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miércoles, 3 de marzo de 2021

Dragones y Serpientes -2ª parte


EL  GRAN  DRAGÓN  sólo tiene  respeto  a  las  SERPIENTES  de  SABIDURÍA

Pero las “Serpientes  de  la Sabiduría”  han  conservado  bien  sus  anales,  y  la  historia  de la evolución humana está trazada en el Cielo, como  lo está  en  los  muros  subterráneos. La  humanidad  y  las  Estrellas están  unidas  entre  sí  indisolublemente,  por  razón  de  las Inteligencias que gobiernan a estas últimas. Los  simbologistas  modernos  pueden  mofarse  de  esto,  y  llamarlo  “fantasía”;  pero, como escribe Mr. Staniland Wake: Es incuestionable que  el  Diluvio  ha  sido  [siempre] asociado  en  las  leyendas  de  algunos pueblos orientales, no sólo con las Pirámides, sino también con las constelaciones. El “Dragón antiguo” es idéntico a la “Gran Inundación”, dice Mr. Proctor: Sabemos que  en  el  pasado, la  constelación  del  Dragón  estaba  en  el  polo,  o  punto culminante  de  la  esfera celeste.  En  los  templos  estelares...el Dragón sería la  constelación superior o dominante...Es singular cuán estrechamente estas  constelaciones...corresponden  en  serie   y   orden  de  ascensión recta con los sucesos registrados acerca del Diluvio [bíblico]. Las  razones  para  esta  singularidad, sin embargo,  se  han  expuesto  suficientemente claras  en  esta  obra.  Sólo  muestra  ella que  ha   habido  varios Diluvios,  confundidos  en los  recuerdos  y  tradiciones  de  las  subrazas  de  la  Quinta  Raza.  El  primer gran Diluvio fue   astronómico   y   cósmico,  mientras  que   varios   otros   fueron terrestres.   Y,   sin embargo, nuestro muy sabio amigo Mr. Gerald Massey (un iniciado  verdaderamente en los misterios del Museo Británico, bien  que  sólo iniciado por  sí  mismo)  ha  declarado  y ha  insistido   en   que   la   Sumersión   y  el   Diluvio  Atlantes  eran tan sólo fantasías antropomorfizadas de gente ignorante, y que la Atlántida no era más  que  una “alegoría astronómica”.  Pero  la  gran alegoría zodiacal  está  basada  en  sucesos  históricos,  y  la alegoría no puede intervenir en la historia; además,  que  todo  estudiante  de  Ocultismo sabe  lo  que  significa  la  alegoría  astronómica  y  zodiacal.  El  Dr.  Smith  muestra   en  el poema épico de Nimrod, de las tabletas asirias, el significado verdadero de la alegoría. [Sus doce cantos] se refieren al curso anual del Sol en los doce meses del año. Cada tableta corresponde a un mes especial,  y  contiene  una clara  referencia a las formas  animales de los signos del Zodíaco...;[siendo el canto once] consagrado a Rimmon, el Dios  de  las  tormentas y de la lluvia, y se armoniza con el signo once del Zodíaco: Acuario, o el barquero.

Pero  aun  esto  está  precedido  en   los  Anales  antiguos   por   el   Diluvio  Cósmico pre–astronómico, que fue simbolizado  o alegorizado  en  el  Diluvio  Zodiacal  o  de  Noé, arriba  mencionado. Mas  esto  no  tiene nada que  ver  con  la  Atlántida.  Las  Pirámides están  estrechamente  relacionadas  tanto  con  las  ideas  sobre  la  constelación  del  Gran Dragón,  los  “Dragones  de  la  Sabiduría”,  o  los  grandes  Iniciados  de  la  Tercera  y  Cuarta Razas,  como  con  las  inundaciones del  Nilo,  consideradas  como  un  recordatorio  divino de la Gran  Inundación  Atlante.  Los  anales  astronómicos  de  la  Historia  Universal,  se dice, sin embargo,  que  tuvieron  su  principio  con   la   tercera  subraza   de   la   CuartaRaza–Raíz,  o  sea  los  Atlantes. ¿Cuándo  fue  esto?  Los  datos  Ocultos  muestran  que desde  el  tiempo  del  establecimiento  regular  de  los  cálculos  zodiacales  en  Egipto,  los polos han sido invertidos tres veces. Pronto volveremos sobre este aserto. Símbolos  tales como  los  representados por los Signos del Zodíaco –hecho  que  ofrece  un  asidero  a  los  materialistas  para  afianzar  sus teorías y opiniones que sólo abarcan un solo  aspecto–  tienen  un  significado  demasiado profundo, y su influencia sobre nuestra humanidad  es  demasiado  importante  para  que únicamente  les  dediquemos   unas   pocas   palabras.  Mientras  tanto, tenemos que considerar el significado de la afirmación de la Sloka 48, referente a  los  “primeros  Reyes Divinos”, que  se  dice  “volvieron  a  descender”, y  que guiaron  e  instruyeron a  nuestra Quinta   Raza   después  del  último  Diluvio. Este último    aserto  lo  trataremos históricamente  en  las  Secciones  que   siguen;   pero   debemos  terminar con algunos detalles más acerca del asunto de las “Serpientes”. Estos toscos comentarios sobre las Estancias Arcaicas tienen  que terminar aquí. Otras aclaraciones  requieren  pruebas, obtenidas  de obras  antiguas, medievales  y   modernas, que han tratado estos asuntos. Todos estos  testimonios  hay  ahora  que  reunirlos,  que cotejarlos  y  que  ordenarlos mejor,  de  manera  que llamen  la   atención  del  lector  sobre este  tesoro  de  pruebas  históricas. Y  como  nunca  insistiremos  demasiado  sobre  el múltiple significado del  extraño  y  sugestivo  símbolo  (tantas  veces  mencionado)  del “tentador  del  hombre”   (con   arreglo   a   la   luz   ortodoxa   de   la   Iglesia),   parece   más prudente agotar el asunto con todo género de pruebas en esta ocasión, aun  a riesgo de incurrir en  repeticiones. Nuestros teólogos  y  simbologistas  han  entendido invariablemente siempre que los Titanes y Kabires están indisolublemente relacionados con el grotesco personaje  llamado  el  “Diablo”,  y  todas  las  pruebas  que  se  presentan contra  su  teoría  han  sido  hasta  ahora  igualmente rechazadas  e  ignoradas.

El nombre  del  Dragón  en  la  Caldea  no  era  escrito  fonéticamente;  sino  representado por  dos monogramas, significando probablemente, según los orientalistas, “el escamoso”. “Esta descripción”, observa  muy  pertinentemente  G.  Smith, “se puede,  por supuesto, aplicar  ya  a  un  dragón  fabuloso,  a  una  serpiente  o a,  un  pescado”.  A  esto podemos añadir que  en  un  aspecto  se  aplica  a  Makara,  el  décimo  Signo  del  Zodíaco, término  sánscrito  de  un  animal  anfibio  no  descrito,  llamado  generalmente Cocodrilo, pero que en realidad significa algo  más.  Ésta  es,  pues,  una  admisión  virtual  de  que  los asiriólogos, en todo caso, no saben nada  de  cierto respecto  de  la condición del Dragón en la antigua Caldea. De  la  Caldea fue  de  donde  los  judíos  obtuvieron  su simbolismo,que  luego  les  fue  robado  por  los  cristianos,  quienes  hicieron del   “escamoso”   una entidad viviente y un poder maléfico. En el Museo Británico puede  verse  un  ejemplar  de  Dragones  “alados  y  con  escamas”. En esta representación  de  los  sucesos  de  la  Caída,  según  la  misma  autoridad,  hay también dos figuras sentadas a cada lado de un ”árbol”, y alargando sus  manos  hacia  la “manzana”, mientras  que  detrás  del   “árbol”  se  halla la Serpiente–Dragón. Esotéricamente,  las  dos  figuras son dos “Caldeos” dispuestos para la iniciación, simbolizando la Serpiente al Iniciador; mientras que los Dioses celosos, que maldicen  al árbol,  son  el  clero profano exotérico.  ¡No  hay  mucho  aquí  del  “suceso  bíblico”  literal, como puede ver cualquier Ocultista! “El Gran Dragón sólo tiene respeto  a  las  Serpientes  de  la  Sabiduría”,  dice  la  Estancia, probando así la exactitud de nuestra explicación de las dos figuras y de la “Serpiente”. “Las Serpientes que volvieron  a  descender...que enseñaron  e  instruyeron”  a  la  Quinta Raza.  ¿Qué  hombre,  en  su  juicio,  es  capaz  en  nuestra  época  de  creer que con esto  se quiera significar verdaderas serpientes?  De  aquí  la  grosera suposición (admitida ahora casi  como   axioma  entre los hombres científicos)  de  que  los  que  en  la  antigüedad escribieron sobre los varios Dragones y  Serpientes  sagrados,  eran,  o  bien  gente  crédula y  supersticiosa,  o  tenían  la  intención  de  engañar  a  otros  más  ignorantes que  ellos.  Sin embargo, desde Homero abajo, el término implica algo oculto para el profano.

“Terribles son los  Dioses  cuando  se  manifiestan” esos Dioses a  quienes  los  hombres llaman Dragones. Eliano, tratando  en  su  De Natura Animalium de  estos  símbolos ofidios, hace ciertas observaciones que demuestran que comprendía bien  la  naturaleza de   estos  símbolos, los   más   antiguos. Así,   refiriéndose  al  verso  homérico  antes mencionado, explica muy pertinentemente: Pues del Dragón, a la vez que es sagrado y se le debe rendir culto, tiene dentro  de  sí  mismo algo más aún de la naturaleza divina, la cual es mejor [¿para otros?] seguir ignorando. El símbolo del  “Dragón” tiene  un  séptuple significado,  y  de  estos  siete  significados puede exponerse el más elevado y el inferior. El más elevado  es idéntico  al  “Nacido  por Sí”,  el  Logos,  el  Aja  hindú.  Entre los  gnósticos   cristianos   llamados  naasenios,   o adoradores de la Serpiente, era la  Segunda  Persona  de  la  Trinidad,  el  Hijo.  Su  símbolo era  la  constelación  del  Dragón.  Sus  siete  “Estrellas” son las  siete  estrellas  que  están en la  mano  del  “Alfa  y  Omega”  en  el  Apocalipsis. En su significado más  terrestre,  el término “Dragón” fue aplicado a los hombres “Sabios”.

¿Se originó la alegoría  del Dragón  y  de  su  supuesto conquistador  en  el  cielo  con  San Juan, en su Apocalipsis? Terminantemente contestamos: No. El “Dragón” de  San  Juan  es Neptuno, el símbolo de la Magia Atlante. A fin de poder demostrar esta negación, se ruega al  lector  que examine  el  simbolismo de la serpiente o del Dragón bajo sus diversos aspectos.

LOS SIGNOS SIDERALES Y CÓSMICOS Todos   los  astrónomos,   sin hablar   de   los  Ocultistas   y  astrólogos,   saben   que, figuradamente hablando, la Luz Astral, la Vía Láctea y también el sendero  del  Sol  hacia los  trópicos  de  Cáncer  y  Capricornio,  así  como  también  los  Círculos  del  Año   sideral  o tropical, fueron  siempre  llamados  “Serpientes”  en  la  fraseología  alegórica  y  mística  de los  Adeptos. Esto, tanto cósmica como metafóricamente considerado.  Poseidón  es  un  “Dragón”:  el Dragón “Chozzar,  llamado  Neptuno  por  el  profano”  según  los  gnósticos  Peráticos;  la “Serpiente buena  y  perfecta”,  el  Mesías  de  los  naasenios,  cuyo  símbolo  en  el  Cielo,  es Draco. Pero debemos distinguir entre los diversos caracteres de este símbolo.

Cuando los mortales se hayan espiritualizado  lo suficiente,  ya  no  habrá  necesidad  de forzar en ellos  una  comprensión  exacta  de  la  antigua  Sabiduría.  Los  hombres  sabrán entonces que  jamás  ha  habido  todavía  un  gran reformador  del  Mundo  cuyo  nombre haya  pasado  a  nuestra  generación, que: a) no  haya   sido   una  emanación directa  del Logos   (cualquiera   que   sea   el  nombre  por   el  que   le   conozcamos),  esto   es,  una encarnación esencial de  uno  de  los  “Siete”, del  “Espíritu  Divino  que  es  séptuple”, y b),que no haya aparecido antes, en Ciclos anteriores. Ellos reconocerán, entonces,  la  causa que produce ciertos enigmas de las edades,  tanto  en la  historia  como  en la cronología;l a razón, por ejemplo, de por qué es imposible para ellos asignar una época  verdadera  a Zoroastro,  que  se  ve  multiplicado  por  doce  y  por  catorce  en  el  Dabistân; de  por  qué los números  y las individualidades de  los  Rishis y Manus  están  tan  mezclados; de porqué Krishna  y Buddha  hablan  de  sí  mismos  como   de  reencarnaciones, identificándose Krishna   con   el  Rishi   Nârâyana,   y   exponiendo  Gautama   una  serie  de nacimientos anteriores; y de por qué al primero especialmente, siendo “el supremo Brahmâmismo”, se  le  llama,  sin embargo, Amshâmshavatâra  – “una  parte  de  una  parte”  solamente  del Supremo en la Tierra; finalmente, por qué Osiris es un Gran Dios y  al  mismo  tiempo  un “Príncipe  en  la  Tierra”,  que reaparece  en  Thoth Hermes;  y  por  qué  a  Jesús  (en hebreo, Joshua)  de  Nazareth  se  le  reconoce kabalísticamente  en  Joshua,  el  hijo  de  Nun,  así como  en  otros  personajes.  La  Doctrina  Esotérica  explica  todo  esto  diciendo que cada uno de éstos, así como muchos otros, aparecieron primeramente en la Tierra como  uno de  los  Siete  Poderes  del  Logos,  individualizado  como  un  Dios  o  Ángel (Mensajero); luego,  mezclados  con  la  Materia, reaparecieron por  turno  como  grandes  Sabios   e Instructores  que  “enseñaron”  a  la  Quinta  Raza,  después   de   haber  instruido  a  las  dos Razas  precedentes;   gobernaron durante   las   Dinastías  Divinas,   y  finalmente se sacrificaron para renacer  en  varias circunstancias  en  bien  de  la  humanidad,  y por su salvación en ciertos períodos críticos;  hasta   que   en   sus   últimas  encarnaciones  se convirtieron verdaderamente en sólo “partes de una parte” sobre  la  Tierra,  aunque de facto sean el Uno Supremo en la Naturaleza.


H.P. Blavatsky

Doctrina Secreta-fragmentos

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