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sábado, 27 de enero de 2018

Dos aspectos tienen las cosas de este Universo...


La imagen puede contener: cielo


Dos aspectos tienen las cosas de este Universo de materia diferenciada: el luminoso y el oscuro. Estos dos aspectos nos conducen, en su aplicación práctica, al uso y al abuso respectivamente.  Todo  hombre  puede  llegar  a  ser  botánico  sin  aparente  perjuicio  del prójimo;  y  muchos  químicos  expertos  en  la ciencia,  saben  que  hay  sustancias  que igualmente pueden curar que matar. Doble aplicación tienen todos los ingredientes y todas las ponzoñas, desde la inofensiva cera hasta el mortífero ácido prúsico, y desde la saliva  de  un  niño  hasta  la  de  la  serpiente  cobra.  Esto  lo  saben,  por  lo  menos teóricamente,  los  mismos  bisoños  en  medicina;  pero  ¿qué  químico  moderno  ha descubierto  el  “aspecto  tenebroso”  de  las  sustancias  animales,  vegetales  o  minerales, reservado a los ocultistas? ¿Quién pudo penetrar el arcano de la íntima esencia de las cosas  y  sus  primarias  correlaciones?  Este  conocimiento  sólo  da  a  un  ocultista  la categoría de genuino Iniciado práctico, ya se convierta en un “Hermano de la Luz” o en un “Hermano de las Tinieblas”. La esencia de aquel sutilísimo e imperceptible veneno, el más activo de todos, que entraba en la composición de los tóxicos confeccionados por los Médicis y Borgias, puede curar o matar a cualquier hombre si quien lo maneja está verdaderamente en la gradación septenaria de su potencialidad  en  cada uno de los planos accesibles al hombre terreno; el resultado dependerá, naturalmente, de que el operador sea un Hermano de la Luz o un Hermano de la Sombra. El karma individual o colectivo impide a los hermanos de la luz realizar todo el bien que podrían; el colectivo esfuerzo de las “Piedras” de la “Muralla protectora de la Humanidad” no deja que los“Hermanos de las Tinieblas” acaben su nefasta obra.

...todo  está  contenido en la misma  y única  Esencia universal, cuyos  contrarios  efectos  dependen  de  su  grado  de  diferenciación  y  de  sus diversas correlaciones.
El aspecto luminoso de esta esencia produce vida, salud, dicha y divina paz; el aspecto tenebroso produce turbación, tristeza, enfermedad y muerte. Así  lo  demuestra  el  conocimiento  de  la  naturaleza  de  los  más  activos  venenos;  pues algunos  no  dañan  al  organismo  en  fuertes  dosis,  mientras  que  un  miligramo  puede matar  con  la  rapidez  del  rayo. Por  otra  parte,  la  misma  dosis  será  saludable  en combinación  con  otra  sustancia.  Siete son  los  grados  diferenciales, como  también  los planos de su acción, y cada grado tendrá benéficos o maléficos efectos, según el sistema en  que  se  opere. Los peritos en  estas  gradaciones  se  hallan  ya  en  el  camino  real  del adeptado práctico; pero la enorme mayoría de “mentalistas”, “curanderos”, “cristianos científicos”,  etc.,  operan  al  acaso  y  se  exponen  a  deplorables  resultados,  tanto  en  sí mismos como en los demás. Estimuladas todas estas nuevas sectas por el ejemplo de los yoguis  indos,  de  cuyas  prácticas  oyeron  hablar  sin  ocasión  de  estudiarlas,  se  han precipitado con los ojos cerrados, temerariamente y sin guía alguna, en la práctica de negar y afirmar, con lo que han producido más mal que bien. Algunos han tenido éxito, gracias a sus innatas facultades magnéticas y saludables, que muy frecuentemente contrarrestan lo que de otro modo los conduciría al mal."


Doctrina Secreta -fragmentos
H.P. Blavatsky

domingo, 14 de enero de 2018

Mahabharata, la gran epopeya de La India


06/09/2017
jcfdez


El Mahabharata es una de las obras más sublimes de la Literatura y Religión de todos los tiempos. Con sus cien mil versos, y la altura y complejidad de los temas tratados (en todos los ámbitos de la vida) hace palidecer a la Biblia hebrea y cristiana y a obras como la Odisea, la Ilíada. H.P.Blavatsky dijo que los Vedas fueron la matriz de pensamiento y mística donde bebieron todas las tradiciones de casi todos los pueblos históricamente conocidos. El Mahabharata, junto con el Ramayana, forma un “Quinto Veda” y sus enseñanzas, dilemas morales, arrebatos líricos y filosofía profunda elevan el alma del estudiante hasta donde quizás ninguna otra obra llegó. Como para los cristianos la Biblia, es de inspiración directamente divina. El caudal indoeuropeo que corre entre sus miles de páginas (cuatro veces la extensión de la Biblia) la convierte en un cántico a todo lo justo, lo bello y lo bueno, en un cuadro vivo del ideal heroico, de un sentido ígneo, poderoso y responsable de la vida, que no es una maldición sino una maravillosa oportunidad de triunfo, alegría, comprensión y redención, de respeto a todo lo que vive, de fraternidad luminosa entre todos los seres humanos, hijos de una misma madre Tierra. ¡Qué diferente del sentido de culpa de Adán y del trabajo como una maldición, y del sexo –y casi el amor-como un tabú, en el que ha sido educado el mundo occidental!

La Diosa Tierra se queja al Dios del Cielo, Indra, de que las vidas contaminadas e impías, insolentes de los humanos, que se han multiplicado como un virus o un cáncer sobre ella, la están llevando casi al punto de no retorno hacia la extinción (¡qué semejanza con el tiempo actual!). Indra ordena que las almas de los Dioses encarnen en la Tierra, para que luchando entre ellos, con sus cohortes de innúmeros guerreros, la purifiquen. Es la pureza a través del sacrificio. De este modo, en el seno de una familia, y de un reino, cuya capital es Hastinapura (la Ciudad de los Elefantes, es decir, la ciudad de la Sabiduría), las tensiones entre los 5 hijos de Pandú (divinos, justos, heroicos, luminosos) y los 101 de Dhitarashtra (fanáticos, mezquinos, iracundos, turbulentos y egoístas) se convierte en una Gran Guerra que implica a la India entera. La mitad de la obra es cómo se gesta, y las tentativas de evitarla, al precio de lo justo. La otra mitad es la guerra propiamente dicha, las luchas entre los diferentes héroes (símbolos de fuerzas de la naturaleza, estrellas, conceptos filosóficos, pueblos, etc.). En la mitad, el sublime discurso filosófico del Bhagavad Gita. En él, Krishna -rey y como avatara de Vishnu, encarnación de este Dios que sostiene al universo entero y guía como hilo irrompible la acción hasta el final- enseña a Arjuna, antes de la batalla, en medio de los dos ejércitos, los misterios del alma humana, el sentido de la vida y del deber, la estructura de la naturaleza, los peldaños que llevan a la realización espiritual… y, lo más importante, por qué debe luchar, en este teatro ceremonial que es el drama mismo de la existencia.


Lucha entre Bhisma y Arjuna, una de las escenas del Mahabharata
Como el tronco de un árbol y su infinidad de ramas, más grandes y pequeñas, junto al tema principal hay cientos de historias de un simbolismo, belleza y significado que conmueven hasta lo más íntimo. Historias que no sólo te hacen pensar, sino sonreír por dentro, o llorar de compasión, por su dramatismo moral, trágico, propio de los grandes héroes que no renuncian jamás a sus principios.

Ya haya sido enseñado, como dicen unos, en el siglo IV a.C, ya dos mil, o diez mil años antes (según estudios astronómicos de algunas escenas), la actualidad de estos textos es tan grande como su belleza. En la primera versión en televisión que hicieron en los años 80 en la India, los domingos, antes del mediodía, todo el país quedaba paralizado, y el carácter devocional hindú, tan sincero, ponía guirnaldas al televisor como si fuera un altar. Pues a tales divinas enseñanzas y visiones les conducían sus imágenes.

En la nueva versión de 100 horas y 267 capítulos, la tecnología moderna ha dado muchísima más vida, color y realismo a la narración. Un encantamiento para el alma, para sumergirla en sus propios abismos de símbolos, y de enseñanzas, que reconocemos como válidas, ayer, hoy y siempre, pues hacen sonar la lira mágica de nuestro corazón.

Si te decides a ver esta serie, o leer esta obra, bienaventurado tú, que vas a realizar este viaje, esta sagrada aventura. Que vas a pensar, reír y llorar con las escenas de Kurús y Pandavas, drama mismo de las batallas dentro del alma humana.



Jose Carlos Fernández

Almada 16 de agosto de 2017
Recogido de su blog : https://josecarlosfernandezromero.com

Bhagavad Gita

FILOSOFÍA
Un verso enigmático del Bhagavad Gita
27/09/2017
jcfdez

El Bhagavad Gita (literalmente “Canto del Maestro”) es uno de los grandes clásicos de la literatura y filosofía universal. Aparece en uno de los libros[1] del Mahabharata, la gran epopeya hindú, obra monumental de excelsas enseñanzas, dentro de la tradición védica, y atribuida al sabio Vyasa. En realidad el nombre de Vyasa significa “compilador” y no sabemos quién es el autor. Es incluso difícil datar cronológicamente tanto el Mahabharata como el Bhagavad Gita, y quizás fueron obras independientes, siendo después el segundo incluido en el primero. El Mahabharata narra la muerte de Krishna y el inicio del Kali Yuga, por lo que debe ser posterior al 3.102 a.C.[2] Además, del mismo modo que la Ilíada, se mantuvo oral durante un tiempo indefinido, siendo escrito, sólo a partir del siglo V a.C. El Mahabharata, como la Biblia misma, es un compendio de libros diferentes de épocas diferentes, y quizás algunos sean mucho más antiguos de lo que imaginamos. El Mahabharata pertenece a lo que se llama “tradición”, smriti (memoria), pero el Bhagavad Gita, con sus 18 libros y 700 versos, aunque forma parte de él, es llamado Upanishad e incluido en la “revelación sagrada” (sruti), como los Vedas mismos.

H.P.Blavatsky, a finales del siglo XIX decía que estos textos deben ser “leídos” con ayuda de siete claves de interpretación distintas (alquímica, psicológica, fisiológica, astronómica, histórica, matemática, etc.) con lo que es muy difícil saber qué acontecimientos narran, si son históricos- factuales, procesos de transformación de la naturaleza, astronómicos… Los historiadores occidentales englobaron toda esta obra dentro de la categoría “mito”, negando tajantemente su historicidad, como antes habían hecho lo mismo con la ciudad de Troya, la Ilíada y Odisea. Sin embargo, la ciudad de Dvaraka, sobre la que reinaba Krishna, fue encontrada casualmente al noroeste de la costa de la India, en el año 2001, haciéndonos revisar, así, todo lo que creíamos saber sobre esta saga formidable.

El Bhagavad Gita es la joya filosófica de la India, que llegó a Occidente, por primera vez con las traducciones al portugués. Shopenhauer la ensalzó, David Thoreau dijo de ella:

“Por las mañanas, baño mi intelecto en la filosofía estupenda y cosmogónica del Bhagavad Gita, ante la cual nuestro mundo moderno y su literatura parecen insignificantes y triviales”. Gandhi la tradujo del sánscrito y se la aprendió de memoria; H.P.Blavatsky la introdujo en los textos que debían estudiar y meditar sus discípulos y en general todos los miembros de la Escuela Esotérica; Sri Aurobindo hizo también una traducción y estudio comentado, y Vivekananda, entre otros cientos de filósofos y místicos le dedicaron su atención en varias obras. El mismo George Lucas se inspiró en el Bhagavad Gita y el Mahabharata para realizar Star Wars, según dijo ven varias entrevistas, animado también por la filosofía y recomendaciones de Joseph Campbell, otro de los enamorados de este libro. En la Organización Internacional Nueva Acrópolis es uno de los libros que estudiamos con asiduidad. La escena en que Arjuna, héroe principal de la obra, está en medio de los dos ejércitos contrarios (kurus y pandavas), antes del inicio de la guerra es muy inspiradora. Arjuna representa la conciencia humana en la gran encrucijada, en medio de una naturaleza divina y otra bestial que reclaman su espacio para en ella vivir.

De todos modos, el objetivo de este breve artículo no es hablar del Bhagavad Gita, en general, sino sólo de uno de sus versos (slokas), el número 46 del Segundo Capitulo (Estancia), capítulo llamado “Enseñanza Esotérica”. Para ver así, la gran dificultad que tenemos muchas veces a la hora de comprender estos textos en sánscrito donde casi todo son metáforas, comparaciones y analogías de asombrosa profundidad. Hay dificultad, incluso en traducir estos textos, pues la lengua sánscrita es muy sintética, casi matemático-conceptual, más que discursiva, y al pasarlo a lenguajes actuales (aunque estos sean de herencia indoeuropea), mutilamos muchas de las alusiones, o tenemos que hacer largos circunloquios, que al final, más velan y encubren que consiguen aclarar el significado original.

Literalmente, dice:

यावानर्थ उदपाने सर्वत: सम्प्लुतोदके |
तावान्सर्वेषु वेदेषु ब्राह्मणस्य विजानत: || 46||

yāvān artha udapāne sarvataḥ samplutodake
tāvānsarveṣhu vedeṣhu brāhmaṇasya vijānataḥ

yāvān—todo eso; arthaḥ—tiene por objeto; uda-pāne—en un pozo de agua; sarvataḥ—en todos los aspectos (o desde-por, hacia- todas partes); sampluta-udake—en un gran lago; tāvān—tantos, de modo similar; sarveṣhu—todos; vedeṣhu—Vedas; brāhmaṇasya—el hombre que conoce el Brahmán Supremo (que obtuvo la Iluminación); vijānataḥ—que tiene completo conocimiento

En el Bhagavad Gita traducido por Ramacharaka, que consultó muchas versiones para hacer una unificada en inglés, el yogui occidental se ve obligado a añadir explicaciones previas, todo el primer párrafo:

“Así como el agua que mana de una fuente llena las vasijas de acuerdo con la forma y capacidad de cada una de ellas, así también las enseñanzas espirituales no proporcionan sino la parte que cada cual es capaz de recibir conforme al grado de su evolución.

Para el brahmán iluminado, los Vedas son tan provechosos como si su mente fuese un vaso capaz de recibir toda el agua de una fuente inagotable.”

En la versión de Annie Besant, discípula de H.P.Blavatsky y directora de la Sociedad Teosófica desde el año 1907 hasta su muerte, en 1933:

“Tan provechosos son los Vedas para el brahmán iluminado como el agua de un estanque lleno hasta los bordes”

En una edición de Nueva Acrópolis España, que hace un compendio de varias:

“Para un sabio dotado de visión espiritual, los Vedas tienen tanta utilidad como un pozo que ha sido cubierto por una inundación”

En la de Sri Aurobindo, uno de los grandes filósofos y místicos del siglo XX

“Tanta utilidad hay en las aguas de un pozo que las aguas de la inundación rodean por todas partes como la hay en todos los Vedas para el brahmán que posee el conocimiento”

Swami Mukundananda lo traduce así:

Todo aquello para lo que sirve un pequeño receptáculo de agua sirve en todos los aspectos un gran lago. Del mismo modo, aquel que alcanza y entiende la Absoluta Verdad también cumple el propósito de todos los Vedas.”

En la traducción de Swami Prabhupada, en su “Bhagavad Gita, tal como es”

“Todos los propósitos que cumple un pequeño pozo, puede cumplirlos de inmediato un gran depósito de agua. De igual modo, todos los propósitos de los Vedas pueden ser cumplidos por aquel que conoce el propósito que hay detrás de ellos”

Es muy audaz la afirmación de “Bhagavad Gita, tal como es”, pues si la comparamos con las palabras sánscritas, una a una, esta es de las más “libres” e inexactas de entre todas estas traducciones. Después el comentario que hace el autor no tiene nada que ver, absolutamente nada con la máxima. El que sea el Bhagavad Gita que está en más casas occidentales no significa, ni muchísimo menos que sea el mejor. En mi opinión es la versión más dogmática, estrecha de pensamiento, y menos filosófica de casi todas las que conozco. Literalista y rígida, dentro de lo devocional (bhakti), un peligro, pues por naturaleza lo devocional debe ser fluídico y versátil, como el mismo movimiento del agua que corre o de la llama que se eleva en el cielo. El que fuera versión divulgada a “machacamartillo” incluso entregada gratuitamente no hace que sea una versión menos sectárea y apartada de una interpretación lógica y natural del texto.

En la versión de Gandhi, que además de traducir añade comentarios:

“En la medida en que un pozo es de utilidad cuando una inundación lo invade todo, en la misma medida son los Vedas de utilidad para un Brahmán que posee el Conocimiento.”

En la traducción de Adiyen Nasanudasan

“Para el Brahmín que conoce el Ser, los Vedas son de un uso semejante al de un estanque lleno para una persona sedienta”

En la traducción de A. Mahadeva Shastri:

La misma utilidad que hay en un estanque de agua, si la comparamos con una inundación de agua que se extiende por todas partes, la misma (utilidad) hay en todos los Vedas para un brahmán iluminado.

Destacamos, a modo de ejemplo, entre los comentarios, el del gran Ramanuja (1077-1157), de carácter devocional[3]:

“No todo lo que es enseñado en los Vedas es oportuno que sea practicado por todos. Un estanque, que desborde en agua está construido para todo tipo de propósitos, como irrigación, etc. La persona sedienta irá a usar sólo la necesaria para matar su sed, y nunca toda. Del mismo modo, un aspirante iluminado que busca la liberación sólo tomará de los Vedas aquello que contribuya directamente para la Liberación, y nada más”

Desde otra perspectiva, la del más grande de los filósofos vedantinos, Shankaracharya en su célebre comentario al Bhagavad Gita, analizando este verso dice:

“Cualquiera que sea la utilidad –para bañarse, o beber, o semejantes- para la que sirve un pozo, o tanque o muchos otros pequeños depósitos de agua, todas estas utilidades son sólo, como mucho, las utilidades que ofrece un flujo de agua que se extienda por todas partes; esto es, la utilidad del primero está comprendida en la del segundo. Del mismo modo, cualquier utilidad que exista en el ritual védico, ella está incluida en la utilidad del recto conocimiento de un Brahmán que ha renunciado al mundo y ha conquistado totalmente la verdad en relación con la Absoluta Realidad; siendo, en esta comparación tal conocimiento el agua que desborda por todas partes. El sruti dice: “Todo aquello bueno que haga la gente, todo ello es poseído por aquel que conoce lo que él (Raikva) conoce”. Lo mismo puede ser dicho aquí. De este modo, a un hombre que está destinado para el trabajo le es necesario realizar trabajos (que están aquí en el lugar de los pozos y tanques de agua), antes que él esté apto para la senda del conocimiento.”

Se nos hacen así patentes las dificultades de traducir estos textos, y que estas máximas son como diamantes facetados que irradian la luz-verdad en muchas direcciones, y que cada uno entiende así aquella para la que está preparado, o que está más en concordancia con su naturaleza íntima.

De todas estas interpretaciones, me quedo con un texto del profesor Jorge Ángel Livraga (1930-1991), que aunque no hace referencia explícita al Bhagavad Gita quizás dé como una flecha en el blanco con el sentido íntimo de esta sloka. En su “Oración al Maestro” dice:

“Señor, dame una gota de Tu comprensión, que será para mí como un mar por el cual navegaré y llegaré a las costas que sueño”



Jose Carlos Fernández

Almada, 20 de junio del 2017

[1] Más específicamente, en el Bhisma Parva

[2] Más específicamente, el inicio del Kali Yuga  o Era Oscura, se da el 17 de Febrero del 3102 a.C., en una conjunción de seis de nuestros planetas en el signo de Piscis. Su duración es estimada según la Cronología Hindú en 432.000 años.

[3] Comentario vinculado a la traducción de Aniyen Nasanudasan que aparece varias líneas antes.
Recogido de: https://josecarlosfernandezromero.com

miércoles, 3 de enero de 2018

LA UNIDAD DE LA DEIDAD


El puro y simple esoterismo no habla de un Dios personal; y por esto se nos tilda de ateos. Pero en realidad, la Filosofía oculta se basa en la ubicua presencia de Dios, de la Divinidad  Absoluta;  y  aunque  sobre  lo  Absoluto  no  especulamos,  por  ser sagrado  e incomprensible a la inteligencia finita, toda la Filosofía esotérica se funda, sin embargo, en  los  poderes  de  la  Divinidad  como  Fuente  de  cuanto  vive,  alienta  y  existe.  Las religiones antiguas demostraban lo uno por medio de lo vario. En Egipto, India, Caldea, Fenicia,  y  finalmente  en  Grecia,  las  ideas  acerca  de  la  Deidad  se  expresaban  por múltiplos de tres, cinco y siete; y además, por ocho, nueve y doce dioses mayores, que simbolizaban los poderes y atributos de la única y sola Divinidad. Esto se relacionaba con  esa  infinita  subdivisión  por  números  irregulares  y  especiales  a  que  sometían  a  su Divinidad  única,  los  metafísicos  de  aquellos  pueblos.  De  esta  manera  constituido,  el ciclo  de  los  dioses  tenían  todas  las  cualidades  y  atributos  de  lo  Único  supremo  e incognoscible;  porque  en  este  conjunto  de  divinas  personalidades,  o  más  bien  de símbolos  personificados,  mora  el  Dios  único,  el  Dios  uno,  el  Dios  de  quien  dicen  los indos que no tiene segundo. 

¡Oh   Dios   Ani!   [Sol  espiritual],   Tú   resides   en   la   aglomeración   de   tus  divinas personificaciones 243. 

Estas palabras indican que los antiguos creían que toda manifestación procede de la misma  única  Fuente,  que  todo  emana  del  idéntico  Principio  que  sólo  puede desenvolverse completamente en los colectivos agregados de sus emanaciones. El  pleroma  de  Valentino  es  equivalente  al  espacio  de  la  Filosofía  oculta;  porque pleroma  significa  “plenitud”,  las  regiones  superiores.  Es  la  suma  total  de  las  divinas manifestaciones  y  emanaciones,  que  denotan  la  plenitud o  totalidad  de  los  rayos procedentes  del  uno  que  se  diferencian  en  todos  los  planos  y  se  transforman en potestades divinas, llamadas ángeles y espíritus planetarios por los filósofos de todas las  naciones.  

Todos estos conceptos entonan, en diferentes épocas y en distintos idiomas, el sublime canto de los papiros egipcios de miles de años atrás, según se nos enseña: 

Los dioses te saludan y te adoran, ¡oh inescrutable y única Verdad!

Y dirigiéndose a Ra, añaden:

Los dioses se prosternan ante tu majestad, loan las almas de los que los engendraron...

y te  dicen: 

Paz  a  todas  las  emanaciones  del  Padre  inconsciente  de  los  dioses...Tú engendras los  seres.  Nosotros  adoramos  las  almas  que  emanan  de  Ti.  ¡Oh  Desconocido!  Tú  nos engendraste,  y  así  Te  loamos  adorando  a  las  almas–dioses  que  de  Ti  descienden  y  en nosotros viven.

Por esto se dijo:“No sabéis que sois templo de Dios y que el espíritu de Dios mora en vosotros” 244

244 San Pablo I, Corintios, III, 16.



fragmentos de DOCTRINA SECRETA
H.P.BLAVATSKY