Los
Lipika, son los
Espíritus del Universo; mientras que los Constructores son únicamente nuestras
propias deidades planetarias. Los primeros pertenecen a la parte más oculta de
la cosmogénesis, acerca de la cual no se puede hablar aquí. Si los Adeptos -aun
los más elevados- conocen a este orden angélico en la plenitud de sus triples
grados, o tan sólo el inferior relacionado con los anales de nuestro mundo,
cosa es que la escritora no puede decir; pero más bien se inclina a la última
suposición. Acerca del grado más elevado, una sola cosa es lo que se enseña:
los Lipika se hallan relacionados con el Karma, siendo sus Registradores
directos. El símbolo universal en la antigüedad del Conocimiento Sagrado y
Secreto, era un Árbol, lo cual significaba también una Escritura o un Registro.
De aquí la palabra Lipika, los Escritores o Escribientes; los dragones,
símbolos de la Sabiduría, que guardan los Árboles del conocimiento; el Manzano
“áureo” de las Hespérides; los “Árboles Frondosos” y la vegetación del Monte
Meru, guardados por Serpientes.
Así,
en la alegoría, los Lipika separan al mundo (o plano) del Espíritu puro de la
Materia. Aquellos que “descienden y que ascienden” (las Mónadas que encarnan, y
los hombres luchando por la purificación y “ascendiendo”, pero que no han
alcanzado todavía la meta) pueden cruzar el Círculo “No Se Pasa”, únicamente en
el Día “Sé con Nosotros”; aquel día en que el hombre, libertándose por sí mismo
de los lazos de la ignorancia, y reconociendo por completo la no separatividad
del Ego que está dentro de su Personalidad (erróneamente considerada como a sí
mismo), del Yo Universal (Anima Supra-Mundi), se sumerge por ello en la Esencia
Una, para convertirse, no sólo en uno con “Nosotros”, las Vidas universales
manifestadas, que son una Vida, sino en aquella Vida misma.
Los llamados Lipika, los Registradores del Gran Libro Kármico, constituyen una barrera infranqueable entre el Ego personal y el Yo impersonal, Noumeno y Origen-Padre del primero. De aquí la alegoría, Ellos circunscriben al mundo manifestado de materia, dentro del Anillo "No se Pasa".
Pero el Iniciado perfecto sabe que el Anillo "No se Pasa", no es ni una localidad, ni puede ser medido por la distancia, sino que existe en lo absoluto del Infinito.
Ningún Espíritu, excepto los "Registradores" (Lipika), ha cruzado jamás la línea prohibida de este Anillo, ni la cruzará ninguno hasta el día del próximo Pralaya, porque es la frontera que separa a lo finito, de lo verdaderamente Infinito."
H.P. BLAVATSKY
Allí está todo anotado cuanto fue, es y será. Es el "libro de la vida" que sirve para juzgar a los muertos según sus obras. Es la "memoria de Dios" Isis sin Velo- H.P. Blavatsky
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