Lo que algunos han enunciado como crisis financiera es mucho más que eso: es una crisis global, pues supone el agotamiento de un modelo de crecimiento que modifica el equilibrio ecológico, que también afecta a los alimentos, la energía y que ha sido incapaz de combatir la pobreza, el hambre y la exclusión social, aunque haya venido acompañado todo ello de progresos indudables. Pero aun así, las privaciones y los costes a pagar son demasiado elevados para sentirse satisfechos en una situación en la que la prosperidad de una minoría de la población mundial se asienta en el sufrimiento de tantos.
En definitiva, el sistema financiero ha engordado y se ha beneficiado durante años basándose en prácticas poco ortodoxas en las que ha predominado el enriquecimiento rápido y fácil. A su vez, las instituciones financieras son un instrumento del propio sistema para conseguir superar las crisis de sobreproducción...
En definitiva, el sistema financiero ha engordado y se ha beneficiado durante años basándose en prácticas poco ortodoxas en las que ha predominado el enriquecimiento rápido y fácil. A su vez, las instituciones financieras son un instrumento del propio sistema para conseguir superar las crisis de sobreproducción...
Esta crisis no se puede solucionar sólo con medidas de política económica sino que es necesario plantearse otros modos de crecer y consumir. No estamos solamente ante una crisis financiera, sino ante algo mucho más profundo; un sistema económico mundial desigual y depredador de la naturaleza.
Ante esta situación, es importante afrontar el futuro con un reequilibrio de fuerzas.
La crisis es el claro resultado de un modelo de crecimiento inadecuado.
Carlos Berzosa
CATEDRATICO DE ECONOMIA APLICADA
Y RECTOR DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
Fragmentos de un artículo Publicado en EL PAIS 10/02/09
Carlos Berzosa
CATEDRATICO DE ECONOMIA APLICADA
Y RECTOR DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
Fragmentos de un artículo Publicado en EL PAIS 10/02/09
No hay comentarios:
Publicar un comentario