Entrada destacada

Cartas de los Mahatmas-fragmentos

Uno de  los  Maestros  dijo  que,  en  el  mundo  de  hoy,  donde  se  encuentran  tan  pocos  que  tengan   deseos   desinteresados  p...

martes, 29 de mayo de 2018

La importancia del Polvo meteórico en los cambios atmosféricos





No   conocemos   ningún   fenómeno  de  la  naturaleza  que  sea  del  todo  independiente  del  magnetismo o de la electricidad, pues allí donde hay movimiento, calor, roce y luz, el magnetismo y su alter ego (en nuestra humilde opinión) electricidad aparecerán ya como causa, ya como efecto, o  como  ambos  a  la  vez,  si  indagamos  el  origen  del  fenómeno.  Todos  los  fenómenos  de  las  corrientes  de  la  tierra,  magnetismo  terrestre y electricidad atmosférica, provienen de que la tierra es un  conductor  electrizado  cuyo  potencial  cambia  de  continuo  a  causa de la rotación del anual recorrido de su órbita, del sucesivo enfriamiento y calentamiento del aire, de la formación de nubes, chubascos, vientos, etc. Tal vez hallaréis cuanto os digo en algún libro de texto. Pero la ciencia se negará a admitir que todos estos cambios provienen del magnetismo akásico que sin cesar engendra corrientes  eléctricas  que  propenden  a  restablecer  el  perturbado  equilibrio.  Manejando  la  más  potente  batería  eléctrica  que  se  conoce,   cual   es   el   cuerpo   humano  electrizado  por  cierto   procedimiento,  es  posible  que  cese  la  lluvia  en  determinado  paraje, haciendo "un agujero en los nubarrones", como dicen los ocultistas.  Empleando  otro  instrumento  intensamente  magnético  dentro  de,  digámoslo  así,  un  área  aislada,  se  puede  provocar  artificialmente  la  lluvia.  Siento  no  poder  explicaros  con  mayor  claridad  el  procedimiento.  Conocéis  el  efecto  que  los  vegetales  producen  en  los  nimbos  o  nubes  de  lluvia,  y  cómo  su  enérgica  índole  magnética  las  atrae  y  aun  nutre  sobre  la  copa  de  los  árboles.  Acaso  la  ciencia  explique  todo  esto  de  otro  modo.  Sin  embargo,    no    puedo    desdecirme,    porque    tal    es    nuestro    conocimiento y el fruto de milenios de observación y experiencia. 


Aun la más leve contracción muscular va siempre  acompañada  de  fenómenos  eléctricos  y  magnéticos,  y  hay  una  robusta  conexión  entre  el  magnetismo  terrestre,  los  cambios  atmosféricos  y  el  hombre,  quien  sería  el  más  exacto  barómetro viviente si supiese con acierto descifrarlo.

La  magnética  atracción  terrestre  de  polvo  meteórico  y  la  directa   influencia   de  este   polvo  en  los   bruscos   cambios   de   temperatura de frío y calor son problemas no planteados hasta el día.  Creo  que  el  doctor  Plimpson  en  1867 y  Cowper  Ranyard  en  1879 expusieron  la  teoría,  que  fue  rechazada.  Se  dudó  de  que  el  paso  de  nuestra  tierra  por  una  región  del  espacio  en  la  que  hay  más  o  menos  masas  meteóricas  tuviese  algo  que  ver  con  el  aumento  o  disminución  de  la  altura  de  nuestra  atmósfera  ni  con  el  estado  del  tiempo.  Pero  a  nosotros  nos  parece  que  nos  sería  fácil  demostrarlo;  y  puesto  que  los  cientistas  admiten  que  la  relativa  proporción  y  distribución  de  tierra  y  agua  en  nuestro  globo puede  provenir  de  la  gran  acumulación  de  polvo  meteórico  (la nieve, sobre todo la de nuestras regiones septentrionales, está llena de hierro meteórico y partículas magnéticas), y como se han encontrado depósitos de dicho polvo en el fondo de los mares, me extraña  que  todavía  no  haya  comprendido  la  ciencia  que  todos  los  cambios  y  perturbaciones  de  la  atmósfera  provienen  del  combinado  magnetismo  de  las  dos  grandes  masas  entre  las  que  está comprendida nuestra atmósfera. Llamo "masa" a este polvo meteórico  porque   realmente   lo   es.   Muy   por   lo   alto   de   la   superficie  de  la  tierra,  el  aire  está  impregnado  y  el  espacio  lleno de magnético polvo meteórico que ni siquiera pertenece a nuestro sistema   solar.   Afortunadamente  descubrió   la   ciencia   que   la  tierra, lo mismo que los demás planetas, ruedan por el espacio, y recibe mayor cantidad de polvo meteórico en el hemisferio boreal que en el austral; y así sabe la ciencia que ésta es la causa de que haya más porción continental en el hemisferio norte que en el sur y  mayor  abundancia  de  nieve  y  humedad.  Millones  de  tales  meteoros  y  aun  de  finísimas  partículas  nos  llegan  cada  año  y cada día, y todos  nuestros  cuchillos  de  templada  hoja  son  del  "celeste"  hierro  que  nos  llega  sin  haber  sufrido  cambio  alguno,  y  el  magnetismo  de  la  tierra  los  mantiene  en  cohesión.  De  continuo  añade materia gaseosa a nuestra atmósfera la incesante caída de polvo  meteórico  intensamente   magnetizado;   y   sin   embargo,   todavía  parece  problemático  si  las  condiciones  magnéticas  tienen o no algo que ver con la lluvia. No sé nada acerca de "un régimen establecido por presión, expansión, etc., debidas en primer término a la  energía  solar".  La ciencia se vale a un tiempo mucho y poco de la "energía solar" y aun del mismo sol; pero el sol no tiene nada que ver con la lluvia y muy poco con el calor.  Yo  me  figuraba  que  la  ciencia  sabía  que  los  períodos  glaciales, así como aquellos otros períodos en que la temperatura era  la  de  "la  época  carbonífera",  provenían  del  aumento  y  disminución o mejor dicho de la expansión de nuestra atmósfera, que  a  su  vez  proviene  de  la  presencia  del  polvo  meteórico."



fragmentos de Las Cartas de los Mahatmas

No hay comentarios: