Tenemos que entender que todos somos en cierta manera espíritus incorpóreos. Somos en realidad invisibles, imponderables y solamente son visibles los reflejos del mundo material, aquí abajo. Así el efecto del imán es invisible a no ser que dispongáis las limaduras de hierro para que se vea. Nosotros también estamos polarizados, encarnados, atrapados en la parte exterior. Desde el punto de vista esotérico, filosófico, la muerte no existe, existe simplemente una forma de sueño profundo. Cuando dormimos existe un momento de sueño muy profundo donde el cuerpo está absolutamente inmóvil, según ha descubierto la Psiquiatría contemporánea. La moderna nomenclatura lo llama sueño paradójico. Ese sueño es el que nos permite soñar, vivir en otra dimensión, en otro mundo. De alguna manera, todos por la noche morimos y volvemos a resucitar por la mañana. Todo nuestro aspecto orgánico se aminora con el sueño, los latidos del corazón van siendo más lentos, los músculos estriados van aflojándose, etc.
Es lo que necesitamos para volver de nuevo a la actividad, a este gran péndulo que, como el de Foucault, sigue marcando nuestra existencia hacia un lado y hacia otro. Lo importante tal vez no sea el péndulo en sí, sino de dónde pende. No os dejéis engañar por el movimiento del péndulo de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, mirad hacia arriba. A medida que elevéis la mirada vais a ver que se mueve menos y llega un momento en que hay algo fijo, de lo cual pende todo lo que es móvil. Si podéis llegar a entender, observar, sentir eso que está fijo más allá de todo lo que es móvil, entonces seréis realmente filósofos, habréis pasado las puertas de la muerte y de la vida. Quizá no se sea más o menos feliz, pero se sabe algo que normalmente se ignora, se tiene una nueva responsabilidad y se marcha en la vida con más fuerza, con más entereza y con más esperanza e ilusión.
Es lo que necesitamos para volver de nuevo a la actividad, a este gran péndulo que, como el de Foucault, sigue marcando nuestra existencia hacia un lado y hacia otro. Lo importante tal vez no sea el péndulo en sí, sino de dónde pende. No os dejéis engañar por el movimiento del péndulo de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, mirad hacia arriba. A medida que elevéis la mirada vais a ver que se mueve menos y llega un momento en que hay algo fijo, de lo cual pende todo lo que es móvil. Si podéis llegar a entender, observar, sentir eso que está fijo más allá de todo lo que es móvil, entonces seréis realmente filósofos, habréis pasado las puertas de la muerte y de la vida. Quizá no se sea más o menos feliz, pero se sabe algo que normalmente se ignora, se tiene una nueva responsabilidad y se marcha en la vida con más fuerza, con más entereza y con más esperanza e ilusión.
Fragmentos conferencia Prof. Jorge A. Livraga
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