera clásica que eleva al ser humano hacia su propia dignidad.
“El aspecto práctico de la filosofía consiste en hacer emerger esos valores interiores que todos poseemos. Esto proporciona una gran confianza en sí mismo y en los otros y, sobre todo, una inagotable capacidad para resolver las dificultades de la vida.” (8)

Las condiciones de la dignidad

Como hemos visto, el concepto de la dignidad está en relación con una serie de principios o ideas filosóficas: la sabiduría que permite vencer la ignorancia, la libertad de espíritu que nos arranca de la sumisión, la fuerza moral que nos libera del mecanicismo y de la inercia, y la autonomía que nos permite ser menos dependientes  de las situaciones y circunstancias.
Estos principios se encuentran íntimamente relacionados, estimulándose mutuamente y aportándonos un verdadero programa filosófico para el mejoramiento del ser humano y la sociedad.

Sintetizando:

  1. El ser humano es un fin en sí. No tiene precio.
  2. No obedece más que a las leyes que hace propias desde su interior hacia el exterior. Estas son de orden universal o de interés general y le permiten actuar con autonomía.
  3. La vida moral es la condición de esa autonomía y de la dignidad. Para lograrla, hay que dominarse y trascenderse a través del desarrollo de una fuerza moral.
  4. La libertad del espíritu aplicada a la existencia cotidiana, nos conduce a nuestra dignidad.
  5. Las “dignidades” que desarrollamos son las virtudes que conforman la sabiduría. Esto nos lleva a un teorema :
    • El filósofo busca la sabiduría, es decir aprender a hacer el bien. Para ello, debe desarrollar ciertas virtudes que conforman sus cualidades intrínsecas y lo llevan a vencerse a sí mismo, y esa es su dignidad, porque asume y trasciende su condición humana, luchando contra la cobardía, el vicio, etc.
    • Esta dignidad le permite ejercer su libertad de espíritu, evitando toda forma de sumisión.
    • En la práctica, esto se traduce por el desarrollo continuo de una real fuerza moral que le permite hacer frente a las circunstancias y dificultades cotidianas, logrando movilizarse  y salir de la comodidad, de la inercia y de la mecanización.
    • Así logra por lo tanto la autonomía, la no dependencia frente a las circunstancias y las diversas situaciones, pudiendo guardar interiormente intacta su confianza frente a la vida y su corazón alegre.
    • Este es el corolario del camino de la búsqueda y de la práctica filosófica de la dignidad, que consiste, como dirían los orientales, en la práctica de su propia ley de acción, aquella que expresa la propia identidad, lo que no tiene ningún precio.

La dignidad permite reconocer un verdadero ideal

Los seres humanos son seres de conciencia y se realizan como tales dentro de la comunidad humana de conciencias. Si herimos la conciencia de una persona, destruimos de alguna manera su humanidad. Es la conciencia, como lo demostró Sócrates con su daimon, la que hace vivir a los seres humanos  realmente, proyectándolos al plano del espíritu.
Querer significar algo respetando su propia dignidad, luchar para que la Humanidad en general pueda valer algo, no es vano. Es el compromiso esencial, porque tratando de llegar a ese plano de la existencia, la Humanidad encuentra su propia humanidad.
La búsqueda y la práctica de la dignidad transforman al ser humano en un idealista. Un idealista es alguien que tiene necesidad de actuar para que el mundo y él mismo puedan mejorarse y transformarse. Todos sabemos que los ideales nos cambian. Permiten una transformación interior del individuo y también, como consecuencia,  una transformación de la sociedad.
Michel Lacroix nos recuerda que “el alma se tiñe del color de los pensamientos que la ocupan (…) si sus pensamientos se tornan hacia un ideal, el alma se eleva (…) si al contrario, el alma está privada de ideal, se empobrece”. (9)
Pero en la incertidumbre de las valoraciones morales del mundo contemporáneo, acrecentada por las dos guerras mundiales y todos los conflictos terroristas, económicos o interétnicos  posteriores ¿cómo poder elegir un ideal?
Es natural que estemos desconcertados, porque las ideologías, los partidos y los regímenes que de manera explícita o implícita han contravenido el teorema de la dignidad, han demostrado ser ruinosos para sí mismos y para los demás.
Hoy, más que nunca, es el criterio de la dignidad lo que nos puede permitir decidir sobre la validez de los ideales que pueden convenirnos. Toda propuesta que no promueva la dignidad interior y exterior del hombre, contiene ya en sí  el germen de su anti-humanidad.
Se puede decir que la exigencia de la dignidad del ser humano es la clave fundamental que nos permitirá aceptar o no ideales o formas de vida instauradas o propuestas en este siglo XXI.  La dignidad permite vencer el miedo al compromiso y a los ideales.


Recogido de:
http://biblioteca.acropolis.org/teorema-de-la-dignidad-o-la-practica-de-la-filosofia-en-el-combate-cotidiano/

Ver Bibliografía en la página