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jueves, 15 de marzo de 2018

Relación dialéctica entre Capitalismo y Marxismo

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En la naturaleza, los aparentes opuestos no se excluyen, sino que se justifican mutuamente. La existencia de una parte está condicionada, limitada, pero a la vez justificada por la de la otra parte.

Así, no sabríamos de metaloides si no hubiese metales; de mujeres si hombres no existiesen; de estatismo si no pudiésemos referirlos a elementos móviles. La relación entre estos aparentes opuestos es relativa, es evidentemente, dialéctica. Pero de una dialéctica, mutilada, incompleta, inestable y sin resolución, en donde tan sólo existen premisas de alternación y horizontes infinitesimales, deshumanizados, anónimos, carentes de una axiología empírica. La accesis, corona de la dialéctica, ha sido descartada a priori.

La relación de oposiciones entre el marxismo y capitalismo se unen siempre cuando aparece un enemigo común. Lo experimentamos en la guerra civil española y en la segunda guerra mundial.

El común denominador, el cauce sustentatorio de ambas posiciones es el materialismo, la deshumanización, la plusvalía de los medios sobre los fines, del camino sobre el caminante, del guijarro sobre el horizonte.

El marxismo nació del capitalismo y este se justifica ante el marxismo. Sus existencias separadas son un imposible categórico.

Ambas posiciones plantean incógnitas pero jamás soluciones. Son preguntas que excluyen respuestas.

Son dualismos que engendran otros dualismos.

La sed del hombre de unicidad y de concordia, de verticalización y progreso humano les son ajenas. Les son propios: la pluralidad, el disconformismo, la tecnocracia, el enanismo ateo y minimizante.

Ninguna de estas posiciones resuelve los enigmas, simplemente los recrea.

Urge una posición que no sea simple síntesis de ambas, sino superación de las dos. Urge una posición alta. Urge una ascensión vertical en donde no se consideren tan sólo las bases materiales de la sociedad sino las cúpulas elevadas del espíritu. Necesitamos beber vientos de altura. Las miasmas horizontales de los pantanos nos han hastiado, y la contraposición de las ráfagas a nivel del suelo engendra tormentas, violencias y destrucción, pero jamás vuelo para el hombre.

Jorge Angel Livraga Rizzi-1976


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