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jueves, 14 de junio de 2018

EL LIBRO DE ENOCH

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El Libro  de  Enoch  se  ha  declarado  apócrifo.  Pero  ¿qué  es  un  apócrifo?. La etimología misma  de  la  palabra  muestra  que  es  sencillamente  un  libro  secreto, esto  es,  que pertenecía  al  catálogo   de   las   bibliotecas   de   los   templos   bajo    la   guarda de los Hierofantes  y  Sacerdotes  Iniciados,  y  que  no  fue  destinado  jamás  para  el  profano. Apócrifo viene del verbo crypto (crúptw)“ocultar”.  Durante  edades  el  Enoïchion, el Libro  del  Vidente,   fue   conservado  en   la   “ciudad  de  las  letras”  y  obras  secretas,  la antigua Kirjath–sepher, más tarde Debir. Algunos  de  los  escritores  interesados  en  el  asunto  (especialmente  los  masones)  han tratado de identificar  a  Enoch  con  Thoth  de  Memfis,  el  Hermes  griego,  y  hasta con  el Mercurio  latino.    Como  individuos, todos  éstos  son  distintos  uno  de  otro; profesionalmente (si podemos emplear esta  palabra  tan  limitada  ahora  en  su  sentido), todos pertenecen  a  la  misma  categoría  de  escritores  sagrados,  de  Iniciadores  y Recopiladores  de  Sabiduría  Oculta  y  antigua. Los  que  en  el   Korán  se llaman genéricamente los  Edris,  o “Sabios”,  los  Iniciados, llevaban  en  Egipto  el  nombre  de “Thoth”, el inventor  de  las  Artes y  de  las  Ciencias, de la escritura o de  las  letras; de  la Música  y  Astronomía.  Entre los  judíos,  Edris  se  convirtió   en  “Enoch”,  el  cual,  según Bar–Hebræus, “fue el primer inventor de la escritura”, de los libros, de las  Artes  y  de  las Ciencias, y el primero que redujo a un  sistema  el  progreso  de  los  planetas.  En Grecia fue llamado Orfeo, cambiando  así de  nombre  en  cada  nación.  Estando  el  número  siete relacionado con cada uno de estos Iniciadores primitivos, así como el número  365  de los  días  del  año,  astronómicamente,  esto  identifica  la  misión,  el  carácter  y  el  cargo sagrado de todos estos hombres, aunque ciertamente  no sus  personalidades. Enoch es el séptimo Patriarca; Orfeo es el poseedor del Phorminx, la lira de siete  cuerdas,  que  es el séptuple misterio de  la  Iniciación.  Thoth, con  el  Disco  Solar  de  siete  rayos  sobre  su cabezas  viaja  en  el  Barco  Solar  (los  365  grados),  aumentando  cada  cuatro  años  un  dí a (año  bisiesto).  Finalmente,  Toth–Lunus  es  el  Dios  septenario  de   los  siete  días,  o  la semana. Esotérica y espiritualmente, Enoïchion significa el “Vidente del Ojo Abierto”. La  historia  acerca  de  Enoch,  referida por  Josefo,  a  saber: que  había  ocultado  sus preciosos Rollos  o  Libros  bajo  los  pilares  de  Mercurio  o  Seth,   es   la  misma  que  se cuenta de  Hermes, el “Padre  de  la  Sabiduría”,  que  ocultó  sus  libros  de  Sabiduría  bajo una  columna,  y  luego,  descubriendo   las   dos   columnas  de  piedra,  encontró  la  Ciencia escrita en  ellas. Sin embargo,  Josefo,  a  pesar  de  sus  constantes  esfuerzos  en  pro  de  la inmerecida glorificación de Israel,  y  aunque  atribuye  esa  Ciencia  (o  Sabiduría)  al  Enoch judío, no  Israel,  y  no  obstante,  hace  historia. Habla   él  de estas  columnas como existiendo todavía  en  su  tiempo.  Nos  dice  que  fueron construidas  por  Seth,  y  así puede  haber  sido,  aunque  ni  por  el  Patriarca  de  este  nombre  (el fabuloso  hijo  de Adán), ni  por  el  Dios  de  la  Sabiduría  egipcio  –Teth,  Set,  Thoth,  Tat,   Sat (el último Sat–an), o Hermes, los cuales son todos uno– sino por los “Hijos  del  Dios–Serpiente”, o “Hijos  del  Dragón”, nombre  bajo  el  cual  eran conocidos  los  Hierofantes  de  Egipto   y Babilonia antes del Diluvio, como lo fueron sus antepasados, los Atlantes. Lo que Josefo por  tanto  nos  dice,  exceptuando  la  aplicación que  hace  de  ello,  debe ser verdad alegóricamente. Según  su  versión,  las  dos   famosas   columnas  estaban enteramente cubiertas de jeroglíficos, los cuales, después de su  descubrimiento, fueron copiados  y  reproducidos  en  los  lugares  más  recónditos  de  los  templos secretos  de Egipto,  y  se   convirtieron así  en  la  fuente    de su  Sabiduría  y  conocimientos excepcionales. Estas  dos  “columnas”,  en  todo  caso,  son  los  prototipos  de  las  “dos tablas de piedra”, talladas por Moisés por orden del “Señor”.  De  aquí  que,  al  decir  que todos  los  grandes Adeptos  y  Místicos  de  la  antigüedad  (tales  como  Orfeo,  Hesiodo, Pitá tenga razón  en  un  sentido,  y  cometa  un error  en  otro.  La  Doctrina Secreta  nos  enseña que  las  Artes,  las  Ciencias,  la  Teología  y  especialmente  la  Filosofía  de  todas las naciones que precedieron al último Diluvio universalmente conocido, pero  no  universal, habían  sido  registradas  ideográficamente de los anales  orales  primitivos  de  la  Cuarta. Khanoch  o  Hanoch,  o  Enoch esotéricamente, significa  el  “Iniciador”  y  “Maestro”, así  como  Enos,  el Hijo del Hombre” Raza,  la  cual  los  había  heredado  de  la  primitiva  Tercera Raza–Raíz,  antes   de   la  Caída alegórica.  De  aquí,  también,  que  las  columnas  egipcias,  las  tablas,  y  hasta  la  “piedra blanca  de  pórfido  oriental ”de  la  leyenda  masónica  –la  cual  Enoch  ocultó  antes  del Diluvio en las entrañas  de  la  Tierra,  temiendo  que  los  verdaderos  y  preciosos  secretos se  perdiesen–  fuesen  simplemente  copias  más  o  menos  simbólicas  y  alegóricas  de  los Anales primitivos. 

El Libro de Enoch es una de  tales  copias; y  además,  es  un  compendio caldeo  ahora  muy  incompleto. Como  ya  se  ha  dicho,  Enoïchion significa  en  griego  el“Ojo Interno”o  el  Vidente;  en  hebreo,  con  la  ayuda  de  puntos  masotéricos,  significa  el“Iniciador” e “Instructor” (Krnc). Enoch es un  título  genérico;  y,  además,  su  leyenda  es  la de otros varios profetas, judíos y paganos, con diferencias de detalles recogidos, siendola  forma  fundamental  siempre  la  misma.  Elías  es  también  llevado  “vivo”  al  Cielo;  y  el Astrólogo  de  la  corte  de  Isdubar,  el  Hea–bani  caldeo, es  igualmente elevado  al  Cielo por el Dios Hea, que era supatrón, como Jehovah lo era de Elías, cuyo nombre  significa en hebreo  “Dios–Jah”,  Jehovah   (hyla),   y   también   de  Elihu, que tiene   el   mismo significado. Esta   clase   de   muerte   fácil,   o   eutanasia, tiene   un   sentido  esotérico. Simboliza  la  “muerte”  de  cualquier  Adepto  que  ha  alcanzado  el  poder  y  el  grado,  así como  la  purificación,  que  le  permite  “morir”  en  el  Cuerpo Físico  y  seguir  empero viviendo con vida consciente en su Cuerpo  Astral.  Las  variaciones  sobre  este  tema  no tienen fin, pero el significado secreto  es siempre  el  mismo.  La  expresión  de  Pablo de “que  él  no  vería  la  muerte” (ut non videret  mortem), tiene por tanto   un   sentido esotérico, pero  nada  de sobrenatural. La  maltrecha  interpretación  que  se  da  a  algunas alusiones bíblicas al efecto de que Enoch, “cuya edad igualará  a  la  del  mundo”  (del  año solar de  365  días),  compartirá  con  Cristo  y  el  profeta  Elías  los  honores  y  la  dicha  del último Advenimiento y de la destrucción del Anticristo significa, esotéricamente, que algunos de los Grandes Adeptos volverán en la  Séptima  Raza,  cuando  todo  error haya sido  desvanecido,  y  el  advenimiento  de  la  VERDAD sea   proclamado   por   aquellos Shishta, los santos “Hijos de la Luz”. La Iglesia latina no es siempre lógica, ni prudente. Declara apócrifo el Libro  de  Enoch,  y ha  ido  hasta  pretender  por  medio  del  Cardenal  Cayetano  y  otras  lumbreras  de  la Iglesia, la repudiación del Canon del mismo Libro de Judas, quien, por otra  parte,  como apóstol inspirado, hace  citas  del  Libro  de  Enoch,  que  se  considera  como  una  obra apócrifa, santificándolo  de  este  modo. Afortunadamente,  algunos  de  los  dogmáticos percibieron  el  peligro  a  tiempo. Si  hubiesen  aceptado  la  decisión  de  Cayetano,  se hubieran visto obligados a  rechazar también el Cuarto Evangelio; pues  San  Juan  toma literalmente de Enoch toda una sentencia, que pone en boca de Jesús Ludolf,   el   “padre   de   la   literatura   etíope”,  encargado   de  investigar   los   diversos manuscritos Enochianos presentados  por  Pereisc,  el  viajero,  a  la  biblioteca Mazarine declaró que ¡”entre los abisinios no podía haber ningún Libro  de  Enoch”! Investigaciones y    descubrimientos    posteriores    echaron    por    tierra    esta    afirmación demasiado dogmática, como  todos  saben.  Bruce  y   Ruppel  encontraron  el  Libro de  Enoch en Abisinia, y lo que es más, lo trajeron a Europa unos años después, y  el  obispo  Laurence lo  tradujo.  Pero  Bruce  despreciaba  su  contenido  y  se  burlaba  de  él;  como  hicieron todos los demás hombres de ciencia. Declaró él que era una obra gnóstica referente a  la Época de los Gigantes que  devoraban  hombres  y  que  tenía  una  gran semejanza  con  el Apocalipsis . ¡Los Gigantes! ¡Otro cuento de hadas! Pero  no  fue  ésta,  sin embargo,  la  opinión  de  todos  los  mejores críticos. El  doctor Hanneberg coloca  al  Libro  de  Enoch  en el mismo  lugar  que  el  Libro Tercero  de  los Macabeos, a la cabeza de la  lista de aquellos cuya  autoridad  se  halla  más  cerca  a  la  de las obras canónicas. Verdaderamente, “¡cuando los doctores no están de acuerdo...!” Como  de  costumbre,  sin embargo,  todos  tienen razón  y  todos   se  equivocan.   El aceptar a Enoch como un carácter bíblico, como una persona sola viva, es lo  mismo  que aceptar  a  Adán  como  el  primer  hombre. Enoch  fue  un  término genérico aplicado  a docenas de individuos, en todos tiempos y épocas, y en toda raza y  nación.  Esto  puede inferirse fácilmente del  hecho  de  que  los  antiguos  talmudistas  y  los  maestros   de Midrashismo  no  están  generalmente  de  acuerdo  en  sus  opiniones sobre Hanokh,  el Hijo de Yered. Algunos dicen que  Enoch  fue  un  gran Santo,  amado  de  Dios  y  “llevado vivo  al  cielo”, esto  es,  que  alcanzó  Mukti  o  el  Nirvâna  en  la  Tierra,  como  lo  hizo Buddha  y  lo  hacen  otros  aún;  y  otros  sostienen que  fue  un  brujo,   un  mago  malvado. Esto  muestra  que  “Enoch”, o  su  equivalente,  era  un  término,  aun  en  los  días  de  los últimos talmudistas, que significaba “Vidente”,  “Adepto  de  la  Sabiduría  Secreta”,  etc., sin ninguna especificación del carácter del portador del título. Josefo, hablando  de  Elíasy de Enoch observa que: Está escrito en los libros sagrados que desaparecieron ellos [Elías  y  Enoch], pero  de  modo que nadie sabía que hubieran muerto.  Lo cual significa sencillamente que habían muerto en sus  personalidades;   como mueren los Yogis hasta hoy en la India, y aun algunos monjes cristianos para  el  mundo. Desaparecieron ellos de la vista de los hombres y murieron (en el plano  terrestre)  hasta para  sí  mismos.  Esto  parece  un  modo   figurado   de  hablar,   pero,   sin embargo,   es literalmente verdad. “Hanokh  comunicó  a  Noé   la ciencia del cálculo (astronómico)  y  del  cómputode    las    estaciones”,  dice    el Pirkah de Midrash, atribuyendo R. Eliezar a Enoch lo que otros atribuyeron a Hermes Trismegisto; pues  los dos  son idénticos  en su sentido esotérico.  En este caso “Hanokh” y su  “Sabiduría” pertenecen al  ciclo  de la Cuarta  Raza  Atlante,  y  Noé  al de la Quinta.  En  este sentido  ambos  representan Razas  Raíces:  la  presente  y   la que   le  precedió. En otro sentido, Enoch   desapareció,“se  fue  con  Dios,  y  no  existió más  porque   Dios  se  lo  llevó”; refiriéndose la alegoría a la  desaparición  del  Conocimiento  Sagrado  y  Secreto  de  entre los hombres; pues “Dios” (o Java–Aleim, los altos Hierofantes,  los  jefes  de  los Colegios de  Sacerdotes  Iniciados) se  lo  llevaron  consigo;  en  otras  palabras, los  Enoch  o  los Enoïchions,  los  Videntes  y  su  Conocimiento  y  Sabiduría, confináronse estrictamente  a los Colegios Secretos de los Profetas, para los judíos, y a los Templos para los gentiles.  El Zohar dice: “Hanokh tenía un libro que era uno con  el Libro  de  las  Generaciones  de  Adán; éste  es  el Misterio de la Sabiduría”. Noé  es  heredero  de  la  sabiduría  de  Enoch;  en  otras  palabras,  la  Raza  Quinta  es  la  heredera  de  la Cuarta.  Enoch, interpretado con sólo la ayuda de la clave simbólica, es el tipo de  la  naturaleza doble del hombre, espiritual y física. "


fragmento de DOCTRINA SECRETA
H.P. BLAVATSKY

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