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lunes, 31 de agosto de 2020

Lucifer y la Luz Astral



De esta suerte, los kabalistas  verdaderos  y “libres” admiten que,  para  todos  los  fines de la Ciencia  y  Filosofía,  es  bastante  que  el  profano  sepa  que  el  Gran  Agente  Mágico (llamado  por   los  partidarios   del  Marqués  de  Saint  Martin,  los  Martinistas,  la  Luz Astral;  por  los  kabalistas  y  alquimistas  de  la  Edad   Media,  la  Virgen Sideral  y  el Mysterium  Magnum,  y por  los  Ocultistas  orientales  el  Æther,  la  reflexión del Âkâsha), es lo que la Iglesia llama Lucifer. Para nadie es una novedad que los  escolásticos  latinos han  conseguido  transformar el  Alma Universal y el  Pleroma  –Vehículo  de  la  Luz  y receptáculo de todas las formas, Fuerza esparcida en todo  el Universo, con sus efectos directos  o  indirectos–  en  Satán   y   sus   obras.   Pero   ahora  aquellos  escolásticos   se preparan  a  comunicar  al  profano  antes  mencionado,  hasta  los  secretos  aludidos  por Eliphas  Lévi,  sin explicación adecuada alguna  a  pesar  de  que  la  norma  de  conducta  de este   último,  de  emplear  revelaciones veladas sólo  puede   conducir   a   mayores supersticiones errores. ¿Qué puede,  a  la  verdad,  sacar  en  limpio  un  estudiante  de Ocultismo,  que  sea  principiante,  de  las  siguientes  sentencias altamente poéticas  de Eliphas Lévi, pero tan apocalípticas como los escritos de cualquier alquimista?

Lucifer [la Luz Astral]... es una fuerza intermedia que existe  en  toda  la  creación; sirve ella para crear y para destruir, y la Caída de Adán fue una intoxicación erótica que ha convertido a su generación  en  esclava  de  esta  Luz fatal...toda  pasión  sexual  que  domina  nuestros sentidos, es un torbellino de esta Luz que trata de arrastrarnos hacia el abismo de la muerte. La locura, las alucinaciones, las visiones, los éxtasis, son todos  formas  de  una excitación  muy peligrosa debida a este fósforo interior[?]. Finalmente,  la  luz  es  de  la  naturaleza  del  fuego, cuyo uso inteligente calienta y vivifica, y cuyo exceso, por el contrario, disuelve y aniquila. De  esta  suerte  el  hombre  está  llamado  a asumir un imperio soberano sobre esta Luz [Astral] conquistando con ello  su  inmortalidad y  al  mismo tiempo está  amenazado  de intoxicarse, y de ser absorbido y eternamente destruido por ella. Esta luz, por tanto, toda vez que es devoradora, vengativa  y  fatal, sería  así  en  realidad  el fuego del infierno, la serpiente de la leyenda; los errores  atormentadores  de  que  está  llena, las lágrimas  y  el rechinamiento  de  dientes  de  los  seres  abortados que devora, el  fantasma de la vida que  se  les  escapa,  y  que  parece  burlarse  e  insultar  su  agonía,  todo  esto  sería  el Demonio o Satán verdaderamente.

En todo  esto  no  hay  nada  falso; nada,  salvo  una  superabundancia  de   metáforas  mal aplicadas,  como,  por  ejemplo,  en  la  aplicación  del  mito  de  Adán  para  la  ilustración  de los  efectos  astrales.  Âkâsha,  la  Luz  Astral,  puede  definirse  en  pocas  palabras:  es  el Alma  Universal,  la  Matriz  del  Universo,  el  Mysterium  Magnum  del  cual  nace todo  lo que  existe,  por  separación  o  diferenciación. Es  la  causa  de  la  existencia;  llena todo  el Espacio infinito, es el Espacio mismo, en  un  sentido,  o  sus principios sexto y  séptimo  a la  vez.  Pero  como  finita  en  lo  Infinito,  en   lo  que  a  la  manifestación concierne, esta Luz  debe  tener  su  aspecto  sombrío,  como  ya  se  ha  observado. Y  como  lo  Infinito jamás puede ser  manifestado, de  aquí  que  el mundo finito tenga  que contentarse  con sólo la sombra, atraída, con sus acciones, sobre la humanidad, y que los hombres atraen y ponen en actividad.   De  modo  que  al  paso  que  la  Luz  Astral  es  la  Causa  Universal  en su  unidad   no   manifestada   e  infinita,  se   convierte,   respecto   de   la   humanidad, simplemente  en  los  efectos  de  las  causas  producidas  por  los  hombres   en  sus  vidas pecadoras.  No  son  sus  brillantes moradores  –ya  se  llamen Espíritus  de  la  Luz  o  de  las Tinieblas–  los  que  producen  el  Bien  y  el  Mal, sino que  la  humanidad  misma  es  la   que determina la inevitable acción  y  reacción del  Gran  Agente  Mágico.  La  humanidad  es  la que se  ha  convertido en la  “Serpiente  del  Génesis”, causando  así  diariamente  y  a  cada hora la Caída y el Pecado de la “Virgen Celestial”,  la  cual  se  convierte  de  este  modo  en Madre  de  Dioses  y  de  Demonios  a  un  mismo  tiempo;  pues  ella  es  la  Deidad  siempre amante,  y  benéfica,  para  todos  los  que  conmueven  su  Alma y  su  Corazón, en lugar  de atraer  hacia  sí  su  esencia sombría  manifestada,  llamada  por  Eliphas   Lévi  “la luz fatal” que  mata  y  destruye.  La  humanidad,  en  sus  unidades,  puede  exceder  y  dominar  sus efectos, pero tan sólo por la  santidad de  vida  y  produciendo  buenas  causas. Tiene  ella poder únicamente sobre  los  principios inferiores manifestados,  sombra  de  la  Deidad Desconocida  e  Incognoscible  en  el  Espacio.  Pero  en  antigüedad  y  realidad, Lucifer  o Luciferus  es  el  nombre  de  la  Entidad  Angélica que  preside  sobre  la  Luz  de  la  Verdad como sobre la luz del día. En el gran Evangelio Valentiniano Pistis  Sophia  se enseña  que de  los  tres  Poderes  que  emanan  de  los  Santos  Nombres  de  los  tres  Poderes  Triples (Tridugámeiç), el de  Sophia   (el   Espíritu   Santo, según estos  gnósticos, los más instruidos de todos) reside en el planeta Venus o Lucifer.

Delfín Martell González: “Luz Astral” este jueves por la señal de 93.7 FM

De  esta  suerte,  para  el  profano,  la  Luz  Astral  puede  ser  Dios  y  Demonio  a  la  vez –Demont  est  Deus  inversus–,  lo que  es  como  decir que  en  cada  punto,  en  el  Espacio Infinito, palpitan  las  corrientes magnéticas  y  eléctricas  de  la  Naturaleza animada, las ondas productoras de la vida y de la muerte, pues la muerte en la tierra  se  convierte  en vida en otro plano. Lucifer  es  la  Luz  divina  y  terrestre,  el  “Espíritu  Santo” y “Satán” de una  pieza y al  mismo   tiempo  el  Espacio  visible verdaderamente lleno  invisiblemente con el Aliento diferenciado; y la Luz Astral, los efectos manifestados de los dos que  son uno, guiada y atraída por nosotros mismos, es el Karma de  la  Humanidad,  entidad  a  la vez personal  e  impersonal:  personal,  porque  es  el  nombre  místico  dado  por  Saint Martin   a   la   Hueste   de   Creadores   DivinosGuías   y   Regentes  de   este  Planeta; impersonal, como Causa y Efecto de la Vida y Muerte Universales. La   Caída   fue   el  resultado   del   conocimiento del   hombre,  pues   sus    “ojos   fueron abiertos”. Verdaderamente, le fue enseñada la Sabiduría  y  el  Conocimiento  Oculto  por el “Ángel Caído”;  pues  este  último  se  ha  convertido  desde  entonces  en  su  Manas,  la Mente  y  la  Propia  Conciencia.  En  cada  uno  de  nosotros  existe, desde  el  principio  de nuestra aparición  en  esta  Tierra,  el  dorado  hilo  de  la  Vida  continua,  periódicamente dividida  en  ciclos  pasivos  y  activos,   de   existencia  sensible   en   esta  Tierra,  y suprasensible  en  el  Devachan. Es el  Sûtrâtmâ, el  hilo  luminoso  de  la  Mónada impersonal inmortal, en el cual se engarzan, como otras tantas cuentas,  nuestras  “vidas”terrestres o Egos transitorios, según una hermosa expresión de la Filosofía Vedantina. Y ahora queda probado que Satán, o el Dragón Îgneo Rojo, el “Señor del  Fósforo”  –el azufre fue un progreso teológico– y Lucifer, o el “Portador de Luz”, está en nosotros: es nuestra Mente, nuestro Tentador y  nuestro  Redentor, nuestro  Libertador inteligente  y Salvador de la pura  animalidad. Sin este principio –emanación  de  la  esencia  misma  del principio puro  divino  Mahat  (la  Inteligencia) que irradia  directamente  de  la  Mente Divina  no  seríamos  seguramente  más  que animales.

Los  siete  Dioses primordiales tenían todos  un  estado  doble,  uno  esencial,  el  otro  accidental.  En su estado esencial todos eran los Constructores o Modeladores, los Preservadores  y Regentes  de  este  Mundo;  y  en  el  estado  accidental,  revistiéndose  de   corporeidad visible, descendían  a  la  Tierra  y  reinaban  en  ella  como Reyes  e  Instructores  de  las Huestes inferiores, que habían encarnado nuevamente en ella como hombres. Así, pues, la Filosofía Esotérica  muestra   que   el  hombre  es  la  verdadera  deidad manifestada en sus dos aspectos –bueno y malo,  el bien  y  el  mal–,  pero  la  Teología  no puede admitir esta verdad filosófica. Enseñando, como lo hace el dogma de  los Ángeles Caídos  en  el  sentido  de  la  letra  muerta,  y  habiendo  convertido  a  Satán  en  la  piedra angular del dogma de la redención, el hacer otra cosa sería un suicidio. 
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H.P. Blavatsky
Doctrina Secreta- fragmento

martes, 4 de agosto de 2020

La Doctrina de las Eras arcaicas

Axaxaxas, un cuento sobre el libro que Borges no pudo terminar de leer

Este  libro  tan  antiguo  es  la  obra  original  de  la  cual  fueron  compilados  los  muchos volúmenes  del Kiu-tí. Y  no  solamente  este  último  y  el Siphrah  Dzenioutha,  sino  que también el Sepher Yetzirah [El rabino Jeshoshua Ben Chananea, que murió hacia el año 72 de  nuestra  Era,  declaró  abiertamente  que  había  hecho «milagros»por  medio  del  libro Sepher Yetzirah, y desafiaba a los escépticos. Franck, citando el Talmud babilónico, habla de otros dos taumaturgos, los rabinos Chanina y Oshoi. (Véase Jerusalem Talmud, Sanhedrín, cap.  VII,  &;  y  Franck, Kabalah,  págs.  55,  56).  Muchos  de  los  ocultistas,  alquimistas  y kabalistas  de  la  Edad  Media  han  pretendido  lo  mismo,  y  aun  el  último  mago  moderno, Eliphas  Lévi,  lo  asegura  públicamente  en  sus  obras  sobre  magia]–la  obra  atribuida  por  los kabalistas hebreos  a  su Patriarca  Abraham  (!);  el Shu-King[Alrededor  de  5000  años  de antigüedad,  escrito  en  los  primitivos  caracteres «Sello»(Chuan-tze)  sobre  bambú.  Ver también nota al pie de la p. 9 –Ed.], la Biblia primitiva de la China; los volúmenes sagrados del  Thoth-Hermes,  egipcio;  los Purânas de  la  India;  el Libro  de  los  Números caldeo,  y  el Pentateuco mismo,  todos  han  sido  derivados  de  aquel  pequeño  volumen padre.  Dice  la tradición  que  fue  escrito  en senzar,  la  lengua  secreta  sacerdotal,conforme  a  las  palabras  de los Seres Divinos que lo dictaron a los Hijos de Luz en elAsia Central, en los comienzos de nuestra Quinta Raza: pues hubo un tiempo en queeste lenguaje (el senzar) era conocido de los  Iniciados  de  todas  las  naciones,  cuando los  antepasados  de los  toltecas  lo  comprendían tan bien como los habitantes de la perdida Atlántida, que lo habían heredado a su vez de los sabios de la Tercera Raza,los Mânus-his, quienes lo aprendieron directamente de los Devas de las Razas Primera y Segunda. La viñeta de que se habla en Isis, se refiere a la evolución de estas Razas y a la de las Razas Cuarta y Quinta de nuestra Humanidad durante la Ronda o Manvantara Vaivasvata; estando cada Ronda constituida por los Yugas de los siete períodos de la Humanidad, cuatro delos cuales han pasado ya en nuestro Ciclo de Vida, y debiendo  alcanzarse   muy   pronto   el   punto   medio   del  quinto.   Este   dibujo   es simbólico   como cualquiera  comprenderá  perfectamente,  y  abarca  el  fondo  desde  el principio.  El  antiguo libro, después de haber descrito la evolución cósmica y explicado el origen de todas las cosas que  existen  en  la  tierra,  incluso  el  hombre físico;  después  de  hacer  la  verdadera  historia  de las Razas, desde la Primera hasta la Quinta (la nuestra), se detiene. Hace alto al principio del Kâli  Yuga,  hace  ahora exactamente  4.989  años,  cuando  acaeció  la  muerte  de  Krishna,  el resplandeciente«dios-Sol», héroe y reformador vivo y efectivo.Pero  hay  otro  libro.  Ninguno  de  sus  poseedores  le  considera  como  muy  antiguo, pues nació  a  los  comienzos  de  la  Edad  Negra,  y  tiene  tan  sólo  la  antigüedad  de  ella,  o sea  unos 5.000 años. Dentro de unos nueve años , terminará el primer ciclo de los 5.000 primeros, que  comenzó  con  el  gran  ciclo  del  Kâli  Yuga,  y  entonces  se  cumplirá la  última  profecía contenida en aquel libro, que es el primer volumen de profecías referentes a la Edad Negra. No tenemos que esperar mucho tiempo, y muchos de nosotros veremos la aurora del Nuevo Ciclo,  a  cuya  conclusión  no  pocas  cuentas  y litigios  se  habrán  pagado  y  zanjado  entre las razas. El volumen II de las profecías se halla casi terminado, habiéndose preparado desde los tiempos de Shankarâchârya, el gran sucesor de Buddha. Debe llamarse la atención acerca de otro punto importante, que es el principal de los que constituyen  la  serie  de  pruebas  en  pro  de  la  existencia  de  una  Sabiduría primitiva  y universal,  por  lo  menos  para  los  kabalistas  cristianos  y  para  los  eruditos. Sus  enseñanzas fueron,  al  menos,  conocidas  en  parte  por  varios  Padres  de  la  Iglesia. Se  sostiene,  con fundamentos  puramente  históricos  que  Orígenes,  Synesio  y  aun Clemente  de  Alejandría, habían  sido  iniciados  en  los  misterios,  antes  de  añadir  alNeoplatonismo  de  la  escuela Alejandrina,  el  sistema  de  los  gnósticos,  bajo  velo cristiano.  Y  más  aún:  algunas  de  las doctrinas de las escuelas secretas, aunque no todas ciertamente, se conservan en el Vaticano; y  desde  entonces,  se  han  convertido en  parte  y  porción  de  los  Misterios,  bajo  la  forma  de adiciones  desfiguradas,  hechas por  la  Iglesia  Latina  al  programa  cristiano  original. Tal  es  el dogma  de  la  Inmaculada Concepción,  en  la  actualidad  materializada.  Esto  explica  las grandes persecuciones emprendidas por la Iglesia Católica Romana contra el Ocultismo, la Masonería y el Misticismo heterodoxo en general.

Los  días  de Constantino  fueron  el  último  punto  crítico  en  la  historia,  el  período  de la lucha  suprema  que  terminó  en  el  mundo  occidental  con  la  destrucción  de  las antiguas religiones en favor de la nueva, construida sobre sus cuerpos. Desde entonces, la perspectiva de un pasado remoto, más allá del Diluvio y del Jardín del Edén,  comenzó  a  ser  interceptada  a  las  indiscretas  miradas  de  la  posteridad  por modo forzoso e implacable, y recurriendo a toda clase de medios lícitos e ilícitos. Se cerraron todas las  salidas;  se  destruyeron  todos  cuantos  documentos  podían  hallarse a  mano.  Y,  sin embargo   queda   todavía   lo   suficiente,   aun   entre   estos   documentos mutilados,  para autorizarnos  a  decir  que  hay  en  ellos  toda  la  prueba  que  se  requiere para  demostrar  la existencia  efectiva  de una  Doctrina  Matriz.  

Se  han  salvado  de  los cataclismos  geológicos  y políticos  bastantes  fragmentos  para  narrarnos  la  historia;  y todos  los  que  sobreviven, demuestran  hasta  la  saciedad  que  la  actual  Sabiduría Secreta  fue  en  un  tiempo  la  fuente original, la corriente perenne siempre fluyendo, de la cual se alimentaban los riachuelos (las religiones  posteriores  de  todos  los pueblos),  desde  la  primera  hasta  la  última.  Este  período que comienza con Buddha y Pitágoras y termina con los neoplatónicos y los gnósticos, es el único foco que nos muestra la historia, donde por última vez convergen brillantes rayos de luz emanados de edades remotísimas, y no obscurecidos por el fanatismo

Deben  darse  a conocer al público los esfuerzos de muchos adeptos que ha habido en el mundo, de poetas y escritores   clásicos   iniciados   de   todas   las   épocas, para  conservar   en   los   anales   de   la humanidad el conocimiento por lo menos de la existencia de tal filosofía, ya que no el de sus verdaderos principios


H.P. Blavatsky
fragmentos