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Suena sin cesar la flauta del Infinito,
y su sonido es el amor.
Cuando el amor renuncia a todo límite,
alcanza la verdad.
¡Cuán lejos se esparce su perfume!
Carece de fin; nada se le opone.
La forma de esta melodía es viva
como un millón de soles:
incomparablemente suena la bina,
la bina de las notas de la verdad.
Querido amigo, ansío encontrar a mi Amado!
Mi juventud ha florecido,
y el dolor de la separación atormenta mi pecho.
Vago todavía por las calles del saber sin propósito,
pero he recibido sus noticias en estas calles invisibles.
Tengo una carta de mi Amado:
hay en esta carta un mensaje inefable,
y ahora mi temor a la muerte ha desaparecido.
Dice Kabir: ¡Oh amigo mío afectuoso!
¡He recibido como regalo al Inmortal!
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