"Relacionado de manera capital con la idea del Centro y del Mundo está el simbolismo de los Guardianes del Centro. Y esto según el criterio siguiente: El Centro es un lugar Sagrado, es incluso el habitáculo de la Divinidad; por tanto, dicho lugar requiere protección a cargo de determinados personajes. Estos son los que en la tradición o mitología clásica se han denominado Chatryas, Caballeros-águilas, Templarios, custodios del Grial, etc.
¿Cuál es la misión de estos Guardianes del Centro? Los Guardianes sólo dejan pasar a los que han superado las Iniciaciones guerreras, los que han demostrado ser puros (monjes) y buenos defensores (guerreros) que pueden continuar a sus Iniciadores en la labor de transmitir la Tradición Sagrada a los candidatos a entrar en el Centro del Mundo.
Las pruebas que debían superar los candidatos a la Iniciación están simbolizadas por aquellas que aparecen en toda la literatura antigua, consistentes en atravesar un laberinto, matar a un dragón, resistir las tentaciones, rescatar a la mujer amada, etc. Los Guardianes del Centro que Inician o presiden las pruebas de estos héroes o caballeros candidatos, estaban representados en dichas pruebas preferentemente por los dragones, serpientes tentadoras y demás obstáculos que impiden al aspirante mantenerse en el sendero que lleva al Centro del Mundo, o sea, a Dios. Hay que tener en cuenta que la consideración de las serpientes y dragones como entidades malignas es prácticamente medieval, pues en la antigüedad dichos monstruos, en una clave de interpretación, representaban a los Sabios o Iniciados en los Misterios Sagrados que probaban la voluntad y valor de sus novicios.
Esta lucha por la conquista del Centro, esta mística "búsqueda del Centro" está simbolizada en las tradiciones o textos sagrados como el peregrinaje a "Tierra Santa, "la búsqueda del Grial", "la búsqueda de la inmortalidad". En el trayecto mítico sobreviene una purificación o redención que se acrecienta a medida que el errante se aproxima al Centro. Recordemos aquí la tradición milenaria, recogida incluso en las catedrales góticas, de la espiral laberíntica que, cual la de Minos o Lug, representa el dificultoso y humilde peregrinaje del aspirante a la conquista de la sabiduría que mora en el Centro del Laberinto.
El Centro, desde este punto de vista es como un lugar paradisíaco (pues allí mora la Divinidad) y se denomina "Tierra Santa", "Tierra de los Bienaventurados"; "Tierra de la Inmortalidad", "Campos Elíseos", "Agarta", "Avalon", "Sambala", y demás lugares situados en el Centro del Mundo bajo la presidencia del Rey del Mundo.
Fragmentos de "TARTESOS; GARGORIS Y HABIS"
Autor: JAVIER ALVARADO
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