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Cartas de los Mahatmas-fragmentos

Uno de  los  Maestros  dijo  que,  en  el  mundo  de  hoy,  donde  se  encuentran  tan  pocos  que  tengan   deseos   desinteresados  p...

lunes, 31 de julio de 2017

Consejos de los Maestros K.H.y M.



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«Seréis grandes hermanos mayores, si queréis, protegiendo a todos los hermanos más jóvenes que vosotros, dedicándoles vuestra tierna, sabia y fuerte compasión, prodigándoos siempre más, cuando aquellos a los que dedicáis vuestra simpatía están más y más atrás de vosotros en el sendero de la Vida. Sed tiernos con los niños, pero más tiernos todavía con todos aquellos que yerran, porque conocen poco de la sabiduría; y más tiernos todavía para los animales, ya que ellos pueden pasar al siguiente sendero a través de la puerta del amor más bien que a través de la del odio. Estima también las flores y los árboles. Todos sois de una misma sangre, tenéis un mismo origen y os dirigís hacia una misma meta. Conoced esta verdad y vividla.»

K.H.

«Puesto que cada uno de nosotros es el creador y el que produce las causas que llevan a uno u otro resultado, no tendremos que recoger más que lo que hemos sembrado. Nuestros chelas no son ayudados más que cuando son inocentes de las causas que les producen angustia: cuando esas causas son generadas por influencias externas ajenas. La vida y la lucha por el adeptado sería demasiado fácil si todos nosotros tuviéramos unos barrenderos a nuestras espaldas para barrer los efectos que hemos generado con nuestra propia irreflexión y presunción.»

K.H.


«Feliz el que cruza el gran abismo entre él y nosotros, sin el temor de la duda y libre de la polución de la desconfianza.»


M.


«Para abrir las puertas del misterio no solamente tienes que llevar una vida de la más estricta probidad, sino que debes aprender a distinguir entre lo verdadero y lo falso.»

K.H.


«Pon en práctica, sin más dilación, tus buenas intenciones no permitiendo que ni una sola se quede jamás solo en intención, no esperando entretanto ni recompensa ni siquiera agradecimiento por el bien que puedas haber hecho. La recompensa y el reconocimiento están en tí, aún cuando es tu Yo interno solamente el que puede apreciarlos en su justo valor y medida.»

K.H.


«El discipulado descubre al hombre interno y pone de manifiesto lo mismo los defectos que las virtudes latentes. El defecto latente engendra vicios activos y, a menudo, va seguido de la locura... Sé puro, virtuoso y lleva una vida santa y estarás protegido. Pero recuerda, el que no es tan puro como un niño, mejor que no se preocupe del discipulado.»

K.H.


«Sé sincero, sé leal a tus compromisos, a tu sagrado deber, a tu país, a tu propia conciencia.»

K.H.


«Mantente alerta, amigo mío, que ésta no es la última de tus pruebas. No soy yo quien las crea, sino tú mismo, en tu lucha por la luz y la verdad contra las sombrías influencias del mundo.»

K.H.


«Nadie que se ponga en contacto con nosotros, nadie que demuestre interés por saber más de nosotros, deja de ser sometido a examen y de ser puesto a prueba por nosotros.»

K.H


«El Ocultismo no se puede abordar con ligereza. Lo exige todo o nada.»

K.H.


«El proceso de auto-purificación no es tarea de un instante, ni de unos meses, sino de años, aún más, se extiende sobre una serie de vidas.»


K.H.
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«‹El Reino de los Cielos se gana por la fuerza›, dicen los místicos cristianos. Pero no es sino con el arma en la mano y dispuestos a conquistar o a perecer que la mística moderna puede esperar conseguir su objetivo.»
K.H.



«El hecho es que hasta la última y suprema iniciación cada chela, e incluso algunos adeptos, son abandonados a sus propias fuerzas y a su propio criterio. Nosotros hemos de librar nuestras propias batallas y el conocido adagio de que ‹el adepto se hace, no se le hace› es cierto al pie de la letra.»


K.H.


«‹Atreverse, querer, actuar y permanecer en silencio›, es nuestro lema lo mismo que el de todo Kabalista y Ocultista.»


K.H.


«Tu ofreces tus servicios; bien. Estás deseando dedicar tiempo, emplear dinero, correr riesgos por NUESTRA causa. Bien; es la causa de la humanidad, de la verdadera religión, de la educación, de la iluminación y de la elevación espiritual, desde luego. La causa necesita misioneros, devotos, agentes, incluso mártires tal vez. Pero no puede exigirse a ningún hombre que haga ninguna de estas cosas. Si él lo escoge así, bien; bien para el mundo y para él mismo.»

M.


«Valor, pues, todos vosotros los que deseáis ser los defensores de la Verdad divina única; seguid siendo intrépidos y confiados, economizad vuestra fuerza moral, no la desperdiciéis en bagatelas sino que conservadla para las grandes ocasiones.»

K.H.




«Que la fe y el valor que te han acompañado hasta ahora te sostengan hasta el final.»

K.H.



«Tener alegre confianza y esperanza es una cosa por completo distinta que el dar cabida a un ciego optimismo de loco; el hombre sabio jamás lucha con la desgracia por adelantado.»

K.H.



«No seas indulgente con las aprensiones de lo malo que podría suceder si las cosas no fueran como vuestra sabiduría del mundo piensa que deberían ser.»


K.H

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