El paisaje del corazón varía en cada persona. Unos corazones crecen en la conquista y encuentran el amor de su vida a través de los desafíos que superan. La intrepidez de esta clase de corazones contiene un paisaje interior cargado con el más puro granito procedente de las montañas.
Otros corazones crecen en apacibilidad y reflejan un paisaje de suaves flores salvajes que cubren un prado verde sobre un estanque de aguas calmadas. Algunos corazones pintan un cuadro de muchas cargas que llevar. Los corazones salvajes pueden reflejar la pasión de una tormenta tropical o la radiente erupción de un volcán en una isla que representa su naturaleza independiente. Los corazones pasivos y aburridos pueden esbozar un horizonte cuya única línea define la diferencia entre la tierra y un cielo sin color,
El corazón roto es como un espejo hecho añicos, cuyas piezas llevan diferentes dibujos de alguna forma de amor perdido o no correspondido. Estos corazones representan el sufrimiento irreparado del género humano. Cada ser humano siente este tipo de fragmentación alguna vez. Sentimos la destrucción del paisaje de nuestro corazón al perder a los que amamos con la muerte, cuando llegamos al fin de una amistad, cuando amamos sin ser correspondidos, cuando experimentamos rechazo o abandono de cualquier tipo. Cuando experimentamos este tipo de dolor, nuestro próximo paso debe ser aprender a sanarlo.
LA MEDICINA DE LA TIERRA (JAMES SAMS)
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