Un anciano maestro mandó a sus discípulos a recorrer mundo con el encargo de que le trajeran noticia del acontecimiento más maravilloso que hubiesen contemplado durante su viaje. Al cabo de muchos meses regresó uno de ellos y empezó a narrarle lo siguiente:
-Maestro, lo más increíble y maravilloso que he contemplado en estos largos meses ocurrió un día en que estaba a punto de tomar una barcaza que cruzaba un caudaloso río. En el momento de zarpar, llegó un pobre anciano que le pidió al barquero que por caridad lo llevase a la orilla ya que no disponía de dinero.
El dueño de la barca se negó airadamente y soltó amarras con toda rapidez, de tal modo que la barca se adentró en la corriente. Pero en ese momento, y ante la mayor sorpresa de todos, el anciano cerró los ojos, entró en un estado de arrebatamiento ¡Y comenzó a caminar sobre las aguas hasta que vadeó el río! ¿No es asombroso? ¿No es eso un milagro?
-¿Cuánto costaba el pasaje de la barca? -preguntó el maestro.
-Sólo dos monedas -respondió el discípulo.
-Pues esas dos monedas es todo el valor del milagro que has contemplado.
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