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Cartas de los Mahatmas-fragmentos

Uno de  los  Maestros  dijo  que,  en  el  mundo  de  hoy,  donde  se  encuentran  tan  pocos  que  tengan   deseos   desinteresados  p...

jueves, 23 de febrero de 2017

VIDA, ESTAMOS EN PAZ de Amado Nervo


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Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

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Amado Nervo

LA MONTAÑA de Amado Nervo


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Desde que no persigo las dichas pasajeras,
muriendo van en mi alma temores y ansiedad:
la Vida se me muestra con amplias y severas
perspectivas, y siento que estoy  en las laderas
de la montaña augusta de la Serenidad.
Comprendo al fin el vasto sentido de las cosas;
sé escuchar en silencio lo que en redor de mí
murmuran piedras, árboles, ondas, auras y rosas…
y advierto que me cercan mil formas misteriosas
que nunca presentí.
Distingo un santo sello sobre todas las frentes;
un divino me fecit Deus, por dondequier,
y noto que me hacen signos inteligentes
las estrellas, arcano de las noches fulgentes,
y las flores, que ocultan enigmas de mujer.
La Esfinge, ayer adusta, tiene hoy ojos serenos;
en su boca de piedra florece un sonreír
cordial, y hay en la comba potente de sus senos
blanduras de almohada para mis miembros llenos
a veces de la honda laxitud del vivir.
Mis labios, antes pródigos de versos y canciones,
ahora experimentan el deseo de dar
ánimo a quien desmaya, de verter bendiciones,
de ser caudal perenne de aquellas expresiones
que saben consolar.
Finé mi humilde siembra; las mieses en las eras
empiezan a dar fruto de amor y caridad;
se cierne un gran sosiego sobre mis sementeras;
mi andar es firme…
¡Y siento que estoy en las laderas
de la montaña augusta de la Serenidad!

Amado Nervo

martes, 14 de febrero de 2017

EN LAS CONSTELACIONES de Rubén Darío

Orión ¿Quién es y cuál es el origen de la constelación? - WeMystic


En las constelaciones Pitágoras leía, 
yo en las constelaciones pitagóricas leo; 
pero se han confundido dentro del alma mía
el alma de Pitágoras con el alma de Morfeo. 

Sé que soy, desde el tiempo del Paraíso, reo;
sé que he robado el fuego y robé la armonía;
que es abismo mi alma y huracán mi deseo;
que sorbo el infinito y quiero todavía... 

Pero ¿qué voy a hacer, si estoy atado al potro
en que, ganado el premio, siempre quiero ser otro, 
y en que, dos en mí mismo triunfa uno de los dos? 

En la arena me enseña la tortuga de oro
hacia dónde conduce de las musas el coro 
y en dónde triunfa, augusta, la voluntad de Dios.


Rubén Darío

lunes, 13 de febrero de 2017

AMA TU RITMO... de Rubén Darío

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Ama tu ritmo y ritma tus acciones 
bajo su ley, así como tus versos; 
eres un universo de universos 
y tu alma una fuente de canciones.

La celeste unidad que presupones 
hará brotar en ti mundos diversos, 
y al resonar tus números dispersos 
pitagoriza en tus constelaciones.

Escucha la retórica divina 
del pájaro, del aire y la nocturna 
irradiación geométrica adivina;
mata la indiferencia taciturna
y engarza perla y perla cristalina 
en donde la verdad vuelca su urna.

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Rubén Darío

Cantos de Vida y Esperanza de Rubén Darío


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Yo soy aquél que ayer no más decía
el verso azul y la canción profana,
en cuya noche un ruiseñor había
que era alondra de luz por la mañana.
              
El dueño fui de mi jardín de sueño,
lleno de rosas y de cisnes vagos;
el dueño de las tórtolas, el dueño
de góndolas y liras en los lagos;
              
y muy siglo diez y ocho y muy antiguo
y muy moderno; audaz, cosmopolita;
con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo,
y una sed de ilusiones infinita.
              
Yo supe de dolor desde mi infancia;
mi juventud... ¿fue juventud la mía?
sus rosas aún me dejan la fragancia...
una fragancia de melancolía...
              
Potro sin freno se lanzó mi instinto,
mi juventud montó potro sin freno;
iba embriagada y con puñal al cinto;
si no cayó, fue porque Dios es bueno.

           
En mi jardín se vio una estatua bella,
se juzgó mármol y era carne viva;
un alma joven habitaba en ella,
sentimental, sensible, sensitiva.
              
Y tímida ante el mundo, de manera
que, encerrada, en silencio, no salía
sino cuando en la dulce primavera
era la hora de la melodía...
             
Hora de ocaso y de discreto beso;
hora crepuscular y de retiro;
hora de madrigal y de embeleso,
de "te adoro", de "¡ay!", y de suspiro.
              
Y entonces era en la dulzaina un juego
de misteriosas gamas cristalinas,
un renovar de notas del Pan griego
y un desgranar de músicas latinas,
              
con aire tal y con ardor tan vivo,
que a la estatua nacían de repente
en el muslo viril patas de chivo
y dos cuernos de sátiro en la frente.
              
Como la Galatea gongorina
me encantó la marquesa verleniana,
y así juntaba a la pasión divina
una sensual hiperestesia humana;
              
todo ansia, todo ardor, sensación pura
y vigor natural; y sin falsía,
y sin comedia y sin literatura...
si hay un alma sincera, ésa es la mía.
              
La torre de marfil tentó mi anhelo;
quise encerrarme dentro de mí mismo,
y tuve hambre de espacio y sed de cielo
desde las sombras de mi propio abismo.
              
Como la esponja que la sal satura
en el juego del mar, fue el dulce y tierno
corazón mío, henchido de amargura
por el mundo, la carne y el infierno.
              
Mas, por gracia de Dios, en mi conciencia
el Bien supo elegir la mejor parte;
y si hubo áspera hiel en mi existencia,
melificó toda acritud el Arte.
              
Mi intelecto libré de pensar bajo,
bañó el agua castalia el alma mía,
peregrinó mi corazón y trajo
de la sagrada selva la armonía.
              
¡Oh, la selva sagrada! ¡Oh, la profunda
emanación del corazón divino
de la sagrada selva! ¡Oh, la fecunda
fuente cuya virtud vence al destino!
         
Bosque ideal que lo real complica,
alli el cuerpo arde y vive y Psiquis vuela;
mientras abajo el sátiro fornica,
ebria de azul deslíe Filomela,
              
perla de ensueño y música amorosa
en la cúpula en flor del laurel verde,
Hipsipila sutil liba en la rosa,
y la boca del fauno el pezón muerde.
              
Allí va el dios en celo tras la hembra
y la caña de Pan se alza del lodo:
la eterna vida sus semillas siembra
y brota la armonía del gran Todo.    
          
El alma que entra allí debe ir desnuda,
temblando de deseo y fiebre santa,
sobre cardo heridor y espina aguda:
así sueña, así vibra y así canta.
              
Vida, luz y verdad, tal triple llama
produce la interior llama infinita.
El Arte puro como Cristo exclama:
Ego sum lux et veritas et vita!
              
Y la vida es misterio; la luz ciega
y la verdad inaccesible asombra;
la adusta perfección jamás se entrega,
y el secreto ideal duerme en la sombra.
              
Por eso ser sincero es ser potente:
de desnuda que está brilla la estrella;
el agua dice el alma de la fuente
en la voz de cristal que fluye d'ella.
              
Tal fue mi intento, hacer del alma pura
mía una estrella, una fuente sonora,
con el horror de la literatura
y loco de crepúsculo y de aurora.
              
Del crepúsculo azul que da la pauta
que los celestes éxtasis inspira;
bruma y tono menor -¡toda la flauta!,
y Aurora, hija del Sol- ¡toda la lira!
              
Pasó una piedra que lanzó una honda;
pasó una flecha que aguzó un violento.
La piedra de la honda fue a la onda,
y la flecha del odio fuese al viento.
     
La imagen puede contener: exterior y naturaleza
      
La virtud está en ser tranquilo y fuerte;
con el fuego interior todo se abrasa;
se triunfa del rencor y de la muerte,
y hacia Belén... ¡La caravana pasa!



Rubén Darío

domingo, 12 de febrero de 2017

El Poeta a las Musas - Ruben Darío

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Tengo que preguntaros ¡oh divinas
Musas! si el plectro humilde que meneo
mejor produzca los marciales himnos,
y dé armonía al cántico guerrero,

o de Natura los preciados dones
ensalce al son de cadenciosos versos,
o en églogas armónicas repita
de Títiro el cantar y Melibeo.

Decidme, sacras Musas, si el conturno
trágico calce de grandioso fuego
henchido el corazón;o si la trompa
que puede producir los cantos épicos

empuñe osado; o si la ebúrnea lira
vagos intenten dominar mis dedos
para cuajar el aire de armonías
dulces como las mieles del Himeto.

Yo ansío la corona que la Fama
brinda a los sacerdotes de lo bello,
y corro en busca del divino lauro,
verde siempre al fulgor apolíneo,

En su loco afanar la mente mía
alza a la altura el atrevido vuelo,
y se embebe en la luz de lo infinito
al admirar a los pasados genios.

Rudo en mi oído escucho resonante
el hexámetro rígido de Homero
y el son melifluo de la flauta de oro
que inventa Pan dentro de los bosques griegos.

Siglos pasados, extendiendo el Arte
su eterna luz y su poder excelso,
materia de inmortales concepciones
e instrumentos y voz al vate dieron.

Batió el Pegaso el ala voladora,
irguió la crin y del Olimpo heleno
hirió la cumbre con el leve casco;
y el poeta preludió su hosanna eterno
.

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El padre Apolo derramó su gracia,
el padre Apolo del talante regio,
aquel del verso rítmico y sonante
que llenaba el abismo de los cielos.

Y fue el pota de laurel ceñido
del rubio Dios en los alegres juegos,
e infinita cadencia inagotable
brotada de sus labios entreabiertos.

Pero este siglo, Musas, tan extraño
del arte universal a los portentos
¿a quién no infunde temerosa idea
por más que lleve ardores en el pecho?

¿Qué ley ha de seguir el que el vibrante
bordón del arpa pulsa, y el soberbio
cantar pretende a las sonoras alas
confiar ansioso, de los vagos vientos?

Cruje la inmensa fábrica y retumba
incesante golpear de broncos hierros;
y tal parece que martilla el yunque,
gobernador del mundo, Polifemo.

Decidme si he de alzar voces altivas
ensalzando el espíritu moderno;
o si, echando al olvido estas edades,
me abandone a merced de los recuerdos.

Porque es más de mi agrado el engolfarme
en mis tranquilos clásicos recreos,
en pasadas memorias, y en delicias
que me suelen traer días pretéritos.

Ya no se oye de Eschylo la palabra
vibradora y terrible como el trueno,
ni repite rapsodio vagabundo
las rudas notas del mendigo Homero.

Calló el rabel de Teócrito apacible
que amor cantó de rústico monteros,
rodaron las estatuas de los pórticos
y enmudeció el oráculo de Delfos.

Hoy el rayo de Júpiter Olímpico
es esclavo de Franklin y de Edison;
ya nada queda del flamante tirso,
y el ruin Champagne sucedió al Falerno.

Las abejas del Ática libaron
flores sagradas de divinos pétalos,
alimentadas con la savia pura
que a raudales brotó de virgen suelo.

Se congregaron los poetas todos,
y fijos en el lauro de Menermo,
pulsaban los alambres de las cítaras
inventando dulcísimos conciertos.

Y así reinaba el Arte poderoso,
de par en par las puertas de su templo,
y bajo un cielo azul iban errantes
las balsámicas brisas del Egeo.

Todo acabó. Decidme, sacras Musas,
¿cómo cantar en este aciago tiempo
en que hasta los humanos orgullosos
pretenden arrojar a Dios del cielo?


[Managua, 1884]

Rubén Darío





sábado, 11 de febrero de 2017

Los peligros del "Esoterismo"




Llámase esotérico al núcleo o corazón oculto de los Seres y Cosas. Su causa, su raíz, su por qué. Es lo que no está oculto sino a la vista tras una cobertura o velo, aunque la ignorancia de los observadores y su superficialidad materialista, les hace negar todo lo que su conceptos estrechos y carentes de altura espiritual les impiden ver, oscurecida por prejuicios y falsa información.

Si elegimos un ejemplo entre mil, lo esotérico sería la hoja de la espada, visible y conocida tan sólo por quienes se atreven a manejarla y extraerla de la vaina o funda, única cosa evidente para el que no conozca la naturaleza del arma y más afecto a los adornos superficiales que a las honduras sólidas y brillantes, peligrosas para los no instruídos en su uso y percepción. Así, lo exotérico no sería de manera alguna antítesis de lo esotérico, sino su caja o continente que está naturalmente relacionado con su contenido.

La Naturaleza es funcionalmente una. Y quien brutalmente separe lo esotérico de lo exotérico, está seccionando la vida, disipándola y matando todo aquello que la vida aliente. Son inconscientes asesinos intelectuales de la Realidad.

¿Es que no hay cosas secretas?

Nuestra capacidad de conocimiento, percepción y vivencia no está en relación con las cosas misteriosas tan sólo, sino aún en mayor medida con nuestra propia capacidad. Tanta agua saca una cucharilla de un pequeño recipiente como del mar. Inútil es tratar de extraer más líquido que el que nuestra cucharilla-conciencia pueda contener. Lo práctico, para el que realmente quiera avanzar en el Sendero de la Espiritualidad, o sea, del verdadero esoterismo, no constituye el darse de cabeza contra la cerrada puerta, sino saber fabricar la llave que la abrirá. Y esa llave, como lo representaron sabiamente los antiguos egipcios con lo que llamamos Ank o Llave de la Vida, es el hombre mismo.

Si una persona es fanática o está obnubilada por creencias infantiles, se detendrá a cada paso ante lo "exótico". Y hará una división "maniqueista" de la vida entre lo esotérico -lo que ella ignora- y lo exotérico -lo que ella sabe- Hará de la Sagrada Ciencia una concepción primitiva y errónea, sobrecargada de superstición y miedo. Y buscará por retorcidos senderillos peligrosos ascender a una cumbre que siempre se le escapa y que le hace gastar su existencia marchando encorvado bajo el peso de sus propias fantasías, que pueden despeñarle a los abismos de la locura, del egoísmo y la miseria física y moral.

¿Existen entonces peligros en el esoterismo?

Sí, pero como los que están potencialmente en un automóvil que no se sepa conducir, en una Biblia que no se sepa leer, en un Bhagavad Gita que no se interprete correctamente, en un arma en las manos de un niño, o un remedio que no se atine a administrar correctamente.

El agua es imprescindible para todos nosotros, pero ahoga y mata al que se arroja a ella y la ingiere por las narices.


Por ello hemos colocado en nuestro encabezamiento "Esoterismo" entre comillas. Pues lo que muchos entienden como tal no lo es, sino un burdo remedo. Una farsa peligrosa y alucinante. 

Desgraciadamente, las características especiales de nuestro momento histórico de cambios y manipulaciones, han engendrado una frondosa literatura de "esoterismo-ficción", que nada tiene que ver con el verdadero esoterismo filosófico, con la búsqueda real de las Raíces del Arbol de la Vida.

Allí los tenéis. No pasa día sin que aparezcas alguna nueva publicación o "Escuela" que le llena la cabeza a los incautos sobre la manera de levantar Kundalini a través de rebuscadas relaciones sexuales, sobre cómo llegar al Nirvana comiendo zanahorias, de la forma y manera de hacerse un paseillo en un OVNI o de conocer, como amiguete de taberna, a los Maestros de Sabiduría.

Toda una fauna "esotérica" rebuzna sus pseudoconocimientos, relincha sus creencias demenciales y hocica en cuanto monumento nos legó la antigüedad, atribuyendo la construcción de la Gran Pirámide a los extraterrestres, o afirmando que "La Jerarquía" (¿tendrán una mínima idea esos pobrecitos de lo que están hablando?) se trasladó del Tibet a los Andes, o de California a Ibiza.

Todo el mundo hace horóscopos, cree saber alquimia, lee las líneas de las manos, convoca a los espíritus, receta hierbas curativas, y las "Iniciaciones" llegan por correo en sobre abierto para impresos, previo pago de unos pocos dólares.

Se amontonan los explotadores con los explotados y a la suma de ignorancia se le llama "Conocimiento Esotérico". Basta con que muchos crean en una cosa para que pase a ser una certeza, un dogma. Como la democracia está de moda, también se aplica en este terreno. Tanto se ha mentalizado a las gentes que, si los más afirman algo, tienen prioridad sobre toda minoría.

Desde un rincón de la Historia, Sócrates afirma en los libros de Platón que, aunque todos los hombres se volviesen ciegos, la luz seguiría existiendo y los árboles serían verdes. Pero él, ya en su tiempo, tuvo que apurar una copa de cicuta por no coincidir con la momentánea mayoría que regía Atenas. La estupidez humana no es nueva... Los que son nuevos son los estúpidos.

La marea negra de esta desinformación fanática toca todas las playas de las actividades humanas. Se extiende. Es peligrosa.

¿No se relaciona acaso la consumición de drogas con la obtención de vivencias "sobrenaturales" ?

¿Qué tiene que ver el verdadero esoterismo con toda esa basura?
Nada. Pero por todas partes surgen sectas cofradías más o menos secretas que escudándose en la Gorgona paralizante de sus aberraciones, hacen más y más víctimas.

Ante estas demenciales manifestaciones de masificación cabe el preguntarnos ¿qué es lo que pasa? ¿Por qué tanta locura y violación de los más elementales derechos humanos? ¿Cómo logran deformar la realidad, retorcer la Historia, amenazar a cuanta persona bien intencionada quiera saber algo más sobre la vida y sobre la muerte?

La respuesta es simple, pero terrible.

Estamos viviendo los últimos tiempos de una forma cultural, de una civilización que se derrumba sobre sus propias bases, las sepulta y las ignora.

Es evidente el advenimiento de una nueva Edad Media y como en un gran terremoto, todas las cosas elevadas tienden a caer rodando a los pies de los desconcertados, que las mutilan y tallan en sus otrora bellas formas, sus idolillos y monstruos que surgen de sus terrores. Y luego las adoran para ser aplastados por nuevas moles que se precipitan destrozadas desde lo alto.

Cuando los bárbaros entraron en roma se utilizaron las estatuas marmóreas que coronaban el Mausoleo de Adriano como piedras de improvisadas catapultas y onagros...destrozándolas primero.


El vacío de poder creado por la caída de los Valores Permanentes ha dado lugar a la penetración de creencias exóticas portadas por hombres fanáticos. El miedo les abre paso, la ignorancia allana sus caminos. La enanocracia eleva a los bufones en el aire y los proclama "Enviados", "Gurús", "Maestros". Y de tales mentores, tales enseñanzas.

Mas nada ganaremos haciendo un simple catálogo esbozado de nuestras desgracias. No debemos ser catastrofistas. Debemos elevar nuestra esperanza y nuestro esfuerzo como un viejo y renovado pendón que rescate al individuo humano de la masa de lodo inhumano, de la inercia fatalista y sensual que debilita.

Existe un Esoterismo Verdadero, Filosófico, Humanista y creyente en Dios y en todas sus criaturas visibles e invisibles. 


Existe una Acro-polis o "Ciudad alta", una Aristocracia Espiritual a la que tienen derecho y acceso todos aquellos que, olvidándose de separatismos, traten de ayudar a salir de la ciénaga a sus hermanos, no sólo con bellas palabras sino tendiéndoles los brazos, sin importarles de dónde vengan, sino adónde quieran ir, y señalándoles caminos limpios y seguros.

Toda dama, todo caballero en el ancestral sentido de estos términos, está moralmente comprometido no sólo a ser libre, sino a ayudar a liberarse a los otros. Hay que inspirar buenas acciones y hay que trabajar duramente, cabalgando los propios defectos y forzándolos a encarar los abismos para asomarse a ellos y dar ayuda a tantos necesitados.

Sí, el verdadero Esoterismo, existe, existió y existirá. Es la búsqueda de las Esencias, de lo Puro, de lo Alto, de lo Inmortal, del Hombre y de Dios. Es la verdad sin ropajes innecesarios, es la Semilla Nueva del Hombre futuro. Heredero de sus Mayores, que no deforma la Historia pasada ni que se forjará en el porvenir. Es lo natural en el seno de la Naturaleza.


Y el verdadero Esoterista es, ante todo, Filósofo. Lejos están de él las creencias absurdas y los orgullos dementes. Sencillamente investiga, sin perder cortesía ni elegancia. Antes que Mago, quiere ser un hombre bueno, pues sabe que no magia mayor que la que otorga la bondad y porque está en su Naturaleza interior el ser bueno, aunque no hubiese karma que lo premie.


Ama lo Bello y lo Justo. Cualidades y valores que son siempre evidentes para el que los busca de corazón.

Cree en Dios, cree en sí mismo, cree en el Destino Benéfico que el altísimo ha otorgado a todos los Seres del Universo, visible e invisible.


Para él no existen los peligros del Esoterismo.

Porque el verdadero Esoterismo bien entendido, no es un peligro, sino un retorno a la Naturaleza y a Dios. ¿Te atreves tú a retornar? ¿Volver a la alegría, volver a creer?

Más allá del horizonte tenebroso, se alza un Nuevo Amanecer.




Jorge Angel Livraga Rizzi- 
Septiembre 1984
Cruz de París en Artes, Ciencias y Letras

viernes, 10 de febrero de 2017

MARGARITA ESTÁ LINDA LA MAR -RUBEN DARIO


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Margarita está linda la mar, 
y el viento, 
lleva esencia sutil de azahar; 
yo siento 
en el alma una alondra cantar; 
tu acento: 
Margarita, te voy a contar 
un cuento: 

Esto era un rey que tenía 
un palacio de diamantes, 
una tienda hecha de día 
y un rebaño de elefantes, 
un kiosko de malaquita, 
un gran manto de tisú, 
y una gentil princesita, 
tan bonita, 
Margarita, 
tan bonita, como tú. 

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Una tarde, la princesa 
vio una estrella aparecer; 
la princesa era traviesa 
y la quiso ir a coger. 

La quería para hacerla 
decorar un prendedor, 
con un verso y una perla 
y una pluma y una flor. 


Las princesas primorosas 
se parecen mucho a ti: 
cortan lirios, cortan rosas, 
cortan astros. Son así. 

Pues se fue la niña bella, 
bajo el cielo y sobre el mar, 
a cortar la blanca estrella 
que la hacía suspirar. 


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Y siguió camino arriba, 
por la luna y más allá; 
más lo malo es que ella iba 
sin permiso de papá. 

Cuando estuvo ya de vuelta 
de los parques del Señor, 
se miraba toda envuelta 
en un dulce resplandor. 

Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho? 
te he buscado y no te hallé; 
y ¿qué tienes en el pecho 
que encendido se te ve?». 

La princesa no mentía. 
Y así, dijo la verdad: 
«Fui a cortar la estrella mía 
a la azul inmensidad». 


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Y el rey clama: «¿No te he dicho 
que el azul no hay que cortar?. 
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!... 
El Señor se va a enojar». 

Y ella dice: «No hubo intento; 
yo me fui no sé por qué. 
Por las olas por el viento 
fui a la estrella y la corté». 

Y el papá dice enojado: 
«Un castigo has de tener: 
vuelve al cielo y lo robado 
vas ahora a devolver». 


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La princesa se entristece 
por su dulce flor de luz, 
cuando entonces aparece 
sonriendo el Buen Jesús. 

Y así dice: «En mis campiñas 
esa rosa le ofrecí; 
son mis flores de las niñas 
que al soñar piensan en mí». 

Viste el rey pompas brillantes, 
y luego hace desfilar 
cuatrocientos elefantes 
a la orilla de la mar. 

La princesita está bella, 
pues ya tiene el prendedor 
en que lucen, con la estrella, 
verso, perla, pluma y flor. 

* * * 


Margarita, está linda la mar, 
y el viento 
lleva esencia sutil de azahar: 
tu aliento. 

Ya que lejos de mí vas a estar, 
guarda, niña, un gentil pensamiento 
al que un día te quiso contar 
un cuento.


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RUBEN DARIO