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martes, 22 de noviembre de 2016

Un encuentro entre el pasado y el futuro



El presente es una vivencia instantánea y continua que va pasando del futuro hacia el pasado, y todo lo que hacemos y todo lo que tenemos está ya en el pasado, en ese lugar extraño, en esa suerte de museo fantástico y cristalino donde las cosas no se mueven, donde no se corrompen, donde no decaen. En el pasado nos encontramos otra vez jóvenes, nos reencontramos con los seres queridos que se han muerto, buscamos las civilizaciones que nos agradan, en el pasado están todos nuestros sueños, aquellos que pudimos realizar y aquellos que no pudimos realizar. Pero por no haberlos podido realizar no es que carezcan de realidad, o sea, tienen una realidad dentro nuestro. Cada uno de nosotros tiene un gran tesoro en el pasado, no es un documento de identidad, sino que es, un ser humano. Un ser humano con todo su pasado, con todo su empuje, como una especie de muelle que le lleva hacia delante. 

El pasado y el futuro no son dicotómicos; no son tampoco contrarios de ninguna manera, sino que existe una continuidad. Pero nosotros, hombres y mujeres, estamos entre el pasado y el futuro. Estamos entre dos grandes enigmas.

Nos encontramos ahora aquí, llegados desde el fondo del pasado. 

Sabemos ante todo que la Historia no es lineal como decían los positivistas del siglo XVIII.

Vamos a pensar que la Historia de alguna manera es cíclica; y no solamente que es cíclica, sino que tiene nuevas dimensiones, nuevos recorridos, nuevas búsquedas.

Esta sinusoide se complica y se convierte más bien en una especie de espiral histórica, que si bien jamás pasa por el mismo lado y existe una progresión, es decir, un avance y una evolución, sin embargo, pasa por lugares muy cercanos en donde prácticamente las cosas no se repiten pero se asemejan mucho. las cosas se repiten de alguna manera aunque no se copien, aunque no se calquen, pero se van repitiendo dentro de una armonía universal que encadenar a los hombres, no solamente entre nosotros, sino unir las generaciones entre sí...

En el momento actual nos encontramos en una de esas curvas de la Historia, en un verdadero gozne de la Historia, en donde termina esta Edad de Piscis y en donde ya ha comenzado la Edad de Acuario  en el microciclo que corresponde a Leo. O sea, estamos en la parte más dura, en la más difícil.

Este gozne de la Historia ha roto una serie de conceptos y de creencias, pero no definitivamente. Inercia tienen todos los objetos materiales. ¿quién tendrá inercia dentro de las posiciones ideológicas? El materialismo obviamente. El materialismo es entonces el receptáculo de la inercia, de las ideas pasadas. Van guardando las ideas del siglo pasado, sin darse cuenta de que el tren de la Historia ha encarrilado de manera diferente, que ya ni está más en los carriles en que ellos creen que está. El tren de la Historia vuelve otra vez sobre sí mismo, y con él vuelven los hombres conscientes de sí mismos.


La humanidad tenía una inercia histórica ¿Cómo podemos definir esta inercia histórica? Bueno, muy fácil. Hasta hace muy poco tenía una dirección...creencias, aceptaciones que hoy ya no son válidas. O sea, la corriente de la Historia, la corriente de los hombres encadenados iba entonces en una dirección, pero ahora las leyes de la vida que rigen todas las cosas, como rigen la órbita terrestre, hace que vayamos cambiando y vayamos en otra dirección.


"En este giro de la Historia sobre sí misma, como una especie de bumerán ciclópeo, vuelve otra vez a encontrarse. Y no son hombres de vanguardia los que sustentan las ideas del siglo pasado, hoy son hombres de vanguardia los que sustentan las ideas del siglo XXI, de un siglo más descontaminado que el nuestro. Ideas que nos ayudan a sacarnos de encima muchas contaminaciones, para tener otra vez naturalidad en todas nuestras cosas. Y una de las bases de esa naturalidad es que volvamos a reencontrarnos a nosotros mismos. 


Tenemos que volver a ser otra vez nosotros mismos, quienes somos, sin vergüenza de ser lo que somos; sin vergüenza de hincar una rodilla en tierra cuando haga falta, o de hablar con Dios cuando haga falta, sin vergüenza de ninguna de esas cosas naturales, verdaderas, sin vergüenza tampoco de creer en Dios, de creer en la inmortalidad del alma; de tener el valor de hablar y de afrontar todas las voluntades.

Tenemos que volver a ser nosotros mismos de una manera natural, y el retorno de la Historia nos lleva a reencontrarnos para recrear en nosotros un hombre y un mundo nuevo y mejor.

Los mundos en donde se hicieron surgir desde los suelos esos árboles de mármol que son las columnas del Partenón; donde se elevaron las llamas pétreas de las pirámides; esos mundos donde se supieron levantar tantas cosas que hoy nos asombran, pintar tantos cuadros, hacer esas músicas que nos llenan de perlas o de lágrimas los ojos.

Tenemos que volver a esa música, a esa ciencia y a ese concepto político de unión, a una ciencia constructiva que sirva para todos, que no sea consumista, que no destruya, sino que vaya permitiendo que cada cual tenga aquello que le corresponde por naturaleza; a una religión que sea pura y que nos hable de la inmortalidad del alma, que nos diga que nos va a pasar cuando nos muramos, que nos diga de dónde venimos, dónde estábamos antes de nacer; a un arte que refleje aquello que no podemos ver.

Creemos en el espíritu, en el hombre, en las flores, en la belleza, yo creo en vosotros, vosotros en mí, todos debemos creer los unos en los otros, con fe, con confianza otra vez, para poder unirnos los unos con los otros. No estamos ni atados, ni agarrotados, somos libres, porque nuestro corazón es libre.


Dentro del corazón de cada uno de nosotros camina el hombre que vendrá mañana."


fragmentos de la Charla impartida 17/11/1979 en Madrid
"Un encuentro entre el pasado y el futuro"
por Jorge Ángel Livraga Rizzi

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