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viernes, 27 de junio de 2014

CARTAS DE AMOR de grandes personalidades de la Historia

"Más que los besos, 
son las cartas las que unen las almas"
 John Donne




Carta de Khalil Gibran a su amada Mary Haskell


31 de Octubre de 1911

Mary, mi amada Mary, he trabajado todo el día entero, pero no podía ir a la cama sin antes decirte “buenas noches”. Tu carta más reciente es fuego puro, un corcel alado que me lleva hacia una isla donde sólo logro escuchar músicas extrañas, pero que un día comprenderé.

Los días han transcurrido llenos de estas imágenes, voces y sombras, y hay fuego también en mi corazón, en mis manos. Preciso transformar toda esa energía en algo que nos haga bien a los dos, y a las personas que nosotros queremos.

¿Sabrás qué significa quemarse, arder en un inmenso brasero, sabiendo que este incendio está transformando en cenizas todo lo malo, y dejando en el alma sólo lo que es verdadero?
¡Oh, no existe cosa más bendita que este Fuego!

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Carta de Victor Hugo a Juliette Drouet


Te amo, mi pobre angelito, bien lo sábes, y sin embargo quieres que te lo escriba. Tienes razón, hay que amarse y luego hay que decírselo y luego hay que escribírselo y hay que besarse en los labios, en los ojos, en todas partes. Tu eres mi amada Juliette Cuando estoy triste, pienso en ti, como en invierno no se piensa en el sol y cuando estoy pienso en ti, como a pleno sol se piensa en la sombra. Bien puedes ver Juliette, que te quiero con toda mi alma. Tenéis el aire juvenil de un niño, y aire sabio de una madre."
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Carta de Edgar Allan Poe a Helen Whitman



He apretado tu carta una y otra vez contra mis labios, dulcísima Helen, bañado en lágrimas de alegría, o de una "divina desesperación". Pero yo, quien tardíamente, en tu presencia, alardeaba sobre el "poder de las palabras" ¿de qué me sirven ahora? Yo puedo creer en la eficacia de las plegarias al Dios de los Cielos, yo puedo efectivamente arrodillarme humildemente, arrodillarme en esta la más formal época de mi vida suplicando de rodillas por palabras, pero las palabras que pueda revelarte, más vale que me permitan yacer desnudo junto a tí, mi entero corazón. Todos los pensamientos, todas las pasiones, parecen ahora mezcladas en este único deseo que me consume
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Carta de Carlos Marx a su esposa



"Amor Mío: ….En cuanto nos separa un espacio, me convenzo enseguida de que el tiempo es para mi amor como el sol y la lluvia para una planta: lo hace crecer. Apenas te alejas, mi amor por ti se me presenta tal y como es en realidad: gigantesco; en él se concentran toda mi energía espiritual y toda la fuerza de mis sentidos…. Sonreirás, mi amor, y te preguntarás que por qué he caído en la retórica. Pero si yo pudiera apretar contra mi corazón el tuyo, puro y delicado, guardaría silencio y no dejaría escapar ni una sola palabra.
Carlos"



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