Si bien es un hecho que existe el hado o el destino, es el hombre quien consciente o inconscientemente forja ese destino, es el amo de su propia suerte y obtiene felicidad o miseria, de acuerdo con la Ley de Karma, cosechando en cada vida lo que hubiere sembrado en existencias pasadas. Karma; significa literalmente acción. Cada acción tiene un pasado que conduce hasta ella, lo mismo que un futuro que procederá de ella. Toda acción implica un deseo que la originó y un pensamiento que la modeló, además del “acto” visible. Un deseo estimula un pensamiento, y éste se personifica en una acción, o un pensamiento despierta un deseo que estalla en acción. Toda causa fue anteriormente un efecto, y cada efecto, a su vez, se convierte en una causa. La acción es la forma externa de un pensamiento y un deseo invisibles, y en el propio instante de cumplirse, da nacimiento a un nuevo pensamiento y deseo, formando los tres un círculo perennemente renovado. Los entrelazamientos de tales acciones como causas y efectos, es el karma, que es una sucesión de hechos reconocida en la Naturaleza, una Ley. La Ley de Causación o Ley de Causa y Efecto, es la Ley de una fuerza y de los resultados por ella producidos, en todos los planos. De acuerdo con el uso hecho por el hombre de tales fuerzas, crea buen karma o mal karma, al ayudar o perjudicar a otros. Al no ser una individualidad aislada, cada pensamiento, sentimiento o acción suya, afecta a sus semejantes.
La naturaleza ni suministra ni niega el agua, únicamente establece condiciones para su producción. Nosotros estamos en condiciones para cumplirlas o no, Si necesitamos crear agua, habremos de yuxtaponer ciertos elementos y establecer así las condiciones. Sin estas condiciones no se formará el agua; con estas condiciones inevitablemente se producirá. Somos libres para crear las condiciones, sujetos a los resultados una vez que los hayamos creado. Esta es ley invariable, la invariabilidad de la ley no ata, libera. La naturaleza se conquista con la obediencia. “Lo que un hombre cosecha, eso sembró en el pasado”. Somos lo que somos, debido a nuestros anteriores pensamientos, deseos y acciones, no hay favoritismo en la naturaleza. Cosechamos en esta encarnación lo que sembramos en las pasadas, y lo que estamos sembrando hoy será nuestra futura cosecha, y conforme estemos hilando en la actualidad, así será la “cuerda de nuestro destino” para las vidas futuras. Es el creador y modelador de su futuro, el “arquitecto de su propio destino”
Los tres “hilos de la cuerda del destino” son:
1) El pensamiento crea el carácter
2) El deseo crea las oportunidades y atrae los objetos
3) La acción crea las condiciones del medio ambiente
Para cada uno hay en almacén una gran parte de karma, que deberá ser ejercitado antes de que pueda alcanzar finalmente la liberación. Pero en cuanto un ser comprende el propósito de la vida y tomando seriamente su propia evolución en sus manos, se esfuerza por arrancar de raíz todo mal y desarrollar rápidamente lo bueno que existe en él, a fin de llegar a ser un canal más perfecto para el Amor Divino, los Señores del Karma, reconociendo su ardiente deseo, aumentan la cantidad de mal karma que deba ser liquidado en la vida presente y le ayudan así a desembarazarse prontamente de su antigua deuda. Tal es la causa de que muchas almas santas y buenas sufran tanto al parecer, están haciendo rápidos progresos y saliendo prontamente de sus deudas, a efecto de que sea despejado el camino para su futura labor.
Deberá encontrarse con las almas a las cuales dañó y pagar sus deudas, cancelando así obligaciones kármicas que de otra manera le estorbarían. Karma es el reajuste de la armonía en el universo, armonía rota por una acción egoísta.
El molde etéreo del Ego que está a punto de reencarnar, es guiado hacia el país, la raza, la familia y las circunstancias sociales que le suministrarán el campo más apropiado para ejercitar el Karma que se le señaló para aquella vida particular. Se le coloca en donde pueda llegar a relacionarse con Egos ligados a él en el pasado. Todo ello es el resultado inevitable de causas, atracciones, afinidades, puestas en juego por un Ego durante sus vidas pasadas.
Recogido de "TEOSOFIA EXPLICADA" Autor: P. Pavri
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